Donald Trump y el destino manifiesto, por Ángel Monagas
El problema de Donald Trump con China es de vieja data. Ha sido uno de los temas más debatidos políticamente en los últimos años. De hecho, Trump ha calificado a esta nación y lo que ella representa, como la mayor amenaza económica y estratégica para el futuro de los Estados Unidos. Por ello, durante su primer mandato hubo tanta confrontación entre ambos «imperios».
En esas acciones para corregir desequilibrios y proteger los intereses de los Estados Unidos, se generaron tensiones globales que pusieron de manifiesto la complejidad de estas relaciones «bilaterales».
Uno de los ejes principales de la política de Trump hacia o contra la China, fue la Guerra Comercial.
En el 2018 impuso aranceles a bienes importados desde China por cientos de millones de dólares alegando prácticas comerciales desleales y robo de propiedad intelectual por parte de Beijing.China respondió con medidas similares, lo que escaló la disputa y afectó la economía de ambos países.
Si bien algunos sectores dentro de los Estados Unidos apoyaron estas posturas alegando su necesidad para nivelar el campo de juego, también hubo críticas muy fuertes por el impacto negativo para consumidores y productores en la tierra del Tío Sam.
En el ámbito tecnológico Trump también apuntó contra empresas chinas como Huawei y TikTok alegando problemas con la seguridad nacional.
De hecho contra TikTok la polémica se mantiene y hay un conjunto de acciones por aplicar o cambiarse con respecto a esta aplicación como red. Desconocemos si la relación del presidente electo con Alan Musk ha orientado o fortalecido sus planteamientos, sin negar que es muy probable que ante su aliado, socio o colaborador, tenga un marco referencial de mucha mayor profundidad.
Hubo intentos de Trump en su mandato anterior para impedir el acceso de Tik Tok al mercado estadounidense acusándolas de recopilar datos para el gobierno chino.
Con los años ha aumentado la desconfianza hacía el liderazgo tecnológico de China y su capacidad para debatir con la tecnología de Silicon Valley. Varios incidentes han profundizado esta situación, recordemos los escándalos de los globos, de los drones, por mencionar dos.
Las contradicciones
No obstante, las posturas del presidente electo Trump sorprenden y lo presentan con múltiples señales que confunden.
Mientras endurecía el discurso contra China, también buscó mantener relaciones personales con el presidente Xi Jinping. En repetidas ocasiones alabó su liderazgo y, según informes que abundan en la prensa digital, intentó negociar acuerdos que beneficiaran su propia reelección.
Esto generó dudas sobre la consistencia y las verdaderas motivaciones detrás de su enfoque.
Más allá de su mandato el legado de Trump con relación a China, sigue siendo una cuestión polarizante.
Por un lado planteó preocupaciones legítimas sobre la influencia de Beijing y los desequilibrios en el comercio global y al mismo tiempo, en otro escenario, sus tácticas unilaterales y confrontativas a menudo carecieron de una visión a largo plazo y dejaron a aliados internacionales en una posición incierta.
Conclusión
El problema de Donald Trump con China, es un reflejo de tensiones más amplias entre dos potencias que compiten por la influencia global. Por el poder auténtico que es el uso y comercio de la tecnología.
Trump en términos positivos despertó un debate que debe ser vigente sobre la relación entre China y Estados Unidos, también se ha expuesto el desafío de abordar esta situación de manera efectiva y equilibrada, en un mundo interconectado.
La pregunta sería: ¿Si su futura administración podrá construir un enfoque más coherente y estratégico frente a esta compleja dinámica bilateral?
Caso Panamá y otras naciones
Trump en su red Truth Social, en un mensaje navideño ha señalado, haciendo uso del sarcasmo poco entendido que los «maravillosos soldados de China» que están «operando ilegalmente el Canal de Panamá» y al primer ministro canadiense Justin Trudeau.
«Feliz Navidad a todos, incluidos los maravillosos soldados de China, que operan amorosa pero ilegalmente el Canal de Panamá (donde perdimos 38.000 personas en su construcción hace 110 años), siempre asegurándose de que Estados Unidos ponga miles de millones de dólares en dinero para ‘reparaciones’, pero no tendrán absolutamente nada que decir sobre ‘nada».
Trump continuó diciendo: «También al gobernador Justin Trudeau de Canadá, cuyos impuestos a los ciudadanos son demasiado altos, pero si Canadá se convirtiera en nuestro estado número 51, sus impuestos se reducirían en más del 60%, sus empresas duplicarían inmediatamente su tamaño y estarían protegidas militarmente como ningún otro país en cualquier parte del mundo. Del mismo modo, al pueblo de Groenlandia, que es necesario para los Estados Unidos por razones de seguridad nacional y que quiere que Estados Unidos esté allí, y lo estaremos».
Trump amenazó previamente, a juicio de muchos analistas internacionales, con recuperar el Canal de Panamá si Panamá continúa «estafando» a Estados Unidos con tarifas de tránsito «exorbitantes».
Trump también ha criticado anteriormente a Trudeau y se ha referido a él como «Gobernador Justin Trudeau» en varias ocasiones.
Durante una reunión en Mar-a-Lago, en Florida, entre Trump y Trudeau, el primero habría bromeado diciendo que si a Trudeau no le gustaba la idea de enfrentar un arancel del 25 por ciento sobre los productos de Canadá y México, Canadá podría convertirse en el estado número 51, con Trudeau como gobernador para evitar el arancel.
A mi juicio, históricamente Donald Trump es más sincero sobre la naturaleza política de Estados Unidos. Aquí sigue vigente una doctrina sobre la cual Estados Unidos cimentó su política expansionista por Norteamérica durante el siglo XIX.
El Destino Manifiesto (Manifest Destiny) es un concepto histórico y filosófico que surgió en durante el siglo XIX.
En resumen, se refiere a la creencia de que los norteamericanos tenían un destino divino o providencial para expandirse territorialmente y establecerse como una potencia mundial.
Trump a diferencia de otros líderes estadounidenses, es preciso cuando define esa batalla para detener a China. No es exclusivo por el canal de Panamá, observen el puerto construido en Perú y otro megaproyecto ya en vigencia.
Es una lucha que no puede esperar.
Este concepto se basaba en varias ideas clave:
- Destino divino: La creencia de que Dios o la providencia había designado a los Estados Unidos para cumplir una misión especial en el mundo.
- Expansionismo: La idea de que los Estados Unidos debían expandirse territorialmente para cumplir con su destino manifiesto.
- Excepcionalismo americano: La creencia de que los Estados Unidos eran una nación única y excepcional, con una misión especial para promover la democracia, la libertad y el progreso.
El Destino Manifiesto se utilizó para justificar la expansión territorial de los Estados Unidos, incluyendo:
– La compra de Louisiana (1803)
– La anexión de Texas (1845)
– La guerra con México (1846-1848)
– La colonización del Oeste (siglo XIX)
Aunque el Destino Manifiesto ha sido objeto de críticas y controversias, especialmente en relación con la trata de esclavos y la violencia contra los pueblos indígenas, sigue siendo un concepto importante en la historia y la identidad de los Estados Unidos.
Trump sencillamente muestra una realidad que hipócritamente los líderes del partido demócrata quieren ocultar.
El problema no es Panamá o Canadá, el problema es que Trump está consciente que debe detenerse a China si está cultura, si esta forma de vida quiere prevalecer.
No será fácil.
Por ejemplo, el costo de la mano de obra china conspira en contra. Para ellos es un honor trabajar, para nosotros en el mundo occidental no es lo mismo. La izquierda señala que el trabajo aliena y para la derecha es un componente de negociación, válido para lograr el desarrollo.
*Lea también: En el medio, por Fernando Rodríguez
Y lo peor, antes de escuchar los repetidos discursos de la izquierda latinoamericana, incluidos algunos artistas como Rubén Blades:
Si en Venezuela, Nicaragua, Cuba, Panamá, entre otras naciones, se realizará un referendo, legal y sin interferencias de sus gobiernos, para hacer esta pregunta:
¿Está o no de acuerdo en formar parte del territorio de Estados Unidos y su gobierno?
¿Cuál creen ustedes que sería la respuesta, ante el desastre de los falsos demócratas que gobiernan estos países?
Se me acabó el papel…
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Feliz Año Nuevo 2025
Ángel Monagas es abogado y comunicador.