El régimen se convirtió en amenaza para los venezolanos y el mundo, por Miguel Pizarro

En enero de este año renació la esperanza en el venezolano, la fe de construir un país mejor y dejar atrás el daño hecho por la dictadura. En las últimas dos semanas hemos visto grandes resultados de ese trabajo en conjunto, de ese esfuerzo que emprendimos desde la Asamblea Nacional junto al presidente (E) Juan Guaidó, que nos permitirán ver nuevamente una Venezuela libre y prospera.
Del 22 al 27 de septiembre, una delegación enviada por Juan Guaidó, estuvo presente en la 74° Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGA, por sus siglas en inglés), en la cual, Venezuela fue protagonista. Allí se reconoció que la crisis migratoria que hoy en día vivimos es la segunda crisis más grande del mundo, después de la de Siria, se reconoció la violación sistemática de Derechos Humanos por parte del régimen, el agravamiento de la Emergencia Humanitaria Compleja, la existencia de 7 millones de personas que requieren asistencia humanitaria, la presencia de grupos irregulares y narcotraficantes en el país bajo el amparo del régimen, la práctica de torturas y tratos crueles como política de Estado y el abuso de poder para mantenerse en el mismo.
Durante esta semana en la UNGA no solo cumplimos con el mandato y la tarea encomendada desde el Gobierno legítimo de Juan Guaidó, sino que abrimos también un nuevo capítulo de presión contra Nicolás Maduro y su entorno: la región no tolera más esta situación, el régimen se ha convertido no solo en una amenaza para los venezolanos, sino en una amenaza para el mundo.
Hoy en Venezuela se violan constantemente los derechos de los venezolanos: el derecho a la alimentación, a la salud, a tener una vida digna, a la educación quedaron olvidados por el régimen. Durante esta semana, tuvimos reuniones importantes con miembros de la Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) para discutir soluciones y planes que ayuden a paliar la situación. La Emergencia Humanitaria se agrava producto de quienes han robado tanto y poco han hecho por el país. Así lo evidenciaron los dos últimos informes de la ACNUR: hoy podrían ser mucho más de 7 millones de personas quienes estén en auxilio humanitario.
Como parte de la delegación representante del Gobierno de Guaidó, tuvimos la posibilidad de reunirnos con presidentes, cancilleres y distintos representantes de las naciones más importantes del mundo, fuimos la voz de las millones de víctimas de la Emergencia Humanitaria Compleja y del abuso del poder del régimen y avanzamos a pasos agigantados en la presión internacional: el Grupo de Lima y Estados Unidos decidieron tomar medidas económicas y políticas en contra de la dictadura, una acción sin precedente alguno en nuestro continente; la Unión Europea sancionó a 7 funcionarios responsables del asesinato del Capitán Rafael Acosta; 16 países miembros del Tratado Internacional de Asistencia Recíproca adoptaron el artículo 8 del TIAR para empezar a establecer los mecanismos sancionatorios regionales, también para detener y extraditar a violadores de DDHH, corruptos y financistas del terrorismo; y desde el Consejo de Derechos Humanos, en Ginebra, los países aprobaron una resolución que sentencia la violación de DDHH y establece una Misión de Determinación de Hechos que abre esperanzas de justicia para las víctimas, los responsables de graves violaciones deben ser investigados y juzgados.
Todos estos son pasos muy importantes para construir una salida del régimen de Nicolás Maduro. Es la primera vez, en mucho tiempo, que una delegación legítima tiene la oportunidad de participar y dar un mensaje claro de lo que hoy sucede Venezuela.
Hoy el régimen de Nicolás Maduro queda aislado, aquel corrupto que pensaba que iba a vivir como rey en otro país, se le cierran las puertas. Aquel violador de Derechos Humanos que pensaba que podía salir impune, hoy en día tiene un mecanismo que lo hará pagar por sus actos. A ellos solo les queda el miedo y decidir salir del poder e iniciar una transición ordenada en Venezuela.
La Venezuela que tenemos hoy es una Venezuela inviable y este ha sido el mensaje más importante de esta semana, por los más de 4 millones de venezolanos que han emigrado huyendo del hambre y la miseria, por los millones de personas que merecen tener acceso a alimentos y medicamentos, por cada uno de los venezolanos que muere en un hospital, a manos de la inseguridad o de las medidas represivas de los órganos del estado. Y, sobre todo, por ese país que merece ver la luz, que merece vivir dignamente y en libertad.
La semana en la que se desarrolló la Asamblea General de las Naciones Unidas fue una semana histórica en la conquista del cambio y la libertad para nuestro país. Ahora es necesario seguir aumentando los mecanismos de cooperación y ayuda alrededor del mundo. Como representantes del Gobierno encargado debemos amplificar cada una de estas acciones alrededor de todo el mundo. Sin dudar por un segundo que cada uno de estos pasos abre un nuevo capítulo de presión que nos debe llevar al desenlace definitivo de esta historia, un nuevo capítulo orientado a la fractura definitiva de este régimen y sobre todo, un nuevo capítulo, en el cual, países que no nos reconocen entiendan la crisis que hoy vivimos y se vean obligados a tomar una decisión: si cambiar su relación con esta dictadura o cambiar su relación con el mundo libre.