González: Vivo lo que miles de compatriotas, tengo un familiar secuestrado por el Estado

La persecución de la administración de Maduro sobre su familia, mediante la detención de su yerno, no es solo su historia, dijo Edmundo González Urrutia. «Es la historia de muchas familias venezolanas que viven en un estado de constante incertidumbre, amenazadas y perseguidas», puntualizó en un artículo en El País. Sostuvo que la lucha que lleva junto a María Corina Machado, por la libertad y el cambio político en Venezuela, se realiza un contexto de graves violaciones de los DDHH
En un artículo publicado en El País, Edmundo González Urrutia se refirió a la situación de los derechos humanos en el país y a la persecución de la administración de Nicolás Maduro contra la disidencia.
“Soy el presidente electo por más de 7,5 millones de venezolanos y reconozco en cada voto la voluntad de cambio de mi país. Pero hoy también soy un venezolano más. Vivo lo que miles de compatriotas han sufrido: tengo un familiar secuestrado por el Estado”, indicó González en el texto publicado este viernes 7 de marzo, bajo el título de «El precio de oponerse a Maduro».
En ese sentido, se refirió a Rafael Tudares Bracho detenido por los organismos de seguridad el 7 de enero de este año.
«Rafael Tudares Bracho, quizás ese nombre les parezca ajeno, es normal. Rafael es mi yerno, el esposo de mi hija Mariana, el padre de mis dos nietos de 7 y 8 años. Todos en mi familia éramos muy poco conocidos hasta hace unos 10 meses, cuando acepté la candidatura para las elecciones del 28 de julio. Hoy Rafael es un rehén del régimen».
Expresó también: «A Rafael lo mantienen en desaparición forzada solo por ser mi yerno, a pesar de que la Constitución venezolana establece que la responsabilidad penal de una persona no puede extenderse a sus familiares. No se puede tomar a un familiar como rehén. Sin embargo, créanme, nuestros seres queridos son rehenes, fichas de cambio, piezas de negociación. Rafael, Jesús, Dignora, Rocío, William, Enrique, Américo, Freddy, Perkins, Magaly, Claudia, Pedro y muchos más, incluyendo militares, hoy están en cautiverio a manos del Estado venezolano, esperando el momento de ser intercambiados».
González Urrutia sostuvo que la situación de su familia es la misma historia de miles de hombres y mujeres en Venezuela. En el artículo narró que pese a los esfuerzos por localizar a su yerno, mediante recorridos por centros de detención y solicitudes formales de información a las autoridades, «el Estado mantiene su paradero en secreto, negándole incluso el derecho a una llamada telefónica».
El también diplomático de carrera señaló que su una hija, al igual que tantos venezolanos víctimas de la represión política, deambula por los centros de reclusión en busca de su esposo. «Tengo nietos que vivieron el terror de ver cómo hombres armados y encapuchados se llevaban a su padre, dejándolos en plena calle. Esos mismos hombres, ahora apostados diariamente en la esquina de su casa con las mismas armas y capuchas», indicó.
Sostuvo que no se trata de su historia, sino de la de muchas familias venezolanas «que viven en un estado de constante incertidumbre, amenazadas y perseguidas. Familias que, como la mía, reciben presiones y advertencias para guardar silencio, para no denunciar, para no resultar incómodas».
Refirió también que su familia ha conocido de «fuentes informales» que su yerno fue presentado ante un juez en un procedimiento viciado desde el inicio. «En ese juicio clandestino se le imputaron cargos de traición a la patria, conspiración con gobiernos extranjeros y asociación para delinquir, los mismos delitos que me imputan a mí. Su defensa quedó en manos de un abogado público impuesto por el Estado, una práctica común en los detenidos en el contexto poselectoral», aseveró.
En su artículo advirtió que la persecución de Maduro a la disidencia ha recrudecido desde las elecciones primarias de 2023. «La represión estatal contra opositores, líderes políticos y sus familiares se ha intensificado, como lo han documentado ONG nacionales e internacionales, la oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, la Misión de Determinación de los Hechos sobre Venezuela y los Grupos de Trabajo de la ONU sobre tortura, desaparición forzada y detenciones arbitrarias», señaló.
Describió el patrón desplegado para el asedio: detenciones arbitrarias, funcionarios encapuchados, desapariciones forzadas, incomunicación, aislamiento, negación del derecho a un abogado privado, juicios clandestinos sin conocimiento de la familia, negación del debido proceso, falta de acceso a la salud y total incomunicación con el exterior. «Esto no es otra cosa que un secuestro, y así lo he expuesto ante las autoridades de la comunidad internacional con las que me he reunido».
Asimismo, Edmundo González Urrutia denunció que desde que aceptó su postulación como candidarto presidencial, tras la inhabilitación de María Corina Machado, ha sido víctima de hostigamiento, persecución y amenazas, «incluyendo el riesgo de ser privado arbitrariamente de mi libertad. Esto es lo que sucede en Venezuela cuando te pones del lado del pueblo, cuando comprendes el deseo de cambio que movilizó a casi ocho millones de venezolanos a votar por un futuro mejor. Es el riesgo que corre cada ciudadano que se opone al autoritarismo, a la pérdida de derechos y libertades, y que anhela una vida digna. ¿Es eso un delito? No lo es».
Recordó que la lucha que libra junto a la líder opositora, María Corina Machado, por la libertad y el cambio político en Venezuela un contexto de graves violaciones de los derechos humanos. «Hemos enfrentado ataques sistemáticos contra la población civil, prácticas que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha calificado como “terrorismo de Estado”, evidenciando la magnitud y sistematicidad de estos crímenes», puntualizó.
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