Ducha escocesa, por Simón Boccanegra

A nuestro director, que se pregunta en sus editoriales por qué si algunos números de la economía van bien una buena porción de la gente está tan despalomada, le pido que se fije en el estilo de gobierno que este minicronista denomina de «ducha escocesa» -ustedes saben, esa que alterna chorros de agua caliente y fría. Con el estilo «ducha escocesa» es muy difícil que uno pueda tener claro para dónde es que estamos yendo. Por ejemplo, mi amiga Luisa Romero declara un día que van a restringir ciertas importaciones, dos semanas después dice que no, que ella nunca dijo eso y tres días después de este último pase mediático afirma que sí se van a recortar algunas importaciones. ¡Carajo! ¿Cómo se puede gobernar así? Veamos otro caso. Desde mediados de 1999 se anunció la privatización de las empresas eléctricas y a comienzos de este año se informó de las empresas que se habían inscrito para participar pero hace poco, sin mayores explicaciones, nos vinieron con la historia de que no habrá tal privatización. Ahí tiene el director parte de la respuesta al enigma que lo inquieta: ducha escocesa.