El equilibrio entre similitudes y diferencias, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidSomozaM
Cuando el escritor Stephen Covey dijo que «las fortalezas están en nuestras diferencias, no en las similitudes», la gente pensó que sus palabras se aplicaban exclusivamente a las parejas sentimentales por aquello de que «los polos opuestos se atraen». Sin embargo, se ha demostrado que su planteamiento se puede aplicar a otros ámbitos.
En el caso de las empresas, ¿hacia dónde se inclina la balanza? La respuesta es que en las compañías esta simbiosis puede funcionar perfectamente. En los equipos, las similitudes y las diferencias se complementan y enriquecen el trabajo.
Además de ello, las fortalezas de unos compensan las debilidades de otros y esto es necesario para que la relación laboral fluya en la misma dirección. Así se logra que la empresa no solo sea productiva, sino también rentable.
Es más, tal y como lo señalé en mi artículo «Equipos diversos: ¿Sí o no?«, las compañías y sus líderes necesitan diversidad en sus equipos. Aquellas que adoptan la diversidad como uno de los pilares de su cultura organizacional han demostrado ser más creativas e innovadoras que las que no lo hacen.
Esto se debe a que cuando se construyen equipos diversos, las personas que los integran provienen de diferentes orígenes y tienen experiencias distintas, por lo que cada una tendrá formas únicas de mejorar el enfoque de su trabajo y, a la vez, enriquecer al grupo.
También las nuevas ideas que se generan del debate entre personas con diferentes formas de ver y asumir las cosas o situaciones mejoran los niveles de productividad y le dan un impulso a la creatividad e innovación, dos aspectos claves para cualquier empresa.
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Ahora, en este proceso el departamento de Recursos Humanos tiene un papel fundamental y para ello el diseño de estrategias es clave. Es conveniente evaluar constantemente el comportamiento del personal, a fin de lograr un espacio armónico que sirva para dirimir cualquier diferencia y que permita estrechar los vínculos profesionales entre los trabajadores.
Hay que hacer hincapié en que las similitudes y las diferencias bien engranadas redundarán en una empresa productiva, rentable y efectiva. Y el elemento básico para que esto funcione es el respeto.
Para que una compañía obtenga los resultados deseados debe lograr el esfuerzo integrado y coordinado de todos los miembros del equipo, y eso pasa por reconocer las diferencias como un capital del grupo de trabajo.
Parafraseando las palabras de Covey, la fortaleza de los equipos está en las diferencias de sus miembros y no en las similitudes. De los contrastes pueden surgir valiosas ideas y proyectos que beneficien a la empresa y sus trabajadores.
Así que no hay que temer a las diferencias. Solo hay que lograr un equilibrio…
David Somoza es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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