El retorno de la antipolítica, por Simón Boccanegra
¿Qué pensará un venezolano común y corriente cuando ve la rueda de prensa de Leopoldo López y sus acompañantes? Su primera impresión debe ser que ahora hay dos mesas opositoras paralelas. Mejor dicho, dentro de la relatividad de las cosas, una mesa y una mesita de noche, pero, para todo efecto práctico, todas las apariencias son de que ahora hay dos centros de dirección en el mundo opositor. ¿Cómo hacer para que esta descorazonadora impresión no se profundice entre la gente y, más aún, cómo hacer para que la turbina de la división, que es diabólica, no sea la que impulse la movida del joven López? Este hace de las primarias su bandera.
Por el empeño que pone cualquiera creería que en la Mesa Unitaria la bandera es «primarias no». Pero si me atengo a reiteradas declaraciones de dirigentes de distintos partidos políticos, las primarias forman parte de su reducido arsenal de mecanismos posibles para la selección de candidatos. Pero, la Mesa, según entiendo, propone agotar también, antes de apelar a primarias, el mecanismo del consenso.
¿Es antidemocrático este mecanismo? Se lo voy a preguntar a La Causa R, a quien veo entre los grupos que acompañaron a Leopoldo López. Este minicronista cree, por ejemplo, que en Lara, Alfredo Ramos, de La Causa, tiene méritos suficientes para encabezar la lista o para ser candidato nominal por Barquisimeto, donde perdió, pero con muy buena votación, la alcaldía. Ahora, si para seleccionar cualquiera de esas dos posiciones hubiera que descartar el acuerdo político, Alfredo Ramos puede estar seguro de que hasta el bedel de la casa regional de AD le ganaría las primarias, porque AD fue el partido que le puso la mayor cantidad de votos a Alfredo y La Causa, como tal, prácticamente no existe en Lara.
Las primarias, todo el mundo lo sabe, son batallas de organización. ¿Cree Alfredo que él le ganaría en esa batalla al aparato de AD? En primarias, Alfredo Ramos no tiene posibilidad alguna de estar en lo que llaman un «puesto salidor»; mediante el acuerdo político, sólo un grado extremo de sectarismo e inmadurez, podría negarle esa posición.
Alfredo Ramos fue candidato a la Alcaldía de Barquisimeto por acuerdo político y no le fue nada mal. Si hubiera habido primarias, Alfredo no habría sido candidato. ¿Qué es lo más conveniente? La antipolítica tiene muchas maneras de expresarse.