Gobierno autoriza paso en puentes fronterizos con Colombia pero el drama humano sigue
Antes de que se realizara un “pancartazo por el derecho a la salud y a la educación”, este lunes 11 de marzo, por parte de padres, representantes y pacientes con enfermedades crónicas del Táchira frente a los militares en Ureña para exigir un canal humanitario desde Colombia, el gobierno abrió el paso.
Autor: Rosalinda Hernández C.
Ante la dramática situación reflejada luego del cierre de frontera (pasado 22 de febrero), el gobierno autorizó a partir de este 11 de marzo el paso de los alumnos que cursan estudios en Colombia a través de los puentes internacionales, cuya prohibición había obligado a los educandos a transitar por las trochas para poder asistir a clases.
La medida comenzó a aplicarse este lunes en los puentes Simón Bolívar (San Antonio – Cúcuta) y Francisco de Paula Santander (Ureña), principales pasos internacionales entre ambos países.
Se estima que entre 4.000 y 8.000 niños y jóvenes venezolanos cursan estudios en Colombia, muchos de los cuales habían solicitado en días pasados se les permitiera asistir a clases.
La promesa de las autoridades ha sido dejar que reingresen al país tras su jornada educativa, algo que estuvo prohibido hasta la semana pasada. Este lunes 11 de marzo se permitió el paso, justo el primer día de actividades en el país de la misión técnica de avanzada que envió la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet.
El anuncio incluye a pacientes crónicos (renales, VIH, oncológicos, diabéticos) que adelantaban tratamientos en el vecino país, que se preparaban para hacer un llamado de atención a las autoridades en frontera con un «pancartazo» y a través de mensajes escritos en pancartas, exigirán abrir un paso humanitario.
Hasta el lunes, la única vía o acceso a Colombia eran los caminos verdes o trochas que están siendo utilizados por muchos para buscar atención medica en medio de la crisis de salud que vive el pueblo venezolano.
“Con un récipe pasé, no me cobraron nada por la trocha. Tuve que arriesgarme, encomendarme a Dios y pasar de esta manera para ir a comprar el tratamiento hormonal de la próstata porque en ninguna parte de Venezuela se consigue. Aproveché y me llevé algo de comida porque aquí todo está más barato que en San Cristóbal”, dijo Manuel, un tachirense de 73 años que cruzó el río Táchira para llegar al corregimiento colombiano de La Parada.
A diario cientos de personas se han visto obligadas, a pesar de las dificultades, a cruzar los caminos verdes en sillas de ruedas, camillas o simplemente en brazos de quienes puedan apoyarlos para llegar al otro lado del río.
Para la ONG Comunidad de Naciones, con sede en las poblaciones fronterizas de San Antonio del Táchira y Ureña, ha resultado casi imposible, organizar un registro de cuantos pacientes estaría cruzando a diario por los pasos ilegales para seguir tratamientos en Colombia.
Existen dos empresas prestadoras de salud (EPS) de Colombia que envían listado de pacientes al organismo de derechos humanos venezolano y TalCual pudo conocer que en condiciones normales estas instituciones atendían a diario 15 pacientes renales venezolanos. A parte se suman los pacientes que llegaban por quimioterapias y otras patologías.
“No podemos dar una cifra exacta de cuantas personas están pasando a Cúcuta en busca de asistencia de salud porque desde que se cerró la frontera muchos ha recurrido a sus propios medios para cruzar. A otros los apoyamos y asesoramos con el acompañamiento. De los registrados en las unidades de salud no están asistiendo todos, algunos se fueron con una semana de antelación y están quedándose donde familiares en Colombia”, precisó José Jaimes, representante de la ONG en San Antonio del Táchira.
Un número importante de pacientes con VIH, oncológicos y renales no están pasando a Colombia para cumplir con el tratamiento porque les da terror pasar por las trochas, agregó el defensor de los derechos humanos.
Recordó que cuando existía un canal humanitario (2016) todos los pacientes llegaban a las oficinas de la Comunidad de Naciones en San Antonio o Ureña, donde se llevaba un registro exacto “pero hay gente que ahorita pasa a diferentes horas. No pasan por nuestra oficina y muchos llegan directamente a la trocha, cruzan, se hacen el tratamiento y regresan por la misma vía. No hay manera de llevar una cifra o una estadística exacta de cuántos han pasado en las últimas semanas”.
A modo personal, José Jaimes y un grupo de colaboradores, en medio de la conversación con TalCual, se retiraron para ayudar con el paso a través de los caminos ilegales a una abuela de 80 años que se cayó y tuvo una fractura de cadera. En una camilla fue trasladada la anciana desde un centro de salud ubicado en San Antonio del Táchira, hasta las urgencias al hospital universitario de Cúcuta para su atención inmediata.
Agotando todas las vías
La comunidad de naciones junto a representantes de la sociedad civil de la frontera, solicitaron al jefe de la REDI Andes, Mayor General Manuel Bernal, abrir un canal humanitario y estudiantil que de inmediato pueda beneficiar a quienes necesitan con urgencia cruzar a Colombia por motivos de salud o educativos.
“Presentamos los oficios de solicitud de apertura del canal humanitario y estudiantil. Entregamos más de 300 firmas de padres y representantes que piden preocupados se abra de manera urgente una vía para que sus hijos puedan retomar los estudios en Colombia”.
A diario más de 4.000 estudiantes venezolanos, madrugan y portando libros y su vestimenta escolar se apostan en las cercanías de los puentes internacionales, esperando una respuesta por parte de los militares venezolanos que les permita cruzar al otro lado y poder continuar sus estudios.
La negativa de las autoridades ha sido absoluta y persistente y ante la insistencia de los estudiantes, se han escenificado reyertas que han traído como consecuencias, estudiantes maltratados, con golpes y disparos de perdigones por parte de los uniformados.
“La educación en Venezuela está por el piso. Hay escuelas donde no hay docentes y los pocos que aun van a impartir clases lo hacen dos o tres veces a la semana nada más. Yo quiero que mis hijos tengan una educación de calidad por eso decidí mudarme a la frontera para que ellos estudien en Colombia”, explicó Enys Casanova, representantes de dos estudiantes venezolanos que van a cumplir la tercera semana sin poder ir a clases.
Muchos de los representantes que demandan la apertura de frontera, son provenientes del centro de Venezuela (Caracas, Maracay, Valencia) y en medio de la difícil crisis económica se mudaron a la frontera a realizar cualquier actividad que les permita el sustento.
“En Valencia no hacía nada, pasábamos hambre. Aquí en Ureña ya tenemos un año y medio y no ha sido fácil pero al menos lo que hagamos nos da para comer. Aquí con 10 mil pesos en un día te resuelves la comida. Mis chamos estudian en Boconó y ahora me preocupa no solo que mi trabajo como carretillero (llevan mercancía de un lado a otro de los puentes) se acabó con este cierre, ahora tampoco mis hijo pueden estudiar”, comentó preocupado Juan José, padre de dos niños venezolanos que estudian en Colombia.
No se ve la solución
Los días pasan, las clases en los colegios del vecino país avanzan y quienes de quedaron del lado venezolano se angustian cada día más al pensar ¿cuál será la solución a la crisis fronteriza?
“Yo siempre he estado totalmente negada a pasar a mis hijos por las trochas para llevarlos al colegio. Tengo uno de 12 años que estudia séptimo grado y el otro de seis años que estudia primer grado. Al pequeño, lamentándolo mucho vamos a tener que esperar y no mandarlo hasta que el paso se reabra normalmente, ahora al que estudia séptimo, no puedo seguir dejándolo aquí en Ureña, a partir de este lunes, con todo el dolor del alma me va a tocar pasarlo por la trocha, porque no puede seguir perdiendo contenidos y atrasándose en las materias”, explicó Enys Casanova.
En Colombia se ofrece un plan de alimentación que beneficia a los estudiantes de los estratos bajos con un desayuno diario, sin embargo la mayoría de los padres y representantes venezolanos que han sido consultados por TalCual, argumentan que el principal motivo por el cual llevan a sus hijos a estudiar en el vecino país, obedece a la calidad del estudio que se ofrece allí.
“Soy pedagoga en educación integral y me sorprende la calidad de los contenidos y las materia que mis hijos están viendo en las escuelas de Cúcuta. A veces me cuesta entender todo lo que le están impartiendo a mis hijos, son contenidos como los de un universitario, eso no está mal, lo malo es que aquí en Venezuela no los preparen para eso”, precisó Eny Casanova, representante venezolana.
Urge un corredor humanitario
Cada día el tema del cierre fronterizo se torna más difícil para los municipios colombianos de frontera con Venezuela.
“Si la situación en la frontera colombo venezolana no había mejorado en su totalidad luego del cierre de frontera del año 2015, existía una normalidad aparente con la posibilidad que tenía la gente de cruzar y traer a sus niños a estudiar, comprar medicamentos y alimentos”, dijo Pepe Ruiz, alcalde del municipio Villa del Rosario del Norte de Santander, Colombia, uno de los más cercamos a Venezuela.
El cierre de los pasos legales alteró totalmente la movilidad y la continuidad de vida de los habitantes de ambos lados de la frontera que no pueden cruzar los puentes.
“Quienes pasen de un lado a otro tienen que pagar altas sumas de dinero a las bandas criminales que controlan las trochas”, denunció la autoridad colombiana.
De acuerdo con el alcalde ha realizado varios intentos para conversar con sus homólogos de los municipios fronterizos venezolanos, San Antonio y Ureña, a fin de tratar el tema del cierre de frontera pero ha sido imposible establecer la comunicación.
“Ellos no acceden, creo que tienen órdenes muy precisas de mantenerse quietos con ese terma pues el cierre obedece a órdenes del alto gobierno de Venezuela”.
El corredor humanitario no solo es necesario sino urgente, –precisó el alcalde Ruiz-, quien criticó las dramáticas imágenes de niños enfermos pasando por las trochas y en silla de ruedas pidiendo para que lo dejen pasar por los puentes. Además de los miles que madrugan a diario y uniformados llegan a los puentes a pedir permiso para pasar a estudiar, lamentó que del lado colombiano poco se puede hacer por cambiar esa realidad.
“Es difícil que el gobierno de Colombia pueda establecer un dialogo para pedir la apertura de un corredor humanitario cuando allá (Venezuela) no se sabe ni con quién hablar. Maduro no quiere hablar con nadie de Colombia, entonces le toca al mismo pueblo venezolano que haga su tarea. Por eso les pedí a los Guardias Nacionales que están desertando hacia Colombia que no lo hagan, que se queden allá, dando la pelea en Venezuela”.
Por otra parte, representantes de ONG, en Táchira, no descartan introducir un recurso de amparo ante el Tribunal de Protección de Niños Niñas y Adolescentes, en las próximas horas, en contra de los militares venezolanos que han coartado el derecho a la educación de más 4000 niños venezolanos en frontera. Además del derecho a la vida, a la salud de cientos de pacientes crónicos que se han visto impedidos de continuar su tratamiento médico en Colombia.
La suspensión del servicio eléctrico, fallas en las comunicaciones e internet por tiempo prolongado, es visto por los habitantes de frontera como un evento que pudiera hacer que pase a un segundo plano la situación del cierre fronterizo.
“Me da terror pensar que también nos acostumbremos a esto de estar pasando por trochas y caminos ilegales para ir a comprar a Colombia lo que en Venezuela no se consigue o cuesta el doble. El corte de la luz ha ocupado la atención de todos nosotros y no es para menos porque nunca habíamos vivido algo así. Pero no podemos descuidar la frontera porque lo que aquí se vive es abrumador”, dijo Ana Navas, habitante de San Antonio.