El J.M. de los Ríos sigue muriendo silenciosamente ante la indolencia del gobierno
El hospital infantil J.M de los Ríos se ha convertido en el reflejo de cómo la crisis ha destrozado los principales centros hospitalarios que prestaban los mejores servicios en el país
Herido y de muerte. De ser un paciente, esa sería la condición del hospital José Manuel de los Ríos, el que otrora fuera centro de referencia a escala nacional e internacional por tratar más de 20 patologías crónicas en niños y adolescentes, pero que hoy vive los peores rigores de la emergencia humanitaria compleja que vive Venezuela y que ha colocado en un estado de vulnerabilidad a casi totalidad de los ciudadanos.
Esa es la visión que tiene Katherine Martínez, coordinadora de la ONG Prepara Familia, quien denunció una vez más las condiciones críticas del centro de salud. «Esto es una emergencia que va en escala y cada día estamos peor, aquí no se ha invertido en ningún equipo para mejorar el hospital».
La desidia es tal que a casi tres meses del fallecimiento de Natalia Martinho, directora del J.M. de los Ríos, nadie ha sido nombrado oficialmente en su cargo, dejando a la deriva las responsabilidades de dirigir el que aún sigue siendo el hospital infantil más importante del país.
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Aclaró que por ahora y de manera intermitente, el cargo está siendo ocupado por la viceministra del Sector de Hospitales, a quien poco se le ve por el hospital, y quién no se ha presentado ni siquiera ante los médicos y el personal obrero y de enfermería.
Mientras esto ocurre en la administración, la emergencia humanitaria sigue golpeando con fuerza al hospital, que va quedando huérfano de personal, según comenta el exdirector del centro hospitalario Huníades Urbina, quien explica que a las condiciones críticas del centro se le suma la ausencia de una directiva.
Esto estaría generando un retraso mucho mayor en la atención de los pacientes, porque sin un directivo nombrado legalmente «las firmas no se pueden hacer. El que tiene que autorizar la mínima compra es el director, y en su ausencia lo hace el ministerio. Eso retrasa mucho más la atención de los pacientes». La burocracia también hace estragos en los pasillos del edificio ubicado en San Bernardino.
A su juicio, un «director de hospital tiene que hablar con la gente, reunirse con los médicos, tener una asamblea, llamar a la junta»; sin embargo, a esta viceministra se le ha visto poco, sosteniendo encuentros puntuales y los familiares de los pacientes ni siquiera saben de quién se trata a la hora de reclamar.
De mal a peor
Mientras esto ocurre «el hospital sigue en deplorables condiciones», dice Urbina, quien detalla que en la actualidad de las 11 camas de terapia intensiva solo funcionan dos.
El laboratorio que tenía 16 secciones, hoy apenas hace tres exámenes básicos y de forma intermitente: hematología, heces y orina, cuando un hospital de IV nivel como el hospital de niños necesita hacer una cantidad de exámenes necesarios para dar con el diagnóstico preciso. Hoy los padres deben correr con los gastos de estos estudios, lo que genera retraso en la atención y la resolución -en lo posible- de los problemas de los pacientes.
Desde su posición, Urbina confirma que «lo mínimo necesario que se le pudiera dar a los pacientes del centro hospitalario sería una cama, lencería y comida», pero esto está muy alejado de la realidad. «Las mamá tienen que llevar desde las sabanas hasta los alimentos».
Situación que también observa Katherine Martínez desde Prepara Familia, donde las peticiones de los padres han cambiado a medida que se agrava la emergencia y se profundiza la crisis del país. «Antes los padres no pedían ayuda para los exámenes y los medicamentos, hoy lo hacen hasta para la alimentación, porque muchos no tiene si quiera para comer».
Algo similar ocurre con el personal. «Las enfermeras y los médicos están exigiendo desde hace tiempo un salario justo, porque a pesar del aumento esto no representa un levante para el personal de hospital, por lo que ha ido migrando. Cada día tenemos menos personal para atender a los niños, lo que está agravando aún más la situación del hospital porque hay turnos en los que inclusive han llegado a estar solo dos enfermeras», dice.
Martínez detalla que esto se suma a todas las limitaciones con las que se encuentran los niños y sus padres, que llegan al hospital en busca de respuesta a sus graves enfermedades. «Aquí no se ha invertido en ningún equipo, ni mantenimiento preventivo ni correctivo. Las planta de agua, tomógrafo, plantas de ósmosis están en la misma situación», reitera.
Luces que se rehúsan a apagarse
En el hospital JM de los Ríos hacen vida más de 2.000 pacientes, muchos están de manera constante en sus servicios debido a las enfermedades que padecen, que en muchas ocasiones no les garantiza una pronta salida del centro de salud.
Así ocurre con Edennys Martínez, una joven de 15 años que forma parte de los pacientes del servicio de hematología. Su diagnóstico: una talasemia mayor con requerimiento de un trasplante de médula ósea.
Ella es Edenys Martínez adolescente del servicio de hematología del Hospital J.M de Los Rios beneficiaria de las medidas cautelares otorgadas por la @CIDH, aquí cuenta su testimonio y sus exigencias pic.twitter.com/d4pyi8tu7J
— Prepara Familia (@preparafamilia) November 6, 2019
La joven dice ya estar cansada de tener que ir al hospital, de los tratamientos médicos e incluso de su enfermedad. «Nos sentimos mal de las condiciones del hospital, muchas veces no hay pero ni siquiera comida, cuando hay es solo caraotas o arroz».
También asegura estar agotada de ver a su madre hacer malabares, porque en su hogar muchas son las veces en las que apenas y tienen para comer, verla «correr de aquí para allá, pidiendo prestado, buscando dinero», porque en el hospital no tienen los reactivos para hacerle los mínimos exámenes, sumado a la mala alimentación.
«Yo me siento ya muy mal y nuestro período de vida se va deteriorando a medida que vamos creciendo», reiteró Martínez.
Esta historia se repite en todos los servicios, donde los niños a su corta edad debe lidiar no solo con la patología que llegó un día para marcar sus vidas, sino con la indolencia de un Estado que ha dejado en abandono el sistema de salud público, violentando así el derecho universal a la salud.
Esta situación coloca a los jóvenes en una condición de desasosiego. «Yo ya estoy cansada de ir al hospital, los médicos se van, las enfermeras se van. Los niños se van muriendo y a veces pensamos cuándo seremos nosotros», dice Edennys, quien guarda las esperanzas en un trasplante que cada vez parece estar más lejos.
#Ahora Edennys Hernández, de 15 años, paciente del servicio de hematología del Hospital infantil José Manuel de los Ríos: «Ya estoy cansada de ir al hospital, los médicos y las enfermeras se van, los niños se van muriendo y a veces pensamos cuando seremos nosotros» #6Nov #6NovTC
— TalCual (@DiarioTalCual) November 6, 2019
Oídos sordos
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) actualizó las medidas cautelares para proteger los derechos de niños, niñas y adolescentes recluidos en el hospital pediátrico doctor José Manuel de los Ríos, y las extendió a 13 servicios de ese centro de salud.
Mediante la resolución 43/19, la CIDH amplió las medidas cautelares que habían sido otorgadas al servicio de Nefrología en febrero de 2018. Esta nueva decisión incluye las áreas de cardiología, hematología, neumología, medicina 2, medicina 3, anatomía patológica, centro de lactancia o servicio de atención especializada y de capacitación en lactancia materna, consulta externa y triaje, neurocirugía pediátrica, pediatría integral – niño sano, nutrición, crecimiento y desarrollo, medicina de adolescentes y neurología pediátrica.
Estas medidas instan a la administración de Nicolás Maduro a que adopte los correctivos necesarios para garantizar la vida, integridad personal y salud de los pacientes de los 13 servicios identificados del hospital. Estos tenían un límite de 40 días para responder a la CIDH e informar sobre los planes implementados para poner un freno a las condiciones críticas del hospital, algo que no ha ocurrido.
La coordinadora de Prepara Familia Katherine Martínez, acusó al Estado de no cumplir con su obligación de proteger y velar por la salud de los niños no solo del J.M de los Ríos sino de todo el país.
Dijo que en medio de la emergencia humanitaria ha quedado en evidencia que en el país las autoridades someten a los ciudadanos a la vulneración de sus derechos a la vida, a la salud y a una alimentación digna.
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Es por esto, que una vez más desde Prepara Familia exigieron el inmediato cumplimiento de estas medidas, con el objetivo de evitar que los niños sigan muriendo por falta de tratamientos médicos necesarios para tratar su patología, a su vez pidió en nombre del personal, los pacientes y los padres, que se reactive de manera inmediata el programa de trasplantes, paralizado desde el 2017 por órdenes del Estado.
#Ahora La coordinadora de Prepara Familia, Katherine Martínez, reitera que en febrero de 2018 se emitió la primera medida en protección al servicio de Nefrología, en agosto de este año se extendió a 13 servicios, incluidos hematología y cardiología #6Nov #6NovTC pic.twitter.com/WZbV4VXqij
— TalCual (@DiarioTalCual) November 6, 2019