El pavo Chávez, por Simón Boccanegra
Lo dijo en su programa, muerto de risa. El presidente Chávez, en algún rato libre, se pone una peluca o un sombrero de ala ancha (¿de medio lado y un diente de oro?), agarra un carro o una moto “de esas grandotas, que alguien me presta por ahí” y sale a recorrer las calles, a ver cómo está la cosa, dentro o fuera de sus predios políticos. Incluso, asegura que le ha pasado por al lado de la Plaza Altamira sólo para comprobar que la oposición está “cada vez más loca” y que hasta se ha sentando en la barra de una tasca para deleitarse con los chistes que hacen sobre él. Señor Presidente, además de sus paseos en moto, le recomiendo que también se dé una vueltecita por La Campiña, o quizá por los hospitales y barrios, donde también podrá, además de reírse con los chistes, llorar con la realidad. Por cierto, señor Presidente, sus andanzas como el pavo Chávez ¿no quieren decir que usted da por canceladas sus denuncias sobre un magnicidio?