Ausentismo laboral se ha potenciado gracias al colapso de los servicios públicos
El gran ausentismo que se evidencia en la administración pública no solo se debe a la falta de luz, agua y transporte sino también por los salarios “de hambre” que perciben, que no alcanzan ni para pagar los pasajes diarios han provo
Aunque sin luz ni agua, Reinaldo Loyo se despertó a las 4:45 am para ir a trabajar el 1° de abril. Por la crisis eléctrica, el gobierno de Nicolás Maduro estableció una jornada laboral diaria especial hasta las 2:00 pm en instituciones públicas y privadas, esto «mientras estabilizamos el servicio en todo el país».
Luego de esperar por seguridad que el cielo aclarara, salió a las 6:00 am de su casa en El Junquito. Minutos después, Loyo llegó a la parada de las camionetas que cubren la ruta Las Brisas-Chacaíto, donde había una larguísima cola de pasajeros que esperaban por abordar las escasas unidades de transporte que estaban trabajando.
Desde Chacaíto hasta la zona industrial de Palo Verde, donde está ubicada la empresa manufacturera en la que trabaja, consiguió que su hermano lo llevara en su vehículo, pues ninguna de las líneas del Metro de Caracas prestaron servicio comercial ese lunes 1° de abril.
Loyo llegó a su puesto de trabajo a las 8:40 am, casi tres horas después de haber salido de su hogar y prácticamente una hora y media tarde. A las 7:30 am tienen que llegar los trabajadores de esa industria.
“A mí me gusta trabajar y me encanta lo que hago, pero no hay ni las condiciones mínimas para trabajar”, dijo el empleado, a quien, como a millones de venezolanos le afectan la falta de transporte público, los bajos salarios que ni siquiera alcanzan para pagar pasajes, el pésimo estado de los sistemas de transporte subterráneo y ferroviario, y las fallas en los servicios públicos, recrudecidas en marzo por el colapso eléctrico
“Por la casa el agua nunca llega, y cuando hay es tan poquita que no da chance de llenar los tanques. Nosotros tenemos más de un mes sin el servicio, desde antes del apagón del 7 de marzo. Esta situación no se aguanta, no se puede seguir viviendo así. Necesitamos un cambio político, que estemos bien, como antes, cuando comprábamos con nuestros ingresos lo que queríamos en los supermercados. Con el sueldo de ahorita uno no compra nada. Yo tengo tres chamos y no es nada fácil mantenerlos”, añadió.
Para el venezolano es muy importante ir al trabajo y disfrutar de los beneficios laborales que ofrecen empresas, como el ticket de alimentación, los comedores o el bonos de producción y de asistencia perfecta. Sin embargo, representa “una verdadera calamidad” llegar a los puestos de trabajo, afirmó Maryolga Girán, presidente de la Comisión de Asuntos Laborales de Conindustria.
“Tienen que levantarse más temprano para agarrar transporte, pero también tienen que esperar a que aclare porque la oscuridad es más que aterradora por los altos niveles de violencia e inseguridad. Además, muchas veces salen de sus casas sin bañarse porque no hay agua, e incluso en algunas ocasiones no les queda otra que asistir con la ropa sucia. También puede pasar que cuando llegan al trabajo, en la empresa tampoco hay luz ni agua, lo que se traduce como una gran frustración porque siente que perdió el día”, dijo.
Para el empresario tampoco es fácil, pues tiene que seguir pagando nómina aun cuando deja de producir por las fallas de los servicios públicos
Juan Pablo Olalquiaga, presidente de Conindustria, aseguró que el colapso eléctrico en marzo –cuando apenas hubo 10 días hábiles por el asueto extendido de carnaval y los apagones nacionales– dejó pérdidas por el orden de los 217 millones de dólares, lo que representa 2,8% del PIB de la industria manufacturera venezolana, que para este año, y en el mejor de los casos, se calcula en 7.700 millones de dólares. Señaló que perder más de 200 millones de dólares es dramático, pues en este momento algunas empresas están trabajando básicamente para pagar nómina y reponer inventario. Otras solamente para abonar a sus trabajadores.
El apocalipsis laboral
En marzo, la “Venezuela potencia” solo trabajó 10 días, principalmente por las innumerables fallas eléctricas, que por otro lado incrementaron el agotamiento, el estrés y la desmotivación en la clase trabajadora, situación que ya se venía generando principalmente por la acelerada pérdida del poder adquisitivo, resultado de una hiperinflación que registró una tasa interanual febrero 2018 – febrero 2019 de 2.295.981%.
“Los trabajadores venezolanos estamos viviendo un apocalipsis laboral”, expresó Froilán Barrios, dirigente del Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato. Por esa razón, considera que “es caricaturesco” que el gobierno de Maduro llame a trabajar cuando aún no hay seguridad eléctrica.
Tildó de “ridículo” el anuncio del ministro de Comunicación e Información de Maduro, Jorge Rodríguez, de establecer una “jornada laboral diaria especial” hasta las 2:00 pm tanto en el sector público como en el privado. “Lo que el gobierno tiene que hacer es sincerarse, no puede seguir lanzando cortinas de humo ni estar culpando a nadie más. Tiene que decirle la verdad al pueblo de la terrible situación que estamos viviendo”.
Señaló que las protestas por el respeto a las contrataciones colectivas y los beneficios laborales eliminados pasaron a un segundo plano en el último mes, pues tras la agudización de la crisis eléctrica en marzo la lucha de los trabajadores ha sido principalmente por el colapso de los servicios públicos. “Si un Estado es incapaz de garantizarlos, entonces le corresponde a la población exigirlos. Además, creo que el gobierno se está aprovechando de la crisis y la utiliza como método de control social para atemorizar a la población y extender esta angustia que siente”.
Ausentismo laboral
En marzo de 2018, cuando la tasa mensual de la pulverizante hiperinflación aún no había cruzado el umbral de 100%, el ausentismo laboral en la administración pública era de 40%, debido principalmente a que el salario mínimo de 392.646 bolívares fuertes (3,9 soberanos) no alcanzaba para que los trabajadores pudieran movilizarse, además de que había escasez de efectivo, de acuerdo con Servando Carbone, coordinador nacional de la Federación Nacional de Trabajadores del Sector Público. Ahora, la ausencia al puesto de trabajo es mayor, aseguran dirigentes sindicales.
Pablo Zambrano, secretario ejecutivo de la Federación de Trabajadores de la Salud, afirmó que muchas personas tienen que caminar desde sus hogares hasta sus puestos de trabajo debido a las escasas unidades de transporte público; otros gastar más de lo que ganan en pasajes.
“La ausencia laboral ha sido terrible. La gente amanece en un chorrito por la falta de agua, o buscando qué comer porque los salarios no alcanzan”, dijo
Por ello, dirigentes sindicales y líderes vecinales firmaron un “pacto de las bases” para unirse y seguir luchando contra las violaciones a los derechos humanos, por la libertad del país y el rescate de la calidad de vida.
En la mañana del 3 de abril, trabajadores de la administración pública protestaron en la Plaza Morelos, en Bellas Artes, en rechazo a las pésimas condiciones laborales y a las fallas en los servicios públicos. “Aquí no hay agua, aquí no hay luz, no hay efectivo para pagar el autobús”, decían, con brío, ante funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana.
“No sé cómo pretenden reanudar la jornada laboral si todos los venezolanos estamos sin agua y sin luz. Por lo menos en el sector popular donde vivo llevamos muchos días sin agua”, aseguró Marlene Sifontes, secretaria de organización del Sindicato Unitario Nacional de Empleados del Instituto Nacional de Parques (Sunep-Inparques).
“La gente no está yendo a trabajar porque el salario no alcanza”, aseguró. Señaló que los trabajadores que residen en Guatire, estado Miranda, gastan cada día cerca de 700 bolívares solo para ir a Caracas, cuando el salario mínimo diario se sitúa en apenas 600 bolívares. “La situación es grave, hay un gran ausentismo laboral”, afirmó la dirigente sindical.