El eterno debate: ¿cuándo es el mejor momento?, por David Somoza Mosquera
¿Cuándo es el mejor momento para empezar un negocio? Es una pregunta recurrente para la cual es imposible dar una respuesta cien por ciento certera. Son varios los factores que intervienen. Sin embargo, lo que sí está claro es que no hay un tiempo perfecto para emprender y si se espera a que ese momento “ideal” aparezca, lo más probable es nunca se concrete el proyecto.
Es más, existen dos corrientes que hacen todavía más difícil tomar una decisión. Para algunos, “una crisis es una oportunidad” y echan mano a ejemplos: HP se fundó durante la gran depresión de 1935, mientras que Microsoft lo hizo en la recesión del 73. Para otros, hacerlo en tiempos de crisis puede representar una decisión desacertada, incluso hasta una locura, y también se valen de experiencias empresariales exitosas que surgieron en tiempos de “bonanza”.
Al final, para mí, esto lo que demuestra es que el tiempo en que nace una empresa no determina su éxito o fracaso y que no es posible saber el efecto final, porque el tiempo y el entorno económico son factores sobre los cuales no tenemos control. Se pueden anticipar escenarios, definir estrategias en función de ellos, pero es imposible predecir el futuro. Para muestra lo que hoy vive el mundo y para lo cual nadie estaba preparado.
*Lea también: “Alex el CLAPturado”, por Reinaldo J. Aguilera R.
De hecho, las crisis económicas son cíclicas y es inevitable que las compañías atraviesen por ellas. Lo importante es estar conscientes que sí es posible controlar lo que está en nuestras manos, pero el tiempo y las crisis externas, reitero, no.
Hay quienes consideran que para crear una empresa sólida es clave asegurar un capital y contar con el conocimiento requerido para sacarla adelante, y si bien contar con recursos y tener experiencia podrían ayudar a enfrentar los obstáculos que se vayan presentando en el camino y las dificultades que trae consigo el emprendimiento, esto no garantiza que vaya a resultar.
Es necesario entender que los emprendimientos, incluso las compañías consolidadas, deben aprender a convivir con la incertidumbre y ser resilientes. Si es un buen tiempo o no, económicamente hablando, para iniciar un negocio, no es lo único determinante.
Es fundamental también tener clara la idea y el estado de esa iniciativa empresarial. De su capacidad de adaptación, de saber sacarle provecho a las situaciones adversas, de si ha encontrado un buen nicho de mercado y si hay interés por parte de los clientes, también puede depender el éxito o no.
Así que al momento de comenzar un emprendimiento hay un aspecto que definitivamente no se debe perder de vista y que va más allá del eterno debate de cuándo es el mejor momento para hacerlo.
Me refiero a concentrarse en construir un negocio lo mejor que se pueda para que progrese cuando los días estén soleados y sea capaz de resistir cuando aparezcan las tormentas.