El futuro del hombre nuevo del chavismo está hipotecado
Aunque el chavismo proclamó el surgimiento promisorio del hombre nuevo, dos décadas más tarde los problemas de la juventud venezolana solo se han profundizado y esta generación se ha convertido en la que sufre en primera línea la crisis socioeconómica más larga que ha experimentado el país
Los veinteañeros que nacieron durante el chavismo solo han conocido dos presidentes, aunque sus pares de otros países han visto desfilar hasta cuatro. Desde la adolescencia hacen cola para comprar comida, los que trabajan cobran salarios que no les alcanzan para independizarse y más del 50% se rebusca de manera informal, viven en toque de queda por la temeridad de la noche, forman parte de la tasa de embarazos en adolescentes más alta de Latinoamérica, y están muriendo tempranamente a manos de sus propios pares en una sociedad que sufre los índices de violencia más altos de la región.
Dentro de los objetivos históricos que se propuso Chávez en su llegada al poder, el más importante además de la refundación de la República, era el surgimiento de un nuevo ciudadano, con otros valores, uno que él calificó como «más humanista, socialista», ese que el 27 de febrero de 2007 durante la emisión radial del programa Aló Presidente N° 268 llamó «el hombre nuevo».
«La construcción de un modelo socialista viene acompañada de una transformación, de manera estructural, de todo el cuerpo que sustenta una nueva sociedad, y debe existir un equilibrio entre la praxis y la teoría revolucionaria para que los antiguos vicios que provengan del antiguo modelo social no invadan y afecten el nacimiento de la nueva sociedad, es decir, la génesis del ‘hombre nuevo'», reflexionaba Chávez.
Esos niños y niñas que nacieron con la llegada de la Revolución ya cumplieron 20 años. Los que han crecido en medio de este contexto social quizá desconocen que conforman el bono demográfico de Venezuela -un fenómeno único que experimentan los países solo una vez que se caracteriza porque la mayoría de la población está en edad económicamente activa- y que desde 2007 se perfila en la configuración socioeconómica del país.
El Gobierno ubica el inicio de este bono demográfico en 2007 pero investigadores universitarios lo sitúan en 2003. Luego de los resultados del Censo 2011, el presidente del INE, Elías Eljuri, alertaba que este fenómeno duraría entre 20 y 30 años y que por lo tanto debía aprovecharse, enfocados en sacar el máximo potencial en el área laboral, educativa, salud y económica o sino el fenómeno se podía revertir y lo que le dejaría al país es lo que Eljuri calificó como «una hipoteca social”.
Pero a juzgar por los números, y estando apenas a tres años del famoso 2021 que Chávez tanto pregonaba, el futuro del hombre nuevo ya ha hipotecado diez de esos veinte años.
“Ustedes, que nacieron en medio del huracán, que nacieron casi con el Caracazo (1989), ustedes que nacieron con el 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992, ustedes vinieron al mundo cuando llegaba de nuevo la Revolución en Venezuela ¡Son ustedes hijos de la Revolución, hijas de la Revolución!”, exclamaba eufórico el otra vez candidato Hugo Chávez en un acto con la juventud, el 19 de septiembre de 2012.
Esos jóvenes que bailaban y cantaban con Chávez en una de sus tantas campañas se reflejaron en los resultados de la Encuesta de Juventudes, realizada en 2013 por el Gobierno Nacional, uno de los acercamientos oficiales más precisos sobre el fenómeno, ya que los datos disponibles en el Instituto Nacional de Estadísticas no se actualizan desde el Censo Nacional de 2011.
La encuesta se basó en la consulta a 10.000 jóvenes en todo el territorio nacional y revelaba preocupaciones como que 59% había dejado de estudiar, es decir 5.832 declararon que no formaban parte de ningún subsistema de educación ni privado ni público y si bien la mayoría manifestaba que la razón principal era que para ellos ya habían terminado la prosecución escolar, la edad promedio en la que eso ocurría era los 18 años.
En el mismo período de tiempo, la UCAB también elaboró una Encuesta de Juventud que mostraba otros indicadores: casi 1 millón de jóvenes entre 15 y 19 años no asistían a la escuela formal. La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida muestra que entre los 11 y los 15 años de edad ocurre la mayoría de la deserción escolar, es decir que 2 de cada 5 jóvenes no van a la escuela con regularidad.
La crisis alimentaria que se ha acentuado en los últimos cinco años se está cobrando a un grupo aún más joven: niños entre 5 y 12 años de edad. Pero los adolescentes y jóvenes son víctimas de otro grave problema de salud pública: las muertes violentas. Datos de 2016 y 2017 muestran que en promedio 27 jóvenes entre 15 y 20 años fueron asesinados cada día en el país. El 30% de sus victimarios tampoco superaban los 20 años y casi 60% de ellos apenas llegaba a los 35 años de edad, según estadísticas del Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV).
El «hombre nuevo» que ha nacido en el chavismo viene de un vientre adolescente. Según los últimos datos oficiales disponibles que datan de 2014, Venezuela es el tercer país de Suramérica con la tasa más alta de embarazo en adolescente: cada año nacen 93 bebés por cada mil adolescentes entre 15 y 19 años, es decir que las madres adolescentes representan 23% del total de partos que ocurren en el país, con una mayor incidencia en jóvenes que viven en pobreza extrema y en zonas rurales.
Y aunque no hay datos oficiales que midan el impacto de la emigración venezolana, la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2017 señaló que 88% de quienes se han ido del país, tanto mujeres y hombres, está en edad de trabajar. 67 % argumenta que se va del país buscando mejores condiciones de vida.