Educación es igual a progreso, por Juan D. Villa Romero
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El pasado 18 de agosto fui despojado de mis pertenencias por dos funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana en la salida de la estación Miranda del Metro de Caracas, en la que gracias a la intervención inmediata de Polichacao, fueron aprehendidos ambos. Lo que por un lado deja claro que no se puede generalizar, y que por agentes como estos, no pueden ser etiquetadas las instituciones con calificativos negativos –que son hechos aislados que ocurren en todos los cuerpos e instituciones– en la que algunos se aprovechan de su posición para abusar.
Por otro lado, debo acotar que no hay empleado público en toda nuestra Venezuela que pueda estar conforme con su sueldo –situación que no justifica que algunos opten por delinquir– razón por la cual, es fundamental la formación de estos, porque no es la ciudadanía responsable de los malos salarios que perciben, pero si son los ciudadanos quienes sufren esas consecuencias.
Decía Nelson Mandela: “La educación es un arma poderosa que puedes usar para cambiar el mundo», y no le faltaba razón, porque sólo los pueblos cultos conocen su pasado, viven con plenitud el presente y están mejor preparados para aguardar las zozobras del futuro.
Es causa del desarrollo económico de un país, no es consecuencia del mismo. En efecto, la historia nos muestra de manera inequívoca, que los países económicamente avanzados de hoy, accedieron al progreso industrial y al desarrollo sobre la base de un elevado nivel de cultura y educación ciudadana.
Japón es ejemplo de que la educación es lo que nos puede encaminar hacia el desarrollo económico. Porque contar con petróleo, gas y otros recursos “sin una administración eficiente”, es igual a no tener nada.
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Una formación ética, responsable y apropiada es parte esencial de nuestro crecimiento personal e influye directamente en las relaciones personales y en el éxito que alcanzaremos tanto en el ámbito laboral como en el social. Cada vez que enriquecemos nuestro cerebro proporcionándole información nueva y valiosa, mejoramos nuestra capacidad crítica, para pensar, razonar, recapacitar, observar, estudiar, analizar, procesar y resolver.
Por ejemplo, un policía o guardia nacional, no puede dedicarse a perseguir, extorsionar o robar a empresarios, productores agropecuarios o ciudadanos comunes. La ética profesional de un funcionario público forma parte de la educación y los valores.
Por eso estoy convencido que el bien, la educación, la honestidad y los valores son el camino para salvar a nuestra Venezuela. ¡Que Dios nos bendiga!
Juan Villa Romero es político. Secretario Juvenil de Unidad Visión Venezuela.
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