El precio de las cabillas, por Simón Boccanegra
Este minicronista no sabe si Chacumbele lo hace a propósito o por pura ignorancia. El único argumento que dio para justificar la expropiación de Sidetur fue que esa empresa vendía las cabillas que produce a precios especulativos. «Nos compran el acero a nosotros y después nos venden las cabillas a precios bien altos». Repito, uno no sabe si lo hace porque ni siquiera sabe de lo que está hablando o porque cuenta con el desconocimiento de la mayoría de la gente sobre los temas económicos y usa el argumento de los precios especulativos como coartada. Pero lo cierto del caso es que los precios de la cabilla están regulados desde 2006, de manera que Sidetur vendía cabillas a los precios fijados por el gobierno. Si había especulación es porque el propio gobierno la propiciaba. ¿Coba o ignorancia? Vaya uno a saber, pero lo que sí es seguro es que entre sus ministros ninguno se atreverá a hacerle notar esta contradicción. Al contrario, incluso los que saben cómo es la cosa, repetirán el argumento. El jefe siempre tiene razón. Por supuesto, el destino de Sidetur está escrito.
Será el de Sidor, el de las briqueteras, el de las empresas de aluminio. El deterioro, el déficit en sus cuentas, la caída casi en barrena de la producción, el engordamiento de su personal. Como todo lo que toca, pudrirá también a Sidetur. El sector estatal de la economía continúa creciendo, pero no echando músculos sino acumulando grasa. Es un sector ya obeso y por tanto ineficiente. Chacumbele no sólo está diezmando el sector privado de la economía sino que está destruyendo el sector económico público. En pocas palabras, está destruyendo el país.
