El gran jonronero, por Simón Boccanegra
Se retiró el Gran Gato, Andrés Galarraga. Lo hizo después de intentar por última vez la continuación de su espléndida carrera deportiva. No se rindió sino hasta que ya, realmente no pudo más, cuando comprendió que a pesar de su voluntad de hierro ya los músculos no obedecían como antes las órdenes del cerebro. No anticipó el retiro sino hasta estar seguro que ya no daba más. Se alejó del diamante con los spikes puestos. Fue el signo de su vida esa indeclinable decisión de luchar, ese no rendirse ante ninguna adversidad, que en su momento lo llevó a asumir con entereza y optimismo ejemplares la batalla contra el cáncer. Lo derrotó, pero al precio de una temporada perdida, esa donde pudo haber dado los jonrones que le habrían permitido pasar cómodamente de los míticos 400 que con tanto afán persiguió cuando ya, sin embargo, la formidable mole de su cuerpo no podía responderle como quería. Dejó marcas impresionantes y ensanchó un camino por el cual ahora transitan decenas de muchachos nuestros allá en las Grandes Ligas.Varios de ellos tal vez terminen con mejores records que los suyos; es la ley de la vida, pero Andrés estableció un paradigma y ese sí no será tan fácil de superar.