El Nacional despidió su edición impresa con la fuerza y el aplauso de su gente
Los trabajadores que han formado parte de los 75 años de historia del diario acompañaron con aplausos, lágrimas y mucha emotividad la despedida del formato impreso que deja de circular este viernes 14 de diciembre
Una redacción a casa llena como en los mejores tiempos. Los periodistas, trabajadores, mensajeros, aprendices, jefes fotógrafos, diseñadores volvieron a ocupar cada puesto, cada esquina de la sala de redacción que fue el hogar de generaciones de periodistas durante una parte importante de los 75 años.
A ratos lágrimas, a ratos sonrisas pero en cada grupo los abrazos protagonizaron un reencuentro motivado por una razón nada feliz: acompañar al equipo que aún queda en el diario y publicó la última edición impresa del diario que salió el viernes 14 de diciembre.
Nunca el cierre de un diario será una buena noticia pero la despedida temporal de El Nacional en su formato impreso sirvió como reimpulso para lo que viene: el periódico fundado por Miguel Otero Silva migra a la web por completo y aunque la rotativa Wifag OF7 se apagó la noche del jueves 13, los aplausos mantuvieron la firmeza del espíritu de un equipo «guerrero», como lo definió su editor y presidente Miguel Henrique Otero, quien permanece en el exilio.
Que no se rinde a pesar de las presiones, la falta de papel, demandas, agresiones y asfixia económica, que ha enfrentado desde que se consolidó como una referencia crítica en contra del chavismo.
“El Nacional es un guerrero. Y al guerrero que se le cierra la puerta, otra se abre. El Nacional no muere con esto. Todo lo contrario. Seguirá informando con mucha más fuerza. Seguirá luchando por la democracia. Primero salen ellos que nosotros. Con esa misma rotativa vamos a publicar el titular: Venezuela regresa a la democracia”.
Directivos del gremio periodístico, políticos, ex trabajadores, reporteros de varios medios y los «ex nacional», una larga lista de profesionales que se formaron en esta escuela del periodismo acompañaron el último día de trabajo en la redacción. Y aunque muchos ojos rojos escuchaban atentos a las palabras del equipo que permanecerá trabajando en el diario, el aplauso de reconocimiento triunfó porque no es una despedida, es un hasta pronto. Nos vemos en democracia.