El revocatorio a Maduro debe ser discutido sin chantajes, por Sebastián Boccanegra
Los resultados electorales del pasado domingo 9 de enero en Barinas le dieron fuerza a quienes son partidarios de activar el referendo revocatorio para Nicolás Maduro este año. Lo ocurrido en el estado llanero es una demostración contundente de que la mayoría de los venezolanos quiere un cambio en el Ejecutivo nacional.
Creemos que esto último es cierto, la cantidad de votos que recibieron los partidos y movimientos que adversan a Maduro en noviembre ya lo había hecho evidente, pero la división de esas agrupaciones políticas le dio la mayoría de los cargos en disputa a los candidatos del PSUV.
Ahora bien, el debate sobre la conveniencia o no de convocar al referendo presidencial está abierto. Un grupo de ciudadanos agrupados en el movimiento Mover, cuyas cabezas más visibles son el exgobernador de Táchira César Pérez Vivas y el politólogo Nicmer Evans, anunciaron que acudirán el próximo 17 de enero al Consejo Nacional Electoral para ratificar la solicitud de convocar a dicho referendo.
Hasta aquí no hay nada que objetar, Cada quien puede impulsar la iniciativa política que considere conveniente, pero las cosas cambian cuando lo que alguien cree que se debe hacer debe ser respaldado, a juro, por los demás. En dicha rueda de prensa, Pérez Vivas dijo que los partidos democráticos que no apoyaran su propuesta le estaban negando a los venezolanos el ejercicio de ese derecho.
Esta afirmación del exgobernador del Táchira tiene un aroma chavista que no podemos dejar pasar. Suena al típico chantaje de si no estás conmigo es porque eres agente del enemigo. El disenso en democracia y entre demócratas es lo normal, lo usual e, incluso, lo conveniente. Ese tipo de argumentación demuestra que las formas chavistas traspasaron la frontera de ese campo político. Cada partido puede tomar la posición que crea conveniente, lo cual es respetable.
En estos momentos la oposición está dividida por lo menos en tres partes, por lo tanto no cuenta con una dirección única, ni siquiera cada tolete cuenta con una dirección, los partidos que la conforman están muy disminuidos organizativamente hablando, sin recursos financieros y vienen de una derrota electoral. Es momento de reencontrarse, discutir una política común, lograr una alianza lo más amplia posible en torno a los objetivos que se acuerden, y reorganizarse de cara al 2024.
Creemos que la activación de este mecanismo establecido en la Constitución debe ser objeto de un amplio y desapasionado debate. Desde el año 2000 en la oposición hay sectores que han buscado la vía rápida para salir del chavismo. Una frase típica para justificar su apuro es que el país no aguanta más, En eso llevamos 22 años. Muchas veces del apuro solo queda el cansancio y la frustración.