Dudas, por Fernando Rodríguez
Autor: Fernando Rodríguez
1.- Decía Descartes, más o menos, que utilizó la duda como método para llegar al conocimiento cabal del mundo, que ésta consistía en retener nuestro juicio a propósito de afirmaciones sobre las cuales no tuviésemos suficientes claridad para considerarlas verdaderas.
Llamaba circunspección (espíritu científico, buena fe, seriedad periodística agrego…) a esa retención de nuestro juicio hasta que aparecieran las razones que hicieran evidentes las proposiciones en cuestión; y precipitación (ligereza, mala fe, piratería, mal periodismo vuelvo a agregar…) a aquellos que afirmaban proposiciones sin ningún o escasos indicios de verdad. Descartes era demasiado exigente para decretar que algo era verdadero. Pero tomado así, en abstracto, es un estupendo consejo simple para que vivamos más dignamente y el mundo sea más confortable y noble.
2.- Los que nos autotitulamos analistas políticos, sin que nadie nos lo haya pedido y sin que sea muy visible la utilidad del oficio, andamos hoy en Venezuela llenos de dudas, no sé si más o menos que los ciudadanos ajenos al incómodo menester de andar tratando de ver lo que otros supuestamente no ven. Pero si un caballero tan ilustre no escondía sus acuciantes dudas, más bien debemos considerarlas muchas veces inevitables , en todo caso más adecuadas que andar repitiendo leyendas urbanas o inventando disparates. Y más ético en estos tiempos turbios que hasta han sido denominados de la posverdad.
3.- En meses pasados, después del fin de las marchas y los jóvenes asesinados o el aborto de la coetánea y siniestra Constituyente, la gente ha dejado de hablar de política, cosa que hicimos hasta el hartazgo durante más de tres lustros, ¿recuerdan? Hasta tal punto era el único tema que en ciertas ocasiones alguien muy osado, viendo probablemente que los ánimos se encrespaban y el cumpleaños del pana se iba a dañar, solía decir: ¿y no sería posible hablar de otro tema?, ¿no vieron la película del Oscar?
4.- Ahora es peor, prácticamente nadie dice proposiciones muy categóricas, a no ser sobre precios inverosímiles y criminales. Acaso algún tajante y lapidario : ¡esta vaina se jodió¡. O, más ecléctica y cartesianamente: ya veremos. O muy escépticamente, esto no lo entiende nadie. O sea que la duda ha hecho lo suyo, al lado del pesimismo que hace que la gente se vaya por montones o se encierre en su casa o en su espíritu. Nos estamos convirtiendo en una comarca de solitarios silenciosos. Por ejemplo, esta es la campaña para una elección presidencial menos ruidosa de la historia nacional. Y digo elección para hacerme entender, esto no es sino un chiquero institucional.
5.- Pero volvamos a los que tenemos el compromiso de opinar, de decir a juro, algo coherente cada cierto tiempo. Es terrible. Porque la duda no vende mucho y algunos nos negamos a andar diciendo lo que no es, así por llenar espacios y recibir uno que otro saludo, cada vez menos en situaciones tan difíciles, más propicios a la pita: tú no escribiste que el diálogo era una suerte de capitulación del régimen o que el gobierno no resistía un mes el ahogo económico…
6.- Lo peor es que la gente quiere saber en el fondo una sola cosa: ¿Cómo salimos de esta vaina?. Anjá ¿y usted que contesta? Lo ético es que uno diga pues dudo, no sé. Pero eso es más o menos lo que todos andamos diciendo: veremos. Uno subraya esto y el otro lo otro, pero sin mucha pasión que digamos.
7.- Y mira que uno se pregunta cosas y se las pregunta a los que supone más informados y nada. Por ejemplo, ¿por qué este silencio del liderazgo, de Ramos o Capriles por decir dos de los de arriba?, ¿O que es ese oscurísimo rollo de Leocenis García que a primera vista parece una monstruosidad y que la MUD no ha contestado, hasta hoy domingo? ¿Terminará alguna vez la vuelta al mundo en sopotocientos días de Borges y otros? , ¿Irá a hacer alguna marcha o concentración el Frente Amplio?, ¿Y qué de esos golpes, falsos o verdaderos?, ¿Qué es lo que de verdad dicen las encuestas, en definitiva? Y así sucesivamente. Total que vender dudas es oficio difícil, pero qué se hace, la politología y afines definitivamente no es matemáticas o física.