El interinato, más penas que glorias, por Wilfredo Velásquez
Twitter: @wilvelasquez
La ideología de bolsillo de nuestros políticos se esconde en la billetera. Cuando los electores no entienden la lógica del proceso de toma de decisiones de nuestros políticos, es porque intentan analizarlas políticamente, olvidando que sus motivaciones son fundamentalmente económicas.
Resulta incomprensible verlos tomar decisiones que claramente favorecen a sus “jurados” rivales políticos, a los que han denunciado como enemigos del país y calificado con los más denigrantes epítetos morales.
*Lea también: Pobreza energética, distopía socialista, por Wilfredo Velásquez
Para el ciudadano preocupado por el acontecer político, es imposible entender que quienes denuncian las violaciones a la Constitución, se conviertan en sus consuetudinarios violadores, que abiertamente, contrariando la opinión de los especialistas en materia constitucional, inventen su propia y acomodaticia interpretación del texto fundamental, solo para complacer a los jerarcas del régimen.
Nuestros políticos buenas personas no son, ¿honestos? solo Dios lo sabrá. Se enfrentan a un gobierno que no tira la primera piedra, sino que se la guarda, nunca la lanza, pero los amenaza y ellos que saben de su buena puntería, que conocen la facilidad con que el guayuco ideológico que usan deja sus partes íntimas al aire, evitan darle la espalda al gobierno y por eso ceden, caminan hacia atrás, evitan la confrontación por temor a la denuncia oficial y a la represión.
Ante los riesgos del chantaje prefieren cobrar, que estar defendiendo conceptos tan etéreos como libertad, democracia, constitucionalidad y derechos humanos.
Monómeros, ayuda humanitaria, canto por la libertad, cuentas congeladas, aportes para el rescate de la democracia, ayudas para los migrantes en Colombia, Citgo, Odebrecht, reuniones secretas, encuentros y desencuentros, no son espadas de Damocles que pendan sobre las cabezas vacías de compromisos y llenas de ambiciones de nuestros políticos opositores, son piedras, peligrosos proyectiles, en manos de quienes tuvieron un riguroso entrenamiento en lanzamiento de piedras, en la época de la subversión contra los gobiernos de la cuarta.
*Lea también: Pese a que le cortaron la luz, Guaidó rindió «balance» del interinato con pocas cifras
De ellos podemos decir, cómo lo hizo el funcionario del Consejo de Indias que entrevistó a Cervantes cuando quiso viajar a América: “Busque por acá en que se le haga merced”.
Declararon el abandono del cargo de presidente en el país. Después de la vacatio legis, en que pasamos un año sin presidente, gracias al acobardamiento, por diablo, sabio y viejo, del presidente de la Asamblea Nacional, que precedió a Guaidó, sacaron de la manga del mago al inexperto diputado.
Lo deificaron, le rindieron pleitesía, promovieron su reconocimiento internacional, lo erigieron en guardián de los activos que tiene el país en el exterior y como lo dijo Álvaro Mutis en su terrible poema, dedicado al bíblico Festín de Baltasar:
“Cuando el cansancio le cerró todos los caminos,
surgió la idea del banquete.
Las cosas sagradas acumularon su hastío
y prepararon el lecho de su último día”.
Terminaron siendo víctimas de su propia ambición, unos reunieron fondos para financiar campañas que le convirtieron en gobernadores, otros hicieron uso del nepotismo, maternal y seguro, otros quedaron fuera del juego, pero inconforme con las migajas del banquete.
Ahora en un acto de contrición pública, bajo el peso de la anilla que cuelga de la larga nariz de sus ambiciones, acuden obedientes a la mesa de negociaciones, sin ninguna ganancia para la recuperación de la democracia, de manera tumultuaria y sin ninguna vergüenza, en conclave, claudican de sus viejas posiciones, desmontan el gobierno interino y entregan a Guaidó como víctima propiciatoria.
Los más ambiciosos se convirtieron en gobierno, porque como dice el dicho popular ni la tos ni el dinero se pueden ocultar y menos en tiempos como los que vivimos.
Los buenos pescadores, cuando el pez pica lo dejan correr, así hicieron con ellos los dejaron correr, les ofrecieron la carnada electoral, y los esperaron en la bajadita de la mesa de negociación.
De los negociadores oficialistas obtuvieron inciertas promesas, que parecieran aceptadas solo para cubrir las apariencias, el acuerdo social oculta el verdadero propósito compartido por gobierno y opositores: terminar con la entelequia del gobierno interino, buscar una excusa para lavarse las manos e instaurar un sistema de convivencia, en los términos establecidos por el régimen.
Operó eficientemente el consenso de las mafias, basado en el reparto del botín y la paz negociada
Los efectos desintegradores de la mesa, en el sector opositor, empiezan a verse, por ahora queda el partido de Leopoldo sin acceso aparente a la “administración” de los activos protegidos, él a su vez la emprende contra el “Comisionado Presidencial para las Relaciones Exteriores del Gobierno Interino de la República Bolivariana de Venezuela”, en un acto de delación pública que lo deja a la vista de todos como un vulgar chivato, genera curiosidad saber cómo le cobrarán esta falta grave a la ley del silencio (omertà), que rige las relaciones en estos grupos.
Estos acuerdos seguramente afectarán la realización de las primarias, porque candidaturas como la del gobernador del Zulia, la adeca de Bernabé, la de María Corina, la de su santidad el pastor, Claudio, Falcón y probablemente la de Capriles, seguirán su curso independientemente de los resultados de las primarias.
El exinterino si quiere continuar deslastrado del peso y las visibles cuerdas del titiritero, tendrá que buscar el apoyo de otras organizaciones o crear una propia. El prócer Leopoldillo, no corre en esta carrera, por lo que tendrá que esperar para ver su perfil grabado en la moneda nacional.
En cuanto a la realización de las primarias, es probable que no se realicen, aunque ninguno se atreva a negarlas.
Seguramente, el término del interinato debilitará significativamente el apoyo internacional a la causa democrática, se fragmentará más la oposición, la población opositora activa se movilizará sin aceptar las directrices de los partidos y estos a su vez volverán a ser justamente cuestionados, quitándoles la posibilidad de agrupar a la población según sus preferencias políticas, lo que genera grupos de acción política amorfos y caóticos, impidiendo darle direccionalidad a las acciones emprendidas.
El gobierno sabe que, sin partidos, o con muchos, es imposible construir una plataforma programática opositora que garanticen el éxito.
Surgirán lideres espontáneos, tanto en los movimiento sindicales y gremiales, como en el resto de la población, los cuales a falta de partidos tendrán vida política efímera, que no pasará de lo reivindicativo, lo que conlleva el reconocimiento del régimen, la negociación con él y por su puesto su permanencia como interlocutor válido para la solución de los problemas.
En situaciones de desconfianza y rechazo a los partidos políticos, como la creada por el desprestigio del G4, degenerado en G3, a los que un amigo de lengua punzante llama los tres pelagatos, puede llevarnos a una situación de manifestaciones espontáneas y protestas sin direccionalidad política de consecuencias impredecibles.
Wilfredo Velásquez es poeta.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo.