El peludo tema del precio de la gasolina, por Simón Boccanegra
Al gobierno de Nicolás Maduro le llegó la hora de la verdad con la gasolina. El costo que implica para Pdvsa el subsidio a la gasolina, expresado en el precio ridículo del litro de la más «cara», monta a cifras estratosféricas. Durante años el gobierno, sobre todo el de Chávez, amparado en declaraciones demagógicas, muy críticas de los aumentos que gobiernos anteriores llevaron a cabo con el precio del vital líquido, se negó a asumir la realidad de que en un país de tan alta inflación como el nuestro, el precio de la gasolina no es inmune a tal fenómeno y que, por tanto, exige aumentos periódicos, si no se quiere condenar a Pdvsa a continuar asumiendo las enormes pérdidas que implica el precio actual. Lo lógico sería una prudente política de relativamente pequeños incrementos espaciados en breves periodos, a fin de evitar lo que siempre ha sucedido en todos los gobiernos: aumentos grandes, con años de distancia entre unos y otros, cuando ya el déficit de Pdvsa alcanza niveles astronómicos. Por supuesto, este modo de actuación implica un trancazo severo al consumidor y un potente factor inflacionario. Cada gobierno que ha enfrentado la necesidad de subir el precio de la gasolina ha pagado el precio de un salto en la inflación. Esta vez, si se atreven a tomar la medida, no será la excepción. Será interesante oír los argumentos con los cuales pretenderán enmascararla.
Tienen a la orden las cosas que fueron dichas por todos cuantos tuvieron que bregar con este engorroso asunto. Pero, hoy el gobierno va a pagar el precio de la demagogia y de la imprevisión, que es lo que ocurre cuando no se hacen las cosas en su tiempo y a tiempo.