Diputados de Cuba eligen hoy al presidente y vicepresidente de la isla

Los 600 diputados de Cuba eligen a las autoridades del Ejecutivo en un proceso donde no se realiza una elección directa con participación del pueblo
En Cuba, los 600 diputados que conforman la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) elegirán este jueves (10.10.2019) al nuevo presidente y vicepresidente de esa nación por los próximos cinco años, reelegibles para un segundo mandato, según la nueva Ley electoral (No. 37) aprobada en julio pasado por el mismo Parlamento.
De acuerdo a un análisis del portal Cubanet.org, tanto los millones de cubanos que forman parte del pueblo, como los propios diputados «que marcarán obedientemente las casillas correspondientes a cada cargo y ‘aspirante’ previamente seleccionado por el verdadero poder, aún ignoran quiénes son los candidatos para dirigir, al menos de palabra, los siempre precarios rumbos de la nación».
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Diputados de Cuba eligen
«Justo es decir que tampoco el tema interesa a casi nadie. La opinión más generalizada entre los cubanos en Cuba es que poco importa quién detente el título de presidente cuando se conoce que los que mandan verdaderamente en el país son los miembros sobrevivientes de la (de) generación histórica y sus más cercanos herederos y colaboradores, responsables directos de todo el desastre generado a lo largo de 60 años», plasma el artículo suscrito por Miriam Celaya.
Añade que cualesquiera sean los designados para tales responsabilidades, «serán títeres sin poder real y sin coraje suficiente para acometer los cambios imprescindibles, empezando por la transformación general de un sistema demostradamente obsoleto».
Asegura que la única certeza derivada de la experiencia de cuatro generaciones que han sobrevivido «a duras penas» las seis décadas de crisis y penurias de revolución cubana, «es que si no se cumplieron hasta el presente las promesas de futuro ninguno de los que pongan va a resolver nada (…) el mal de Cuba no es coyuntural sino sistémico».
Según la autora, la orfandad cívica de todo un pueblo se acusa en el propio lenguaje cotidiano del llamado «cubano de a pie».
«En cualquier sociedad medianamente democrática y en plena etapa electoral a nadie se le ocurriría referirse a ‘el que van a poner’ sino al que voy a votar. Esto, naturalmente, previo conocimiento público de los respectivos programas de gobierno de cada candidato y a qué partido representa».
Añade que en Cuba, por el contrario, el partido único y la dictadura han sido consagrados jurídicamente –que no “legítimamente”- en la nueva Carta Magna.
«Tras 43 años de entrenamiento en el acatamiento social bajo un sistema electoral apenas modificado desde 1976, la recién aprobada Ley 37, en abierto desacato a la voluntad popular que reclamó participación directa en la elección del presidente del país, constituye un verdadero blindaje para evadir fisuras en los filtros oficiales que pudieran permitir eventualmente el ascenso al poder de candidatos no deseados por la elite privilegiada».
Según Celaya, el Proyecto de Ley electoral presentado formalmente en julio a la comisión parlamentaria designada “para su debate y aprobación”, hizo omisión a uno de los reclamos más importantes de los cubanos durante el llamado proceso de consulta popular que precedió a la aprobación unánime de la Constitución ahora vigente: la elección directa.
«No obstante, fue aprobado por unanimidad por el Parlamento, de la misma manera que será aprobada la ‘elección’ del presidente y del vicepresidente en la mañana de este 10 de octubre de 2019, al amparo de una paradójica legislación que fue renovada con el único fin de perpetuar un sistema anclado en el pasado».
Subraya que entre las escasas «pinceladas novedosas” de estas elecciones se resumen en que son las primeras votaciones en las que ninguno de los miembros de la «generación histórica» formará parte de la candidatura, «aunque seguirán detentando el Poder real hasta tanto lo decida la naturaleza».