El diálogo debe ser para resolver, por Xabier Coscojuela
La MUD fue clara en lo que pretende lograr de esos encuentros. Revocatorio para este año. Los planteamientos del oficialismo fueron mucho menos concretos, más gaseosos, pero con un objetivo claro: ganar tiempo y evitar contarse en 2016
Autor: Xabier Coscojuela
Se volvieron a reunir representantes del Gobierno y de la Mesa de la Unidad Democrática con los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández y Martín Torrijos, para buscar vías de entendimiento que permitan al país iniciar el camino para salir de la tragedia en la que vivimos.
Es un segundo paso que nos parece muy importante y positivo pues desde estas páginas siempre hemos abogado por la necesidad de lograr un acuerdo lo más amplio posible por el bien de todos los venezolanos.
Sobre la reunión en República Dominicana se han tejido muchas especulaciones y se le han lanzado muchos ataques, en particular a la MUD desde los sectores más radicalizados de la oposición, donde algunos de sus más ilustres guerreros del teclado llegaron a afirmar que se estaba negociando el referendo revocatorio por quien sabe qué prebendas.
La MUD fue clara en lo que pretende lograr de esos encuentros. Revocatorio para este año. Libertad para los presos políticos y regreso de los exiliados. Aceptación por parte del Gobierno de la ayuda internacional y respeto a la Constitución y a la Asamblea Nacional.
Los planteamientos del oficialismo fueron mucho menos concretos, más gaseosos, pero con un objetivo claro: ganar tiempo y evitar contarse en 2016.
Nos llamó la atención que la delegación gubernamental fue de tres personas y, aunque no somos expertos en el mundo interior del chavismo, resalta que ninguno de ellos esté vinculado con el capitán Cabello. Sin pretender especular sobre exclusiones entre bandos del propio mundo rojo rojito, creemos que ese sector del sector oficial debería participar en esos encuentros y contribuir con los acuerdos que se puedan alcanzar.
Tras esa cita en República Dominicana vino el documento suscrito por Luis Almagro y la reunión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos. El primero fue lapidario para el gobierno de Nicolás Maduro, una buena radiografía de la realidad nacional. El segundo evento puso en evidencia que el crédito democrático del gobierno venezolano en el mundo se reduce cada día más.
Las declaraciones previas de algunos países demuestran que la palabra de quienes conducen Miraflores tiene la misma solidez que el bolívar fuerte. En la propia sesión, el embajador venezolano Bernardo Álvarez hizo lo imposible para evitar la votación, y la declaración final aprobada recoge mucho más el contenido de la presentada por México que la que propuso Venezuela. Incluso, Canadá apoyó el documento aunque sostuvo que hacía falta algo más contundente.
El punto tres de la resolución es, para nosotros, el más importante. Allí piden, entre otras cosas, una oportuna, pronta y efectiva solución a las diferencias en el marco de la democracia representativa. Pronta y oportuna, remarcamos nosotros.
Hay en la oposición quienes creían que se iba a aprobar la activación de la Carta Interamericana y estiman que el resultado es una derrota. Ese no era el objetivo del encuentro. Desde el Gobierno ven la conclusión como una victoria por la misma razón.
Creemos que la realización de tal reunión denota la real preocupación que existe en el continente por la situación interna venezolana, lo que no habla nada bien de la administración de Maduro, así como también hay que tener presente las declaraciones previas que hicieron algunas cancillerías pidiendo el referendo revocatorio para este año, específicamenter Argentina, Chile, Uruguay y Colombia. En todo caso, las diferencias que existen en el país las tenemos que resolver entre los venezolanos y creemos que la reunión de la OEA puede ayudar en ese sentido.
Entendemos y aspiramos a que los encuentros a dos bandas, como el de República Dominicana, se vuelvan a producir. Como lo hemos dicho en otras oportunidades y lo repetimos ahora, creemos imprescindible para lograr un buen futuro para el país la concreción de un gran acuerdo nacional, lo más amplio posible, que permita enfrentar los gravísimos problemas que vivimos todos los días la inmensa mayoría de los venezolanos.
Las medidas a ser tomadas son muy duras y son inevitables. Cuanto más tarde se tomen más duras serán, por lo que hay que llegar a ese acuerdo lo más pronto posible.
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