El PSUV no ha triunfado solo está ganando…, por Ángel Monagas
Twitter @Angelmonagas
El expresidente Álvaro Uribe recientemente hizo una reflexión en el tema Venezuela. Al referirse a la poca eficiencia de las sanciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos, señaló que las mismas no han tenido vigencia ni ninguna utilidad, pues las cabezas del régimen cuentan con el auxilio de China, Rusia e Irán, entre otros, y solo han causado malestar en la población que mayoritariamente no disfruta de las mismas prerrogativas.
¿Por qué se insiste entonces en un modelo equivocado para el caso de marras?
Simple.
En el juego político no todo lo que se aparenta es cierto y se puede no triunfar e igual ganar. Lograr objetivos. Perder en política no es igual que en los deportes. Un día gris, mañana puede ser soleado.
Si profundizamos en el análisis del expresidente Uribe, encontraremos algunas respuestas para comprender esta pesadilla de 21 años.
¿La verdad? Uribe tiene razón, la dictadura luce estable… La oposición ha abandonado el único espacio en el que tiene ventaja: el electoral, lo único que tiene la oposición son votos. No tiene armas y tristemente tampoco tiene seguidores.
Lógicamente en este escenario era impensable participar. No se trabajó para eso.
Los políticos serios primero observan las normas y, solo si se tienen buenas condiciones, se mete uno en un ring para combates de artes marciales sin reglas.
La oposición no las tiene. No hay liderazgo, se perdió la empatía, la capacidad de organizar y convocar en un momento determinado a las masas.
La oposición tiene el parque de armas completamente vacío, sin ninguna fortaleza.
El 6D del 2020 se repetirán los resultados obtenidos por Henri Falcón en el 2018. Esta vez la pela será con mayor diferencia.
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Lo positivo es que será el fin de una clase política y no me refiero solo a los representados en ese proceso, los abstencionistas, los que omitieron en su accionar, también caerán y nacerá una nueva rama, con tendencia a ser árbol y bosque, que definitivamente marcará la diferencia a futuro.
Pudo haber sido antes. Repito nuevamente: en política no siempre pasa lo que uno quiere…sino lo que tiene que pasar.
Espejismo
El chavismo se cree solo en la sabana. Sin rivales.
No triunfaron. Solo llegarán primero, prácticamente por forfeit. Por abandono de quienes prefirieron salir “ricos” y no tener “poder”. Obviando que lo segundo en términos reales lleva a los primero.
El chavismo y madurismo venderá que son el poder por voluntad de una mayoría, a mi juicio inexistente. Peor aún, indiferente.
Ellos ejercen el poder que no les pertenece.
El G2, como lo ha hecho en Cuba, seguirá la senda de vender la percepción de que son “sinónimo de gobierno”, que el destino de la nación depende de ellos y no hay posibilidad de alternancia. Algunos sociólogos hablan de la “patrimonialización del poder”.
Lo más grave
Los chavistas son incapaces de ver, gracias también a la obtusa mentalidad de un pequeño sector radical, que se van desvaneciendo en una ideología falsamente socialista y conste que yo no creo en nada relacionado con esa modelo de pensamiento, el cual combato con argumentos, con ideas y no con resentimientos o vísceras.
Lo suyo con mucha fuerza es un modelo mafioso en lo económico, disfrazado de liberación.
Una dictadura peor que la clásica porque ni seguridad de personas y bienes podrá ofrecer. Dictadura en cuanto a métodos y de forma corporativa manejada por mafias regionales, según el nivel y la naturaleza de la zona.
No convocan a la gente, a su militancia, las negocian, las compran, como lo hacen a nivel internacional de manera relevante.
Su peor enemigo no es la oposición, no es Guaidó. A ese lo detienen cuando les dé la gana, igual que a cualquier otro.
Su enemigo es la ineficiencia y es uno de los pocos elementos vislumbrado por Chávez hace años, aunque él no tenía la capacidad de dinamizar un Estado cada vez más paquidermo.
El Estado no funciona, ni a menor ni a mayor escala. No hay identidad de ninguna naturaleza entre el más humilde trabajador y el mejor pagado gerente o director.
Esa confrontación con una superestructura inservible, inútil para resolver la más simple de las situaciones, puede ser la gestora de un proceso catalítico que reinicie y resetee la política venezolana.
Hablo con la condicional de futuro pues no es imposible que, a lo interno del chavismo, surja un debate y fuerte enfrentamiento, capitaneado por sus dos versiones más resaltantes: Diosdado, líder natural de la militancia y Nicolás, representante y ejecutivo de los reales intereses que siempre estuvieron detrás del charlatán mayor, Hugo Chávez.
Por eso no lo descarto del todo.
Maduro, como muchos gobernadores, “manda menos”. Ni siquiera Miraflores es ajeno a esa vulnerabilidad. Sus instrucciones parecen escritas en el hielo, dentro de un refrigerador que no funciona.
¿Quién manda a quién?
Los de “verde” siguen siendo el auténtico poder detrás del poder. Han hecho estructuras a su imagen y semejanza para controlar el territorio. Ellos son el Estado. Su poder, su influencia, sus deseos…
El Estado no existe y no porque se haya abandonado la postura comunista. Sencillamente es que no hay capacidad.
Por ejemplo, todos los días entran mercancías que no cumplen con las normas sanitarias. Sin embargo, su ingreso no depende de los funcionarios de aduana o de sanidad, sino de los intereses de los jefes militares de la zona.
Hasta el presente, todo lo hecho por la oposición representada en el G4 y MUD Frente Amplio, solo ha estabilizado la permanencia de la dictadura.
El PSUV camina, a su manera, a hacerse una versión quizá empeorada del PRI mexicano.
Parecerá una verdad de Perogrullo y no lo es.
Como yo lo veo, el PSUV solo está ganando (posicionamiento, tiempo), aún no ha triunfado…
Ángel Monagas es abogado y comunicador.
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