El socialismo chavista puso al dólar del Tío Sam a circular de mano en mano (II)
El socialismo del siglo XXI no solo logró que los venezolanos no quieran saber del bolívar sino que prefirieran los dólares, esa divisa que tanto desestimó el chavismo en estos 20 años. Esto ha llevado a que el país hoy muestre una economía con elevada dolarización transaccional
El megapagón de marzo pasado trajo más que molestias a la población. La falla del servicio eléctrico en todo el país hizo que muchos usaran sus dólares para pagar sus compras en los comercios, debido a la imposibilidad de utilizar los puntos de venta y a la falta de bolívares en efectivo. Desde ese entonces, los venezolanos con acceso a divisas prefieren utilizarlas como medio de pago dejando a un lado los bolívares: su moneda nacional venida a menos por un constante proceso de devaluación e hiperinflación.
Y es común escuchar que la compra y venta de inmuebles, el pago de alquileres, pasajes aéreos nacionales e internacionales, repuestos para vehículos, artefactos electrodomésticos y otros equipos, consultas médicas, tratamientos odontológicos, intervenciones quirúrgicas, operaciones estéticas y tratamientos médicos; las cuotas de condominios, la matrícula educativa, ropa, zapatos y hasta los restaurantes, supermercados y bodegones no solo se tasan en dólares para protegerse de la depreciación del bolívar que causa la hiperinflación, sino que cada vez más aceptan los billetes verdes.
Tras el incremento del numero de operaciones con divisas el debate de una dolarización para Venezuela ha vuelto a surgir. Muchos se preguntan si ya el país está inmerso en un proceso de dolarización y si ya es hora de abandonar el bolívar.
«Que dolaricen de una vez, total ya todo lo cobran en dólares. Dejemos los bolívares que hay por ahí para que se sigan haciendo carteras», dice el caraqueño de 56 años Humberto Sotomayor
Lo que ha ocurrido en Venezuela es más el uso del dólar como mecanismo natural frente a la hiperinflación, además de su noción como reserva de valor al ser el mecanismo de cobertura por excelencia en nuestro entorno actual, indicó la firma de análisis económico Ecoanalítica en un informe en el que explica si el país ya está dolarizado.
«En estricto rigor, no. Aún en una dolarización de facto (parcial), lo característico es la ausencia de fricciones para realizar transacciones en divisas, a pesar de que el dólar no se establezca como numerario legal. Esto no ocurre en Venezuela», se destaca en el informe.
En el debate académico y de políticas públicas, el actual uso de los dólares como medio de pago se conoce como dolarización transaccional, que no necesariamente contempla una dolarización financiera o por sustitución de activos (en el que los entes financieros están facultados a mantener balances en divisas, sin atenuantes) o una dolarización real (indexación de precios/salarial al marcador cambiario).
«Los bancos no están facultados para ofrecer financiamiento en dólares ni para participar libremente en los mecanismos oficiales para crear cobertura propia, los bancarizados con cuentas en divisas aún denuncian restricciones para recibir o enviar fondos desde mercados financieros internacionales y las empresas no facturan en divisas», apuntó Ecoanalítica
Los bancos en el país mantienen las cuentas en divisas de personas naturales y jurídicas y hasta ahora el monto se ha incrementado en el último año. De acuerdo al último informe de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban) los fondos en divisas al cierre del pasado mes de mayo ascienden a 2 millones 647 mil dólares, es decir, 5 millones 114 mil bolívares a la tasa de cambio oficial de la fecha de 5.887 Bs./$.
A juicio de la economista Albani Granados, integrante de la consultora Econométrica, no se puede catalogar a Venezuela con una economía dolarizada, explica que aunque han aumentado los pagos en divisas en todo el país aún los pagos de servicios públicos y la recaudación tributaria son en bolívares.
«El punto más relevante es que los servicios básicos como el agua, la electricidad, las tarifas del transporte y de las telecomunicaciones están reguladas y es muy difícil que estos rubros se dolaricen, especialmente por el tema de las sanciones. Estos servicios son administrados por empresas del Estado y para permitir los pagos en dólares tendría que formalizar la dolarización», destacó.
Hiperinflación refuerza la dolarización
El economista Víctor Alvarez recuerda que las hiperinflaciones fuerzan las dolarizaciones. «La combinación de los mecanismos generadores y factores propagadores origina una creciente brecha entre la oferta y la demanda que se traduce en un aumento sostenido y cada vez más acelerado de los precios, cuestión que ha originado el fenómeno de la dolarización espontánea o no oficial, la cual es necesario diferenciar de la dolarización oficial como una decisión entre el gobierno y la autoridad monetaria para sustituir el signo monetario nacional por el dólar», indicó Alvarez.
Hoy en día, Venezuela es el único país en el mundo con una economía altamente hiperinflacionaria. Otras naciones que han pasado por ese fenómeno lograron salir de ello y aún se mantienen tasas menores a dos dígitos en sus índice anuales de precios. Esto ha hecho que luego de dos reconversiones monetarias, los billetes hayan quedado para adornos.
De acuerdo con cifras suministradas por la Asamblea Nacional, la inflación venezolana en julio cerró en 33,8%, lo que lleva la tasa acumulada de enero a julio a 1.579% y la anualizada a 264.872%.
Sostiene Álvarez que el bolívar ha perdido las funciones básicas del dinero y se utiliza cada vez menos como unidad de cuenta, medio de pago y reserva de valor, por lo que en Venezuela cada vez es más común utilizar el dólar no solo para fijar los precios sino también para realizar operaciones de compra-venta y para proteger el poder de compra de los ingresos y ahorros.
«La dolarización de la economía venezolana es un fenómeno espontáneo a través del cual las personas naturales y jurídicas buscan protegerse de la acelerada pérdida del poder adquisitivo que sufre la moneda nacional. Así, un número creciente de operaciones de compra-venta no solo se cotizan en dólares sino que finalmente se transan en la divisa estadounidense», acotó Alvarez
Sin embargo, el economista resalta que llevar a cabo la dolarización de la economía venezolana requerirá una serie de cambios legales e institucionales que consumirán su tiempo. Más que una decisión ipso facto se trata de un período de transición que requiere una secuencia de reformas legales y las condiciones institucionales hasta que la dolarización sea un hecho cotidiano. «Por lo tanto, no se puede prometer una dolarización inmediata, ni tampoco la superación inmediata de la hiperinflación. A lo largo de este período de transición, habrá que allanar el camino de la dolarización».
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Para Ecoanalítica -no obstante- la dolarización parece haber surgido de una destrucción de la demanda de divisas (asociada al menor nivel de crédito) pero no ha evitado que los venezolanos «desconfíen» del bolívar, por lo que los venezolanos seguirán aprovechando las oportunidades para adquirir otro activo en detrimento del primero.
«Estamos ante un esquema en el que el pago en dólares se hace más común, pero la gente casi no dispone de dicha moneda para transar. Esto refuerza el argumento del poco acceso a la canasta conforme aumente el nivel de dolarización. Las necesidades siguen siendo infinitas, mientras el venezolano mina su propio patrimonio en moneda extranjera y alimenta el esquema», acotó la consultora.
Convergencia de ambas monedas
La economista Albani Granados resalta que lo que se observa actualmente en el país es una dolarización de facto, que es la que se ejecuta de manera informal en la economía, porque las transacciones de bienes y servicios son pagadas en dólares.
«Estamos observando que se está profundizando la dolarización de facto, es decir, estamos en vía de esa dolarización de facto, porque no es completa en el sector transable de bienes. Claro con esto quiero decir que se acepta el dólar como medio de pago, pero no quiere decir que están a precios internacionales»
Reitera que esta dolarización de facto se está intensificando y que continuará hasta que las autoridades monetarias y financieras no detengan el proceso hiperinflacionario, ya que este tipo de procesos «pasan naturalmente en economías que están en hiperinflación que al final aceptan el dólar como moneda de curso legal porque es una divisa estable y las personas necesitan una certidumbre para poder fijar precios, flujo de caja y hasta salarios».
Considera que el gobierno podría verse obligado a dolarizar por completo o aceptar la convivencia de las dos monedas: bolívar y dólar, ya que sus ingresos tributarios se contraen cada vez más debido a la hiperinflación. «El gobierno necesita flujo de caja para poder aumentar su gasto y pagar salarios, por lo que el final éste será su incentivo para dolarizar, se van a ver obligados a encontrar una solución«.
La economista de Econométrica considera -sin embargo- que se observará por mucho tiempo esa convergencia de ambas monedas en el país, «y cada vez más a favor del dólar».
Los incentivos
La política económica del socialismo del siglo XXI se basó en un sistema de controles de precios y de cambio por 16 años, que sumado a la disminución de los ingresos en divisas, la caída de la actividad económica y la escasez, así como la adopción de diferentes esquemas cambiarios restrictivos y la hiperinflación, hizo que los venezolanos prefieran tener un salario en dólares o refugiarse en esta moneda para no perder sus ahorros.
Durante el último año, la administración de Nicolás Maduro ha ejecutado varias acciones que han incentivado el uso de la divisa norteamericana como parte de pago. Debido al bajo número de bolívares en efectivo, los problemas de los puntos de venta producto de los apagones eléctricos, la caída de los ingresos por renta petrolera y las sanciones financieras de Estados Unidos ha hecho que las autoridades se hagan un poco de la «vista gorda» con aquellas empresas que comenzaron a cobrar en divisas.
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Ecoanalítica destaca que muchas de las actuaciones del oficialismo sugieren que, más que impulsar la caída del tipo de cambio no oficial, se incentivó la mutación en el uso del dólar. «En medio de las restricciones crediticias frente a mayores encajes (a la banca), los reguladores iniciaron la venta de divisas en efectivo a través de la banca nacional al precio fijado en las subastas Dicom (…) La devaluación del tipo de cambio oficial por encima del marcador no oficial hizo que por pocas semanas, las personas con activos financieros fuera de Venezuela accedieron a bienes locales más baratos en dólares, lo que incentivó el pago, incluso de servicios, con tarjetas de crédito internacionales. Ello ciertamente impulsó por poco tiempo la dolarización transaccional con un matiz más agresivo».