El avión, me quitaron el avión, por Reinaldo J. Aguilera R.
X: @raguilera68
No es nada extraño para muchos de nuestra generación, el nombre del presente artículo, pues se vincula muy estrechamente con la famosa serie en la que esperábamos con ansias observar el paso del hidroavión y así escuchar esa voz inconfundible de Herve Villechaize, actor que interpretaba a Tatu, anunciando la llegada de los visitantes con su frase «¡El avión jefe, el avión!» mientras repiqueteaba una campana; de ese modo empezaba «La Isla de la Fantasía» de televisión transmitida a finales de los años setenta por la cadena norteamericana ABC.
Pero como muchos ya se imaginarán, aquí de lo que se trata es de lo que le sucedió a Nicolás, pues prácticamente quedó como el de la serie, solo hablando del avión ya que no lo podrá utilizar más.
El caso es que el 2 de septiembre, Estados Unidos incautó el avión que utilizaba Nicolás Maduro, tras determinar que su adquisición violaba las sanciones estadounidenses y las leyes de control de exportaciones, según ha informado el Departamento de Justicia.
El avión que se encontraba en República Dominicana, donde se ha efectuado la confiscación, fue trasladado a la Florida y está en el Aeropuerto Ejecutivo de Fort Lauderdale, mientras prosiguen las investigaciones.
Vale la pena recordar, que todo es producto de lo dispuesto en agosto de 2019, cuando Donald Trump, siendo presidente, emitió un decreto que prohíbe a las personas estadounidenses participar en transacciones con personas que hayan actuado o pretendido actuar directa o indirectamente para, o en nombre de, el Gobierno de Venezuela, y de este modo proteger los intereses de seguridad nacional y política exterior de Estados Unidos, el Departamento de Comercio también ha impuesto controles a la exportación de artículos destinados, total o parcialmente, a un usuario final militar o de inteligencia militar venezolano, así las cosas pues.
Lo grave del asunto es que según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el avión un Dessault Falcon 900EX, se compró en territorio norteamericano, a un costo de 13 millones de dólares, por medio de una empresa fantasma, para luego sacarlo como contrabando, de tal manera que según fuentes de la Casa Blanca, la administración Biden está tratando de ejercer más presión sobre Maduro debido a sus intentos de socavar los resultados de las recientes elecciones presidenciales en Venezuela.
A tal efecto, un alto funcionario del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca emitió un comunicado que abordaba la cuestionable declaración de victoria de Maduro en las elecciones, en dicho comunicado explico lo siguiente:
«La semana pasada, uno de los propios rectores del Consejo Nacional Electoral de Venezuela constató aún más que Maduro no ha dado ninguna prueba de que haya ganado esta elección», señalaba el comunicado de la Casa Blanca. «Estados Unidos, en coordinación con nuestros socios, está trabajando para asegurar que la voluntad del pueblo venezolano, expresada a través de las elecciones del 28 de julio, sea respetada».
Pareciera difícil de creer, pero a estas alturas de la tragedia que vive nuestro país, resulta más que imposible no darse cuenta de que ellos, me refiero al Chavismo/Madurismo, han perfeccionado el denominado arte del engaño, todo lo que es cierto lo transforman en falso y viceversa, los que viven en este momento de las mieles del poder, no están dispuestos a dejarlo fácilmente y harán todo lo que sea necesario para evitarlo, incluso dirán que el gobierno norteamericano les robo el avión, de eso no tengan dudas.
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Muchos seguramente recuerdan de la historia reciente, el caso de los tres aviones utilizados por el chavismo al estilo Air Force One: el más antiguo de esta era un Boeing 737, bautizado por Hugo Chávez como «el Camastrón»; luego un Airbus A319CJ que lo sustituyó a petición del fallecido mandatario y después un Embraer ERJ-190.
Para finalizar por ahora, vale la pena destacar que a raíz de lo que está sucediendo, las tres aeronaves que pueden fungir de avión presidencial, están y de hecho ya han sido rotuladas o camuflageadas, como aeronaves de la aerolínea estatal Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos (Conviasa); para ocultar o tratar al menos su verdadero origen e identidad.
Mientras escribimos, muchas cosas se siguen moviendo en el ámbito político de nuestra Venezuela, más temprano que tarde se les acabara la guachafita a quienes mantienen a un hermoso y próspero país secuestrado, con millones de personas dentro y a otros incluso fuera, tengan la seguridad de que sucederá, así de simple y sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R. es Abogado. Master en Gobernabilidad.
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