Diosdado retruca, por Simón Boccanegra
Como quien no quiere la cosa, dijo Cabello que para inscribir su candidatura Chávez no necesita hacerlo de cuerpo presente sino que hasta por Internet podría hacer conocer que está listo para la partida. En este caso, hasta el más despistado de los venezolanos lee, sin mayor esfuerzo, lo que subyace bajo esas palabras casuales: “Así estará de mal el Presidente que no puede ni asomarse por el CNE, porque en silla de ruedas no va a ir».
La guerra de guerrillas en la corte del rey Hugo no hay día que no nos ofrezca alguna escaramuza. Los sables silban en el aire pero todavía sin tocar carne. Falta poco, sin embargo, para la primera sangre (metafórica, desde luego). Es difícil saber si ya Diosdado descubrió a los autores del afichazo contra él, pero por sus palabras de ayer, luce como si hubiera decidido emprenderla contra el dueño del circo y no contra los payasos y maromeros.
Como si de una información banal se tratara, como quien no quiere la cosa, dijo Diosdado que para inscribir su candidatura Chávez no necesita hacerlo de cuerpo presente sino que hasta por Internet podría hacer conocer que está listo para la partida. En este caso, hasta el más despistado de los venezolanos lee, sin mayor esfuerzo de su mollera, lo que subyace bajo esas palabras casuales: “Así estará de mal el Presidente que no puede ni asomarse por el CNE, porque en silla de ruedas no va a ir”.
Este minicronista, como el 99% de los compatriotas, no sabe cuál es el real estado de salud del Primer Paciente, pero Diosdado seguramente logró que buena parte de los que están pendientes de Chávez súbitamente empiecen a creer que el hombre en verdad está mal; tan mal que no podría dar los pocos pasos de la entrada al CNE.
Este es el problema de los regímenes caudillescos y mesiánicos. El caudillo es todo. En su fuero interno se cree inmortal, jamás se preocupa de esas nimiedades como construir un partido y un liderazgo colectivo. Cuando le ocurre algo, el problema de su sucesión se transforma en un casus belli.
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