El Mocho Isaías, por Teodoro Petkoff

En un extraño ejercicio autocrítico, no exento de involuntario humor negro, el fiscal Isaías Rodríguez ha hecho, mediante documento enviado a sus subalternos, una radiografía descarnada organismo que dirige. Ya hoy, por cierto, el documento desapareció de la página web de la Fiscalía. ¿Se asustó Isaías del cuero después de haber matado al tigre?
Dice el fiscal cosas muy duras. Apuntando explicaciones para el pésimo funcionamiento del Ministerio Público, señala en los funcionarios la falta total de interés para rendir el servicio por el cual se les paga. Explica que se comportan como “jefes cargados de privilegios que tienen todo el poder para abusar y no atender a quienes estamos obligados a recibir” . Denuncia la desorganización y la burocratización del ente, “lo cual disloca, disparata y distorsiona las líneas operativas de mando. La desorganización desnivela toda vía adecuada para resolver los asuntos” . Para colmo, Isaías, denuncia “la falta de preparación y carencia de conocimientos técnicos suficientes para tomar las decisiones en el tiempo exacto y con la prudencia y justicia necesarias” .
Todo esto lo conduce a una conclusión: en el Ministerio Público “hay roscas que frenan, retardan, demoran, obstaculizan, detienen, paralizan, bloquean y hacen lentas las labores de funcionamiento de la institución” . Su palabra vaya “alante”, poeta. Ahora sabemos por qué lo de Anderson no es un cangrejo sino un pulpo.
Por cierto que Isaías no nos aclaró si esas “roscas” ocupan su tiempo en la extorsión de “imputados”, pero se puede suponer que todas esas “maldades” de que los acusa pueden tener como objetivo, entre otros, facilitar los operativos de chantaje. Desconsoladamente admite que “Todo es un rollo. Nada se resuelve en el tiempo justo. La autoridad con esos métodos se trastorna y los problemas siguen campantes sin resolverse” . Como si fuera poco con esto, se queja Isaías de que existe un trato “cruel e inhumano a los usuarios” . ¿En manos de quién estamos?
Finalmente, Isaías, poeta al fin, se permite unas metáforas sangrientas, hablando de “su” gente: “No tienen la intención de boicotear pero boicotean. No es una operación morrocoy, pero de que tiene concha tiene concha. No es una huelga de brazos caídos, pero es peor, porque no tiene brazos. La gente se vuelve manca, mocha o tullida, porque así los enseñaron a ser y nadie nunca les ha dicho que así no es y así no funciona nada” . Hay que recordar que Isaías está en el cargo desde el 20 de diciembre de 2000. Ya va para cinco años así que si “nadie nunca les ha dicho que así no es” él debe ser uno de esos “nadie”. Después de tamaña confesión de fracaso, debería poner el cargo a la orden.
Pero no es esa su intención. Cuando podía creerse que toda esta palinodia descansa en una genuina preocupación por la eficiencia de la institución, asoma su trompa el más craso y burdo interés pecuniario: “Lo más grave es que así no nos van a aumentar el presupuesto, ni tenemos chance para que nos mejoren las remuneraciones y nos homologuen los sueldos al de los funcionarios judiciales” .
Leyéndolo, uno termina preguntándose si este documento en verdad lo escribió el poeta Isaías o es una “cabra” que le metieron en la página web, extensamente citada hoy por El Universal.