El descalabro llega al Fisco: recesión, inflación y dolarización acaban con los impuestos
La crisis económica deja a un sector privado debilitado para cumplir con sus impuestos, lo que sumado a la caída de la recaudación petrolera y a la hiperinflación, son cada vez menos los bolívares que ingresan a la Tesorería
Los ingresos tributarios en Venezuela financian cada vez menos el gasto público. La depresión económica a la cual está sumida el país desde hace tres años, caracterizada por una alta inflación, escasez y recesión, también impacta sobre la recaudación del Fisco nacional. Sin embargo, los pagos en dólares en efectivo a los comercios por parte de sus clientes se convierte en un nuevo elemento de evasión en el pago de impuestos.
De acuerdo a cálculos de la consultora Econométrica, la recaudación en términos reales del Seniat durante el primer trimestre de 2019 continúo con una tendencia decreciente, al caer 76% respecto a enero y marzo de 2018. El monto que ingresó al organismo tributario en este período -por cierto- fue tan solo 7% de lo recabado en el primer trimestre de 2016.
«Esta reducción se da por los siguientes hechos: por el efecto Olivera-Tanzi, situación económica donde la aceleración inflacionaria deteriora la recaudación tributaria real; por la caída de la actividad económica y petrolera y por la dolarización de facto en el país, que erosiona la base imponible e impide la completa recaudación impositiva, dada la alta cantidad de transacciones que se transan en dólares», explicó la firma de análisis económico en un reciente informe.
De acuerdo al abogado Camilo London, el sistema tributario venezolano está configurado para una economía no inflacionaria, por lo que ante el proceso hiperinflacionario que vive el país, la recaudación termina siendo insuficiente para el Fisco. Como se recordará, en Venezuela el ISLR se cancela en el mes de marzo y de acuerdo a los ingresos generados durante el año anterior.
«La renta que se genera en el año por una venta que se registró en febrero, por ejemplo, pasa a formar parte del impuesto a cancelar en marzo del siguiente año, por lo que cuando esa recaudación se percibe resulta ínfima en términos monetarios debido a la inflación», explicó
London recuerda el objetivo de la recaudación tributaria es que los ciudadanos coadyuden en los gastos de funcionamiento del Estado a través del pago de impuestos, pero que en Venezuela «la hiperinflación está minimizando el ISLR ya que el Estado lo está sustituyendo con la creación de dinero inorgánico por parte del BCV y, el cual se utiliza para el gasto público. Esto, de alguna manera, disminuye el patrimonio de los ciudadanos por el más perverso de los impuestos: la inflación».
Esto significa que la inflación termina financiando al Estado para el pago de las nóminas y los proveedores, para los distintos gastos de funcionamiento.
London resalta que la ineficacia de la recaudación es una consecuencia más de las erradas políticas económicas aplicadas en las últimas dos décadas, en lugar de incentivar la generación de riqueza y por ende de la capacidad contributiva.
Luis Arturo Bárcenas, economista de la firma Ecoanalítica, resaltó que el país entró en un colapso de los ingresos fiscales desde el año 2013, debido a la caída de la producción petrolera y el empuje que tuvieron las importaciones (lo que impactó negativamente las exportaciones no petroleras, limitando su diversificación); además del exacerbado esquema de subsidios iniciados en medio de los procesos electorales del año 2012 y 2013 y con lo que se incrementó el gasto público.
«Ciertamente tras la caída de la producción petrolera de 1,1 millones de barriles diarios solo entre el cierre de 2014 y finales de 2017, con una media de precios del crudo venezolano que pasó de 88,8 a 46,6 dólares en igual lapso y con una economía dos tercios más pequeña que la vista en 2008, se minimizaba el rol de los tributos no petroleros. El ajuste racional de los gestores se tradujo en emplear créditos del BCV para financiar el pesado aparato público, plagado de subsidios directos y una gran nómina de empleados a su cargo», apuntó.
Para Bárcenas, es posible identificar que en 2014 la debilidad en las cuentas fiscales era evidente desde múltiples perspectivas: se aceleró en exceso el crédito del BCV a Pdvsa, la producción petrolera comenzó a menguar, los precios internacionales fueron recortados, la acumulación de reservas y los ingresos tributarios se redujeron y la intermediación crediticia fue limitada.
«Lo ocurrido antes de 2014 nos brinda un interesante contrafactual: en los años cuando ya el financiamiento monetario era una realidad, pero en medio de una economía menos vulnerable, el deterioro fiscal no se hizo notar como en los años inmediatamente previos a la hiperinflación»
El impacto del efectivo
Un nuevo elemento de distorsión del sistema tributario lo constituyen los pagos en efectivo en divisas a través del comercio. Aunque ya era un hecho en los últimos años, esta práctica se exacerbó durante los mega apagones de marzo cuando todo el país quedó sin servicio eléctrico por días.
El experto tributario Camilo London explicó que tanto el pago en efectivo de bolívares como en dólares es muy difícil de rastrear y tener control sobre su capacidad contributiva. En algunos países como España -señala- existen ciertas restricciones para los pagos en efectivo, como una manera de evitar en principio la legitimación de capitales.
«Cuando los pagos se hacen en efectivo y fuera de sistema financiero formal es muy difícil ejercer control sobre el origen y destino de los fondos. Pero también esta informalidad hace más propicio la evasión o el incumplimiento de los deberes tributarios», advirtió
Esta advertencia se observa en los resultados que ha tenido la recaudación del Impuesto sobre la Renta (Islr). Econométrica resalta en su informe que este tributo aumentó nominalmente 293.244% hasta alcanzar Bs. 235.000 millones entre enero y marzo de 2019. Sin embargo, sufrió una caída real de 75% en el período.
«Este nuevo desplome representa el décimo séptimo trimestre consecutivo donde esto ocurre. La continua dinámica hiperinflacionaria ha dado lugar al efecto Olivera-Tanzi y a una dolarización de facto en la economía. Esto conlleva a una dilución y reducción de los ingresos fiscales reales correspondiente a este tributo», acotó.
Menos bolívares
En otros cálculos de Econométrica, la recaudación total del Seniat cerró el primer trimestre de 2019 en a 1,1 billones de bolívares. Esto representó un incremento nominal de 246.788% en comparación con el mismo trimestre de 2018. Sin embargo, en términos reales, su caída se profundizó al pasar de 66,6% en último trimestre de 2018 a 76,7% en el primer trimestre de este año.
Destaca el informe que el impuesto de mayor peso para este trimestre continuó siendo el Impuesto al Valor Agregado (IVA), el cual en términos reales se contrajo 79%. La recaudación de este tributo es solo 21% y 7% del que existía en el mismo trimestre en 2018 y 2017, respectivamente.
«Si bien el ascenso de la inflación acabó por erosionar este impuesto, no descartamos que la fuerte contracción del consumo y la disminución en importaciones también hayan incidido en este resultado», explicó Econométrica
El segundo tributo con mayor peso es el que corresponde a Otras Rentas Internas con una reducción de 87,5% en términos reales, incluso cuando la recaudación fue de Bs. 327.000 millones. «En cuanto a este tributo, esta ha sido la contracción real histórica y el impuesto de mayor caída real. Es importante destacar que los impuestos a los licores y a los cigarrillos son cobrados sin rezago, por lo que el efecto inflacionario es menor en estos impuestos».
Mientras que las rentas aduaneras fue la de menor peso en el total de la recaudación. A pesar de eso, la consultora señaló que logró registrar una expansión en términos reales de 9,2%. Explicó que este impuesto mejoró principalmente por un importante incremento ocurrido en febrero. Sin embargo, aclara que esta recuperación no fue alentadora y mucho menos significativa, ya que pasó poco más de tres años para ver de nuevo una mejora en este tributo.
«La debilidad de la recaudación real del IVA y del ISLR en términos interanuales se comenzó a observarse desde enero de 2011 hasta marzo de 2019. Desde el inicio de la recesión, la recaudación real comenzó a deteriorarse. En un principio, este deterioro se debió, más que todo, a la contracción en la actividad del IVA y por la gran contracción económica que también reduce la base imponible»
Para Econométrica, ante la perenne contracción de la recaudación fiscal bajo la jurisdicción del Seniat y la imposibilidad del gobierno de recurrir a los mercados de deuda tanto interna como externa, se espera una mayor utilización del financiamiento monetario por parte del BCV en los próximos meses.