«El Estado soy yo», por Simón Boccanegra
Si en algo coincide Hugo Chávez con los viejos cogollos de AD y Copei es en su aversión al federalismo y la descentralización. En esta materia Hugo no tiene nada de «zamorano». A los jefes adecos y copeyanos no les gustaba para nada la descentralización. La aceptaron a regañadientes y pataleando. A Chávez tampoco le gusta. Quiere recentralizar el país nuevamente. El proyecto de Ley sobre el Consejo Federal, que prevé la eliminación de las asignaciones del situado constitucional, del Fides y de la Ley de Asignaciones Especiales, reduce el federalismo a una ficción a la cual sólo le faltaría la eliminación de la elección directa de los gobernadores y los alcaldes para volver a la Edad de Oro del centralismo, cuando el presidente designaba a los gobernadores. Este país no está peor gracias a lo que ha significado, desde el punto de vista de la mejoría de las administraciones regionales y locales, la descentralización. El proyecto de ley de centralización es un exabrupto reaccionario, que calza las botas de Juan Vicente Gómez. «El Estado soy yo», quiere cantar Hugo I a dúo con aquel rey de los franceses que acuñó esa divisa del absolutismo.