El privilegio de conocer a José Visconti, por Tony Cittadino
José Visconti siempre será uno de los periodistas y personas de las que estaré orgulloso de haber conocido.
Estas líneas las escribo mientras espero el tren para ir al trabajo y completo en otros minutos libres. No quería quedarme atrás en la cantidad de muestras de agradecimiento y cariño, desde que se conoció su partida el domingo.
Acá en España, recibí la noticia en la madrugada del lunes. Fue lo primero que vi en los chats del teléfono y en las redes sociales. Igual que sucedió a finales del año pasado con Teodoro Petkoff, José Castillo y Luis Valbuena.
A pesar de la tristeza, recordar a Visconti siempre me sacará una sonrisa. Porque reír con él siempre fue una de las cosas que más disfruté, pues me hacía sentir como un niño. Bien sea por sus sabios consejos o sus fabulosas anécdotas
Puedo decir que tuve el privilegio de conocerlo y eso me basta. Lo admiré desde pequeño, cuando llegaba a casa corriendo del colegio para verlo en la sección de deportes de El Observador. Costumbre que alternaba con la competencia: ver a Luis Manuel Fernández por Venevisión. Quería ser como ellos y fueron mi inspiración para ser periodista deportivo.
Conocí a Visconti en el año 2006. Para entonces, era pasante de prensa de los Leones del Caracas. Fue en el estadio Universitario, en el primer Caracas-Magallanes que se jugaba en la capital.
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Llegó al Palco de Prensa y se sentó en el ala izquierda. Yo lo miraba emocionado, mientras él anotaba en una hoja de papel con un bolígrafo. Allí iba haciendo la nota en color del juego de los Eternos Rivales, mientras que Pedro Ricardo Maio y Guillermo Yáber Llanos se encargaban de la reseña y entrevistas para el Diario Meridiano.
Me acerqué y le entregué una botellita de agua en el séptimo inning, cuando me tocaba informar la asistencia al juego. Me saludó con un cariño y respeto, que jamás olvidaré. Porque así era él. Cercano, noble, sencillo y pícaro. Siempre de buen humor. Tal cual como se veía en televisión en su momento. No es casualidad que todos coincidamos en sus cualidades.
Me preguntó qué hacía como pasante, dónde estudiaba y cuál semestre cursaba. Luego, al despedirse, con picardía y picando el ojo, me dijo que comprara el periódico al día siguiente, como lo hacía desde pequeño. Mi sorpresa fue leer mi nombre en su reseña, por darle la asistencia.
Así nació una bonita amistad. En el siguiente juego de los Eternos Rivales, hizo lo mismo, como en el resto de la serie en Caracas. Pero en esa ocasión, pude sentarme con calma a hablar con él y aproveché para entregarle una carta. La recibió con emoción y prometió guardarla.
Cuánto disfruté esos minutos. Me contó de sus anécdotas con Chico Carrasquel y de la buena relación que mantenía con sus hermanas, en especial con Emilia, a quien también pudimos conocer y sentarnos a charlar en casa del “Chico” para un trabajo especial para TalCual.
También de la ocasión en la que entrevistó a Baudilio Díaz al llegar al aeropuerto, tras ganar el Caracas la Serie del Caribe del 82. Una de esas noches cerramos con el orgullo que tenía por su familia y el estar casado con María Teresa. Admirable. En fin, un personaje de los que tanta falta hacen en la golpeada Venezuela de hoy.
En 2008 aprovechamos para realizarle un entrevista, a propósito de la edición aniversaria del periódico y un tema sobre los hijos de inmigrantes aficionados al beisbol, como es mi caso.
La llamada duró casi una hora, pero puedo decir que en más de la mitad hablamos de todo, menos de la entrevista. Con gracia, siempre le mandaba saludos al “brabucón” Teodoro.
En esa entrevista, me contó que venía de una familia muy importante de origen italiano, tanto así que uno de sus antepasados fue fundador de la Scala de Milan, y su abuelo fue uno de los socios fundadores del AC Milan. Hasta tuvieron un Papa en la familia (Gregorio X).
De niño soñó con ser el segundo jesuita Visconti de la historia, pero el periodismo y el beisbol desviaron su intención. A finales del siglo XIX llegaron tres hermanos de la familia, incluido su abuelo, y se residenciaron en la hacienda El Altar, en San Casimiro, estado Aragua.
Allí recibieron la influencia del beisbol de parte de uno de los hijos del general Juan Vicente Gómez. Su familia comenzó siendo fanática del Royal Criollos. Su madre era admiradora de Daniel “Chino” Canónico y todos enemigos jurados del Magallanes, dijo entre risas. Recuerda que en su casa había un radio RCA y escuchaban la “Cabalgata Deportiva Gillete” en la voz de Francisco José “Pancho Pepe” Croquer.
En la década de los años 50 creció jugando pelotica de goma. En los partidos era outfielder y seguidor de Alfonso “Chico” Carrasquel, Luis Aparicio, Roger Maris y Mickey Mantle. “Tenía mucha energía en el brazo. Lanzaba la pelota de los jardines y ¡poing!, la ponía en el home”, recordó con su peculiar tono de voz.
Siempre le gustó más el beisbol. Además quería ser como su padre, quien era fanático de los Yanquis de Nueva York, pero a sus equipos de fútbol en el Seminario los denominaba, por razones obvias, AC Milan.
La última vez que coincidimos en una pauta,fue en septiembre de 2014 durante la presentación de la temporada de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. En ese momento, trabajaba en Venevisiìn y cubrí el evento para el Noticiero. Mientras realizaba una pequeña cola para recibir un cuaderno de anotación, se colocó detrás de mí y bromeando me dijo: “Tony Cittadino, Noticiero Venevision. Ya tienes nombre artístico”. Al voltear, nos dimos un gran abrazo y reímos. Le agradecí el consejo que una vez me dio en el estadio. “Firma como Tony, porque es más corto y tiene más punch que Antonino”. Visconti fue el primero en hacer la sugerencia. Luego Teodoro en TalCual y, finalmente, la adopté en Venevisión con la productora general del Noticiero, Belkis Sánchez.
José Visconti marcó una generación que siempre lo recordará con cariño y respeto. Trabajar con honestidad, respetar la carrera y ser nobles, será un homenaje a su legado. Dios te bendiga y ¡toc! sácala de jonrón