División, guerra sucia y actitud excluyente facilitaron triunfo del MAS en Bolivia
Los internacionalistas Carmen Beatriz Fernández y Félix Arellano señalan que la falta de unidad en los factores adversos al partido de Evo Morales y la desconexión con grandes sectores de la población allanaron el camino para el regreso del MAS al poder en Bolivia. Advierten sobre las lecciones para la región y para Venezuela
El Movimiento al Socialismo (MAS) ha vuelto al poder en Bolivia un año después del proceso político que llevó a la salida de la presidencia de Evo Morales y su exilio en Argentina, así como al interinato de Jeanine Áñez, a partir de un turbulento período generado por la búsqueda del exmandatario de optar por un nuevo período presidencial a pesar de que la Constitución lo prohibía.
El triunfo del MAS fue contundente en las elecciones generales realizadas el domingo 18 de octubre. El nuevo gobernante, Luis Arce, quien fue ministro de Economía de Morales, contará con mayoría en ambas cámaras del Parlamento, lo que le permitirá avanzar en su programa económico sin mayores dificultades.
Hace un año, sin embargo, muy pocos hubieran apostado por esta nueva realidad. Las manifestaciones contra Morales se multiplicaban y el protagonismo del opositor Carlos Mesa y la emergente figura de Luis Fernando Camacho, auguraban un giro del país hacia la derecha, pero en esta misma situación estaban las semillas que germinarían en la posibilidad del regreso de Morales al país.
Los internacionalistas Carmen Beatriz Fernández y Félix Arellano consideran que la división de las fuerzas adversas a Morales, la guerra sucia y la falta de conexión con grandes sectores de la población son las causas que han hecho que la nación andina avance hacia una nueva etapa, pero dentro del proceso iniciado por el primer presidente indígena de ese país.
División de la oposición fue clave en las elecciones de Bolivia
Para la internacionalista Carmen Beatriz Fernández, los resultados no fueron muy diferentes a lo que se esperaba semanas antes de los comicios, tal vez fueron un poco mejores de lo que los sondeos mostraban, pero estaba dentro de las posibilidades, y esto se debe, en su opinión, a la división de la oposición.
“Tenías un abanico opositor muy variado, con muchos candidatos donde al final se decantaron dos, Carlos Mesa y el señor de Santa Cruz, Luis Camacho, pero Mesa no era un candidato atractivo, no era un hombre que ofreciera cambio positivo; se le asocia con el pasado, y uno no demasiado grato, mientras Lucho Arce se asocia con un pasado floreciente, que representa lo mejor de él”, indicó Fernández.
Resaltó que la gestión de Evo Morales ha sido muy distinta que las de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en cuanto a economía. “Se ha orientado hacia una economía ortodoxa con resultados de crecimiento; llegaron a llamarlo el milagro de Evo. Esas son las luces de Evo, lo malo de él es la tentación autocrática, pero las luces en cuanto a la economía son asociadas a Lucho. Entonces tienes ese escenario donde la gente estaba cansada de Evo, pero el principal partido seguía siendo el MAS, con un candidato opositor (Mesa) no demasiado bueno y con una región de Santa Cruz que no abandonó a su líder fundamental (Camacho)».
Campaña con insultos en Bolivia
El internacionalista Félix Arellano coincide con Fernández en que, entre los errores de los sectores adversos a Evo Morales, el principal es que arrancaron de manera muy dividida, pero, además, con ataques verbales muy pronunciados.
“Hubo tonos muy agresivos en los discursos, y eso es algo que hace muy difícil de recoger después el agua derramada. Hubo insultos muy fuertes, particularmente por parte del líder de la región de Santa Cruz, Luis Camacho, alguien que tuvo un enorme peso en la salida de Evo, pero no termina de comprender que Santa Cruz no es Bolivia”, subrayó Arellano.
A su juicio, la oposición de Bolivia no calibró que el voto rural e indígena pesa más y, al contrario, ha tendido a concentrarse en los centros urbanos.
“Dentro de ese contexto de errores creo que uno de los más grandes tiene que ver con la postura tradicional de Santa Cruz frente al resto de Bolivia. Si se reflejara el sentimiento de la población del Alto, donde está el aeropuerto, creo que sienten un menosprecio por parte de Santa Cruz, que ha sido una región muy próspera, muy insertada al mundo del sur, los países del Mercosur, pero poco vinculada a la montaña, a los pueblos andinos, los sectores rurales”, detalló Arellano.
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Destacó que el candidato Luis Arce, a la postre vencedor, reunía condiciones muy favorables ante la población, pues no se le identifica con cierres de medios de comunicación o violaciones a la libertad de expresión, nunca promovió expropiaciones ni invasiones, y tenía un perfil alto. “Era la cara técnica, prudente del partido. No era el mejor candidato para Evo, quien prefería a quien fue su vicepresidente porque creía que lo podía controlar mejor, pero Arce era un candidato no agresivo, prudente, técnico y esto ayudó a los indecisos a inclinarse por él, que tal vez contrastaron con el discurso agresivo de Camacho y decidieron por una persona que ya había mostrado éxito en su gestión”.
Posibilidad de una nueva ola de la izquierda
El triunfo del partido de Evo Morales puede ser utilizado por otros movimientos de izquierda en América Latina como una muestra de la formación de una nueva ola hacia ese lado del espectro político en la región, algo que podría verse en el referendo constitucional que se realizará próximamente en Chile. De hecho, gobiernos como el de Nicolás Maduro ya han celebrado la victoria y felicitado a Arce y al propio Morales; no obstante, las diferencias del nuevo presidente con el anterior mandatario incorporan matices a esta apreciación.
“Se ven las cosas muy complicadas. Podríamos estar viendo una nueva oleada de izquierda, porque vemos que la pandemia está dejando en Latinoamérica un territorio arrasado, la pandemia se ha afincado contra Latinoamérica más que con otras regiones del mundo y la pérdida de empleos es de mayor volumen que en otros continentes, así que la situación es muy complicada y efectivamente podríamos estar viendo una nueva oleada o una amenaza populista clara”, advirtió Carmen Beatriz Fernández.
Resaltó que en la región existen muchas demandas insatisfechas que sí pueden avivar esta mirada hacia los populismos, y un ejemplo lo puede representar Chile.
“Lo que está pasando en Chile es muy preocupante, estas protestas tan fieras en vísperas de un referendo constitucional, hace muy complicada la situación en lo económico y lo político”, explicó.
Señales positivas para América Latina
Félix Arellano, por su parte, observa diferencias entre lo que representó Morales y lo que parece presentarse para Bolivia con Luis Arce. “El primer desafío de Arce es mostrar si va a ser marioneta de Evo, y yo creo que no. Hay que tener en cuenta que si Evo hubiera impuesto un plan económico hubiera sido el de Cuba y Venezuela, y en cambio Arce impulsó un esquema más cercano a Uruguay y Paraguay que al castrismo, eso da una señal de personalidad”, apuntó.
Destacó que Arce encuentra un país muy polarizado, pero con una oposición que sigue siendo muy urbana y un poco excluyente.
Por todo ello, considera que las señales para América Latina son positivas. “Arce ha dicho que Evo es bienvenido pero que no será gobierno. Su posición debe estar cayendo bien en Brasil, Paraguay y Uruguay; son señales de que va a haber autonomía y no será una marioneta del castrismo, como lo es Díaz Canel”.
En este sentido, dice que no cree que haya una nueva ola de izquierdismo en el continente. “No metería en un mismo paquete al Frente Amplio (Uruguay), con Cuba, Nicaragua y Venezuela; siento que con Arce podría haber una socialdemocracia y no un izquierdismo cubano venezolano”.
Lección para Venezuela
El triunfo de Luis Arce deja lecciones para Venezuela, tanto para la oposición como para el gobierno de Nicolás Maduro; quedará en la dirigencia política atender a las mismas.
“En una lectura muy rápida la lección que deja es la necesidad de la unidad, pero si sumas eso no da para vencer a Lucho, así que la lección es otra, que no basta la unidad; es importante, pero lo más importante es que tengas un mensaje político que conecte con las demandas y necesidades de la mayoría. La mayoría es muy importante, pero no puedes tener una unidad y olvidarte del contenido, que no es un fin en sí mismo, sino un instrumento para alcanzar el poder, y esto debe ser siempre para alcanzar algo”, indicó Carmen Beatriz Fernández.
Para Fernández los dirigentes deben hacer ver que se quiere el poder para resolver los problemas y ejecutar un sueño y deben invitar al electorado a soñar con ellos.
A su vez, Félix Arellano resaltó que el gobierno de Nicolás Maduro va a tratar de capitalizarlo como un triunfo de Evo y el MAS, que destacará que hubo un golpe contra Morales y que él es quien es popular, pero que luego de transcurridos unos meses podrá pasar como Argentina, donde se ven las diferencias entre el presidente Alberto Fernández con el kirchnerismo.
“Para la oposición hay una lección tremenda, las divisiones solo generan derrotas y el triunfo del autoritarismo. La soberbia de Santa Cruz la tienen muchos dirigentes venezolanos, así como la desconexión con los sectores más vulnerables”, puntualizó Arellano.