El rey de la pamplina frita vuelve a la carga
En vista de alguna de las bolserías que acostumbra soltar cuando habla, me referí una vez a Jorge Giordani como «el Rey de la Pamplina Frita».
En estos días de devaluación, Giordani se ha vuelto más locuaz que el propio Chávez y cada día nos sorprende con una nueva pamplinada. La de ayer no me resisto a dejar de transcribirla, por su exquisita condición de pamplina sublime. Dijo «el rey»:
«Las teorías fatalistas del sector de la oposición quieren hacer ver una devaluación y esa percepción es producto de una esquizofrenia rentística en la que se da más valor al dinero que al ser humano». Si usted, lector, no entendió, no se preocupe, él tampoco sabe lo que dijo.
Lo más próximo a lo de «la devaluación como percepción» es aquella sentencia de la Defensora del Pueblo de «la inseguridad como una sensación». Por cierto que las palabras psicoesotéricas de JG van acompañadas de otro párrafo, este sí legible, pero que no hace sino repetir, con aire de quien descubre el agua tibia, los mismos estereotipos que representantes de cada gobierno obligado a devaluar nos han clavado desde siempre: «Lo importante es que ahora la renta se capta para beneficio de los venezolanos; el Gobierno lo que busca es equilibrar, asegurar y corregir la economía, al tiempo que contrarresta la especulación».
Es de cajón que toda devaluación, en principio, procura restablecer equilibrios macroeconómicos, alterados por errores cometidos, las más de las veces, por gobiernos anteriores a los que le cae la chupa de la devaluación.
Pero en esta ocasión devalúa el mismo gobierno que a punta de disparates dizque socialistas creó los «desequilibrios» que ahora procura revertir.
Esto sí que es una «esquizofrenia rentística», camarada Giordani.