El erre-erre lo tiene loco, por Teodoro Petkoff
Más que el déficit fiscal, más que el inmenso volumen de desempleo, más que la caída de su popularidad, más que cualquiera de los enormes problemas nacionales con los cuales tiene que lidiar, a Chávez lo tiene angustiado la posteridad. Quiere esculpir él mismo su estatua, fabricar con su propio verbo el mito. Freddy Bernal le echó una vaina tremenda cuando lo pintó apocado, achicopalado, vencido, el 11 de abril. Hasta el detalle cruel de la pistola en la mano derecha, él que es zurdo, que para ese hombre de acción que es el alcalde, habría sido la muestra de un Chávez que no quería pelear. Esa imagen tiene que borrarla.
Esa, la del tipo sensato, que evaluó correctamente la correlación de fuerzas y que decidió no inmolarse estúpidamente, esa no es por la que quiere ser recordado. Con eso no se va al mercado del machismo. Con eso no se inflaman las mentes de los seguidores. Nosotros no somos noruegos, somos caribes y a los caribes les gustan los arrechos.
La imagen que quiere dejar, por la que quisiera ser recordado, es la del guerrero, la del macho criollo y vernáculo. Ese es el mito que le interesa y no el contra-mito que ya labró Bernal. Anoche, en Miraflores, echó su cuento. «Tuvieron casi que detenerme, tuvieron que agarrarme, para que no saliera a pelear junto a esos héroes». ·ero qué patético resulta! Es el proverbial borracho en el botiquín: «Agárrenme que lo mato». Sin embargo, ya sus adulantes se encargarán de difundir la imagen heroica, para que no quede nada de la historia que Bernal contó. Y, a propósito, ahora se entiende porque la guerra contra éste se ha vuelto tan ácida.
Pero, además de este esfuerzo por reescribir la historia, el presidente continuó anoche -más incoherente que nunca, por cierto- en su empeño por zapar la moral de sus adversarios. Siendo inminente la designación del CNE por el TSJ, ahora Chávez quiere dictarle las pautas a los futuros rectores.
Anoche inventó algo increíble: en el referendo dizque sólo pueden votar los que lo hicieron en el 2000. Ante esto sólo se puede reír y es de esperar que nadie lo tome en serio. Esa es materia decidida por la propia Constitución. El derecho a votar no lo establece el presidente. No es él quien decide quién puede o no puede hacerlo, sino la norma constitucional que garantiza el derecho a elegir y ser elegido a todo venezolano mayor de 18 años. 燈 es que quienes los cumplieron de diciembre del 2000 a esta parte son ciudadanos entre paréntesis? No hay que pararle a estas vaciedades. Todo eso es aguaje dirigido a desmoralizar incautos. Se nota que la posibilidad real del RR desvela al presidente. Por eso es que a partir de la designación del CNE hay que hilar fino. Habrá provocaciones, pero no sólo no hay que caer en ellas sino que no hay que dar pie para que se produzcan. Esta no es una competencia de «quítame la pajita del hombro». Habrá objeciones e impugnaciones a las firmas, eso lo cantó anoche una vez más, pero no habría que servirle en bandeja la plata los pretextos para hacerlas.
Nos remitimos a nuestro reciente editorial «Firmazo Dos«.