El Estado venezolano tiene 01 en materia de defensa de derechos Lgbti
Activistas de la comunidad han tenido que salir forzosamente del país por amenazas a su persona. Sin embargo, también se ha producido un fenómeno migratorio interno hacia las ciudades, porque son los lugares en donde el colectivo siente que puede tener más libertades civiles y plenitud de su vida sexual
Venezuela reprobó en materia de promoción y defensa de los derechos humanos de la comunidad Lgbti. En reiteradas oportunidades la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha hecho llamamientos al Estado para que atienda -entre otras cosas- sus derechos civiles. Pero la única bandera que el país puede izar en cuanto a este tema es la de la inacción. La legalización del matrimonio igualitario, el reconocimiento de las familias homoparentales son temas que siguen relegados de discusiones legislativas, porque hay otros «más importantes» que atender.
Ese fue el punto de coincidencia de los tres ponentes que participaron en el foro de TalCual «Venezuela: ¿Medalla de cartón en defensa de derechos de la comunidad Lgbti? Jau Ramírez, activista y fundador de la ONG Movimiento Somos, afirmó que para aquellos que no pertenecen al colectivo, los derechos de los gays no son prioridad, pero sí lo son para quienes viven en carne propia las consecuencias de hacer vida en un territorio en donde sus derechos no se reconocen.
Desde los curules, quienes tienen el poder han construido un discurso poético en torno a la comunidad que sólo se queda en palabras. La protección a las víctimas de este tipo de actividades violentas es inexistente. Los tres asesinatos de miembros de la comunidad – una pareja gay y una mujer trans – ocurridos este 15 de junio, en pleno mes del orgullo gay, son una muestra de ello.
«La anulación de nuestros derechos es trasversal. Yo te voy a dar derecho en las elecciones, dicen, pero ningún político dentro de la Asamblea va a hacer un cambio. Hay que ver cómo ellos implementan los derechos. Cuando veamos una Asamblea que debate el matrimonio igualitario, como lo hizo la de Uruguay y el congreso de Argentina y España, y no un títeres burlándose, entonces podemos hablar de otras cosas», comentó al respecto Ana Margarita Rojas, cofundadora de Reflejos de Venezuela, una fundación que vela por los DDHH de los homosexuales.
Hacer activismos con las uñas
Los avances sociales que se han tenido respecto a este tema, no han sido por el Estado y las instituciones públicas, sino a pesar de ellos. Los espacios seguros construidos son por mérito del ejercicio de resistencia de la sociedad Lgbti, porque, tal y como afirmó Ramírez, en Venezuela el activismo se hace con las uñas. Y se preguntarán ¿por qué? Pero más allá de las carencias comunes que todos enfrentan, en el país las ONG que abogan por la comunidad ni siquiera pueden registrarse legalmente.
«A nosotros nos dicen que tenemos la agenda gay, que es una ideología barata de género, y no es más que la promoción de nuestros derechos. Venezuela es un gran gris porque no hay derecho a hacer activismo libremente. Desde 2009 no hemos ido a marchas de orgullo por amenazas», comentó Rojas sobre su experiencia, al tiempo en que contaba que por razones como esas al menos 15 activistas Lgbti han tenido que salir forzosamente del país.
También familias homoparentales se han visto obligadas a migrar al exterior. Sin embargo, también existe un fenómeno migratorio interno que, de acuerdo con lo que explicó el también fundador del Centro Comunitario Lgbti, involucra a las grandes ciudades de la nación.
«Hay gente de la comunidad que migra de un estado a otro, ocurrió durante muchos meses, pero ya se ha reducido. Sobretodo los que viven en las regiones han tenido que migrar a ciudades para tener libertades civiles y tener el derecho a tener una pareja y plenitud de su vida sexual «, explicó.
Incrementa la depresión y violencia intrafamiliar
Para 2017, Venezuela era el cuarto país de la región con más asesinatos de personas gays. Pero ahora durante la pandemia se ha incrementado también la violencia intrafamiliar dentro del colectivo homosexual. Según dijo la psicóloga Gladys García, quien es coordinadora del proyecto Diversidad Bajo Ataque – un trabajo de formación de líderes de la comunidad que lleva a cabo Amnistía Internacional- también han incrementado los índices de depresión dentro del colectivo homosexual. De allí su interés en trabajar con jóvenes venezolanos que puedan deslastrar los prejuicios que, a su juicio, vienen mayormente desde las escuelas y familias -porque son patrones que se repiten de generación en generación-.
Comentó que gracias a la formación que se les ofrece en dicho programas, los participantes se convierten en verdaderos agentes de cambio respecto a estereotipos y paradigmas que hacen que haya más homofobia, transfobia y bifobia dentro de la sociedad venezolana.
«Cecodap dice que la tercera causa de bullying se vincula con razones de orientación sexual. En el colegio te refieren a los niños que tienen una expresión de género distinta. La donación de sangre de personas Lgbti no está permitida, no tienen acceso a la vivienda, no hay legislaciones que atiendan este tipo de situaciones, no hay manuales para atender víctimas de acoso por orientación sexual», señaló la egresada en psicología de la Universidad Católica Andrés Bello.