El descaro del CNE, por Simón Boccanegra
Esto es ya el colmo de los colmos. Lascuatro señoras del CNE modificaron por su cuenta la Constitución, la Ley de Procedimientos Electorales y la Ley del Sufragio. Decidieron que los funcionarios públicos sí pueden hacer campaña electoral. Exactamente lo contrario de lo que establecen tanto el texto constitucional como las leyes citadas. Esto sobrepasa los límites del descaro y la impudicia. Es la alcahuetería más crasa, más obscena. Y no es por lo que afirma, con su grosería habitual, Chacumbele, que la oposición «está vuelta loca» con su campaña. A este minicronista, en particular, le importa un comino si Chacumbele hace campaña o no. No está sino repitiendo una conducta habitual en él. De hecho, el tema podría, incluso, ser sometido a debate. Pero el punto es que la Constitución y las leyes, al menos por ahora, prohíben, taxativamente, sin dar lugar a interpretaciones leguleyas, la participación de funcionarios públicos en actividades electorales. Y mientras eso esté en esos textos, mientras no sea modificado o suprimido, es un mandato de obligatorio cumplimiento. Pero ya hemos llegado al punto en que no sólo Chacumbele viola la Constitución a su antojo sino que hasta las cuatro señoras del CNE se sienten autorizadas a proceder de igual manera. Casi se podría afirmar que este país ya no tiene Constitución. Cuando uno veía a Tibisay Lucena, con carita de «yo no fui», declarando, sin dar un solo argumento, la autorización a Chacumbele (porque es para él la medida) para que continúe pasándose la Constitución por el forro, no podía dejar de sentir una mezcla de conmiseración y náusea. ¿Qué pasará por la cabeza de la presidenta del CNE cuando se mira en el espejo?