¿Dónde están estos bichitos?, por Adalberto Farías Estrada
En el Estado Falcón, y precisamente en la Sierra, se le dice «bichito» a los hombres que son pequeños de estatura, o quizás a alguien que ha cometido algún delito o falta. Es por ello que me pregunto qué será de la vida de estos personajes que han estado envueltos en líos con la sociedad venezolana.
Vinicio Carrera fue ministro de Comunicación en la «cuarta república», luego llegó con grandes titulares a los medios de comunicación. Haciendo honor a su apellido emprendió desenfrenada carrera y huyó del país por haberse apropiado de alforjas de dólares de manera indebida.
Un profesor de apellido Alvaray, llamado en los círculos caraqueños como «don Luis», mano derecha del presidente Hugo Chávez Frías, pero la tentación macabra y perversa del dinero lo llevó a apoderarse del dinero ajeno de los venezolanos.
Arné Chacón Escamillo, hermano del exministro de Energía Eléctrica Jesse Chacón Escamillo, cayó con las manos en la masa en actos de corrupción que estremecieron los cimientos del hipismo con gran centimetraje.
Se ocuparon de ese ambiente mediante una peculiar literatura con sabor a heno, con olor a cuero bien curtido y a perfumes de élite social, por poseer costosos purasangre de carreras. Sus tentáculos abarcaron los seguros y bancos de país. El ministro Chacón lloró ante las cámaras de televisión por la conducta de su hermano; inclusive renunció al cargo, de tantos que ha recibido. Todo ello fue una cortina de humo ante la opinión pública. Como diría Oscar Yánez, así son las cosas.
Lea también: El Corruptómetro registra 316 casos de desfalco al patrimonio público venezolano
Antonini Wilson era el viajero exclusivo de Pdvsa. Este no viajaba en chirrincheras, puro confort cuando llevaba las maletas repletas de verdes de alta denominación para negocios turbios y descontrolados, mientras que en mi bella Venezuela niños mueren como en Etiopía y Bíafra, por inanición. En esos viajes también participaba el pillo que andan buscando, llamado Rafael Ramírez expresidente de Pdvsa. Pero Nicolás Maduro y Diosdado Cabello no sabían que Ramírez estaba saqueando la empresa petrolera.
Walid Makled, este personaje se movía en campos minados y salía airoso por mundología y añagaza de los negocios turbios. Francisco Illarramendi se llevó 600 millones de dólares que eran los ahorros de los jubilados de Pdvsa, dijo como decía Diomedez Díaz en un tema, me voy, me voy como hace el cóndor herido. Hoy los jubilados tuviesen 6.000 millones de los verdes, pero este pillo come salmones de los ríos de Noruega, langostinos del Mediterráneo y los jubilados bolsas del CLAP, la paradoja del pillaje elitesco.
El exyerno de Hugo Chávez, el Coco Sosa, salió en todos los titulares de la prensa y en televisión que se había apoderado de ocho millones de dólares y la condena fue casa por cárcel y devolver el 60% de lo robado. Así me meto yo a ladrón, preso en mi casa, tomando Bernabeu, bellas modelos y orquestas todas las semanas.
La ley existe en este país, pero la justicia se fue por la selva del Darién, porque en la tierra de Bolívar solamente vamos a quedar los viejos y los mochos. No se castiga al que comete falta sino a los inocentes y a aquellos que se roban un plátano por el hambre y el desempleo.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo