El Grupo de Lima, por Juan Carlos Sainz-Borgo
El proceso político que inició el 23 de enero de 2019 con la declaratoria de vacancia por parte de la Asamblea Legislativa de Venezuela tiene muchos antecedentes. Sin duda, un conjunto de acuerdos y apoyos diplomáticos, muchos de ellos discretos para armar la estrategia que está en pleno desarrollo. Otros más públicos.
Los gobiernos Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú iniciaron el año 2017, la conformación de un grupo de coordinación y diplomacia pública que recibiría el nombre de la ciudad donde se reunieron por primera vez: Lima. Ese primer comunicado de prensa, en ocasión de la reunión en Agosto de 2017, se produjo como consecuencia de la instalación de la Asamblea Constituyente en Venezuela, que fue electa e instalada sin el apoyo de la oposición y cuyos primeros actos fueron limitar las competencias constitucionales del Poder Legislativo venezolano El comunicado se enfocó en tres hechos fundamentales: declarar la ruptura del orden constitucional, instar al gobierno de Maduro a no promover la violencia y respetar la competencia de la Asamblea Legislativa.
Durante 18 meses, es decir año y medio, el Grupo de Lima logró coordinar la voz de la mayoría de los países del continente, obteniendo el apoyo expreso de los gobiernos de Estados Unidos, Granada, Guyana, Barbados, Jamaica y Santa Lucía.
Este Grupo ha sido el principal vocero de los países del hemisferio nucleados alrededor de los valores de la Carta Democrática Interamericana, que no pudieron ser aprobados en el seno de la Organización de Estados Americanos por la capacidad que hasta el año 2017 poseía la diplomacia bolivariana y el ALBA
Este no es el primer grupo de coordinación política que surge en el continente. En los años ochenta, en el marco de la guerra fría y el conflicto en Centro América, los gobiernos de Colombia, México, Venezuela y Panamá iniciaron contactos para lanzar una iniciativa política de diálogo y concertación. Las circunstancias de la guerra fría de entonces no permitía un dialogo en la OEA, con los Estados Unidos y sus más cercanos aliados y los países que iniciaban un tránsito democrático. El Grupo de Contadora, fue seguido por el Grupo de Apoyo con los gobiernos de Argentina, Brasil, Perú y Uruguay. Este grupo fue un elemento clave para darle apoyo al proceso de paz de Esquipulas y el fin del conflicto en Centro América.
El Grupo de Contadora y su grupo de apoyo, constituirían a partir de 1986 el llamado Grupo de Rio o el “Mecanismo de Permanente de Consulta y Concertación Política”, que tenía una secretaría permanente rotativa y viabilizó muchas respuestas coordinadas a muchas tensiones en la región. Su éxito derivó en la creación de una nueva organización regional, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) a partir de la XXI Cumbre del Grupo de Rio el año 2010. Lamentablemente, la ruptura del consenso político a comienzos de la década, dejó sin piso la organización.
El Grupo de Lima fue una valiente iniciativa del Presidente Pedro Pablo Kuczynski y su canciller Ricardo Luna Mendoza, quienes con el apoyo de los Gobiernos de Colombia, México y Argentina, por nombrar solo algunos, emprendieron la construcción de un consenso internacional, que el régimen de Nicolás Maduro no prestó atención. Durante 18 meses, un sin número de declaraciones grupales, llamados de prensa y comunicados de prensa, llamaron al Gobierno de Nicolás Maduro para evitar un enfrentamiento.
Por ejemplo, en la Declaración del Grupo de Lima del 21 de mayo de 2018, un día después de las disputadas elecciones en Venezuela, el Grupo de Lima, tomaron la decisión de no reconocer “la legitimidad del proceso electoral (…) por no cumplir con los estándares internacionales de un proceso democrático, libre, justo y transparente.” Asimismo se decidió el inicio de la presión diplomática, llamando de manera conjunta a todos los embajadores a consulta a sus capitales.
Los ocho meses posteriores, se intentó por todos los medios evitar el choque de trenes que ocurrió con el fin del periodo presidencial y el inicio del nuevo periodo presidencial. El reconocimiento de la vacancia de la presidencia, el reconocimiento del periodo interino de Juan Guaidó y la aceptación del Embajador Especial Julio Borges para las reuniones del Grupo, son solo una consecuencia de este dialogo sin respuesta. La coordinación entre estos 18 países son la base del apoyo luego aprobado en la OEA.
La diplomacia moderna es una diplomacia multilateral de grupos de países, algunos asociados en organizaciones internacionales, la Unión Europea o en grupos de coordinación como el Grupo de Lima. Es allí donde se construye la toma de decisiones. Es por ello que el llamado que el día 30 de enero realizaron los gobiernos de México y Uruguay, a los países neutrales con el tema de Venezuela, parece condenado al fracaso.
El Grupo de Lima es una respuesta continental a una crisis regional. El trabajo diplomático y de consenso refleja los valores democráticos acordados en décadas en la región. Quien está fuera de ellos, está fuera de las corrientes de la historia; será ella quien juzgará