Día de la juventud en la emergencia humanitaria compleja, por Jesús Elorza
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Desde hace más de 25 años, Venezuela viene siendo conducida bajo las directrices del proyecto político bautizado como «Socialismo del Siglo XXI», implantado por Hugo Chávez en los primeros años de su gobierno, y continuado por Nicolás Maduro bajo la supervisión y tutela de la dictadura cubana. Con el paso del tiempo, este modelo ideológico-político ha generado un conjunto de profundas distorsiones y desequilibrios. A partir del año 2014, el país desembocó en una «emergencia humanitaria compleja”, es decir, una emergencia que se prolonga en el tiempo y afecta considerablemente a todos los ámbitos de la vida humana.
En el año 2018, la Asamblea Nacional declaró la Emergencia Humanitaria Compleja de la Educación en Venezuela, como consecuencia de la inexistencia del Estado docente, la desvalorización del trabajo pedagógico, el irrespeto a la autonomía de los gremios, la violación de los derechos laborales, la gravísima deserción escolar y la migración de docentes, la casi inexistencia de programas de asistencia al estudiante, el incumplimiento de la obligación de inclusión educativa de los pueblos indígenas, la instrumentación de prácticas de persecución y acoso laboral con trasfondo partidista, la imposición de modificaciones al currículo escolar con sesgo ideológico y la vulneración de la autonomía universitaria en todas sus expresiones.
Asimismo, son también factores que demuestran la crisis del sistema educativo venezolano, la migración a otros países del personal escolar, entre ellos especialistas calificados en los distintos niveles del sector educativo, o la deserción escolar de niños, niñas, adolescentes y jóvenes por la difícil situación que viven en sus hogares. La falta de comida en los hogares venezolanos, el deterioro de los servicios básicos, la imposibilidad de comprar útiles escolares y la necesidad de apoyar económicamente a las familias, fueron algunas de las causas de la inasistencia escolar.
Otro de los efectos de la crisis económica del país, que ha incidido de forma directa en el deterioro del sistema educativo, son los salarios de hambre de los docentes. La pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores del sector educación, los ha obligado a dejar de impartir clases para dedicarse a otras actividades en la economía informal o emigrar del país en búsqueda de mejores condiciones de vida, porque en Venezuela, para agosto de 2024, se requerían 126 salarios mínimos o el equivalente a 500 dólares americanos, para costear la cesta básica alimentaria.
Desde el año 2014, la capacidad del Estado venezolano para atender la demanda de educación de los venezolanos en edad escolar viene cayendo de forma progresiva e ininterrumpida. De acuerdo con los resultados de la última encuesta Encovi, en los últimos diez años la cobertura educativa general para los jóvenes entre 3 y 24 años cayó diez puntos porcentuales, pasando del 73 por ciento al 63 por ciento. Solo en el último año, más de 200 mil alumnos abandonaron el sistema educativo.
Preocupa de manera especial a los investigadores de Encovi la caída de la cobertura escolar en la población de 3 a 5 años. Se estima en más de 1,5 millones el número de alumnos que permanecen fuera del sistema educativo. Esto significa que casi la mitad de los niños entre esas edades está fuera de la educación inicial, lo cual tendrá repercusiones importantes en el desarrollo acumulativo del aprendizaje de esos eventuales alumnos. Esta exclusión educativa afecta en mayor medida y de forma sistemática a los más pobres y vulnerables ya que la oferta pública educativa es limitada y la privada es costosa.
Por su parte, los investigadores de Encovi encuentran que las principales causas de abandono de los estudios de los adolescentes y jóvenes en Venezuela son la poca pertinencia de la oferta educativa y la necesidad de trabajar: 35 por ciento de los adolescentes (12 a 17 años) y 22 por ciento de los jóvenes (18 a 24 años) no consideran importantes los estudios, mientras que 21 por ciento de los jóvenes necesitan trabajar.
Otro de los graves problemas que enfrenta el sistema educativo venezolano es la escasez del personal docente y su cualificación, con un déficit de 57 por ciento de profesionales de la docencia en las especialidades de matemática, física, química, biología, historia, literatura e idiomas.
Distintas organizaciones, de la sociedad civil que, vigilan la emergencia humanitaria en el país, estiman que, en la actualidad, de una población de 28,7 millones de personas en Venezuela, alrededor de 19 millones (66 por ciento) enfrentan necesidades humanitarias, y cerca de 18,7 millones (65 por ciento) han sufrido la pérdida o el agotamiento irreversible de sus medios de subsistencia, cayendo en la pobreza. Esta catástrofe humanitaria que afecta a toda la población del país tiene en niños, niñas y adolescentes sus principales víctimas.
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En esta fecha, 12 de febrero, día de la juventud, resalta aún más, la necesidad de resistir y luchar por la superación de la crisis humanitaria y del régimen autocrático causante de la misma. Nos toca a todos acompañar a nuestros jóvenes en las acciones para transmitir esperanzas, señalar una dirección, mantener la unidad y resistir los violentos embates de un régimen autocrático que se caracteriza por no respetar los derechos humanos, son los retos que hoy, todos tenemos por delante en el compromiso de la lucha por la democracia en Venezuela.
Jesús Elorza es Licenciado en Educación, profesor en la UPEL