El tema bolivariano, por Ángel R. Lombardi Boscán
El sistema de Gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política.
Simón Bolívar, Discurso de Angostura, 1819
Cada autor interpreta a Simón Bolívar de muchas formas distintas. No es una figura histórica unánime. De hecho, ninguna lo es. Sobre luces y sombras transitó su biografía.
Ramón Díaz Sánchez disecciona su pensamiento paradójico entre la democracia y dictadura en: «Venezuela independiente. Evolución política y social 1810-1960», (1975). Procurando entender al personaje político prisionero de las circunstancias.
Bolívar destruye y construye. Dinamitó un viejo mundo para darle cabida a uno nuevo. La sociología del Libertador fue empírica y tuvo una base cultural: «La naturaleza humana»; «el orden de las cosas».
Su habilidad para la guerra no fue la misma como gestor de la paz. Los recursos legislativos que utilizó fueron formalmente republicanos aunque estos siempre se expresaron en el marco del conflicto aún no resuelto contra los partidarios del rey. Lo que en la práctica significó su no aplicación.
La precariedad financiera y administrativa del nuevo Estado colombiano, nacido en las riberas del rio Orinoco en Angostura, 1819, fue una mortificación permanente en el Libertador. Sin dinero la Independencia fue una conquista vulnerable. Las bases sólidas para construir la vida social republicana fueron una quimera.
Bolívar en un acto de sinceridad de «ignorancia organizativa» escribió en la Carta de Jamaica (1815) lo siguiente:
«Los americanos han subido de repente y sin los conocimientos previos, y, lo que es más sensible, sin la práctica de los negocios públicos, a representar en la escena del mundo las eminentes dignidades de legisladores, magistrados, administradores del erario, diplomáticos, generales y cuantas autoridades supremas y subalternas forman la jerarquía de un estado organizado con regularidad».
Bolívar había visto mundo. De hecho, en la biografía del historiador británico John Lynch, el rasgo que más sobresalta tiene que ver con la superioridad de Bolívar como líder indiscutible respecto a sus contemporáneos.
Aun así Bolívar practicó una heterodoxia política que a más de uno tiene desconcertado. El Libertador de Venezuela en 1813 restituye las instituciones republicanas aunque también fue dictador en 1828 en Bogotá. Ya en el Perú también lo había sido entre 1824 y 1826.
Era complicado imponer una democracia en tiempos de guerra activa. Bolívar como Príncipe nuevo tuvo grandes y muchos opositores anclados en la resistencia de lo viejo y ya conocido. Agreguemos las guerras civiles entre las tribus y facciones de los propios aliados.
Su legado principal a modo principista fue el Poder Moral. «Moral y Luces son nuestras primeras necesidades», todo un programa de proyección sociológica según Ramón Díaz Sánchez.
Programa éste que va dirigido hacia una ciudadanía por construirse. Fundamento de la Venezuela libre e independiente.
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«Un Gobierno Republicano ha sido, es y debe ser el de Venezuela; sus bases deben ser la Soberanía del Pueblo, la división de los Poderes, la Libertad civil, la proscripción de la Esclavitud, la abolición de la monarquía y de los privilegios. Necesitamos de la igualdad para refundir, digámoslo así, en un todo, la especie de los hombres, las opiniones políticas y las costumbres públicas». Discurso de Angostura 1819.
Ángel Rafael Lombardi Boscán es Historiador, profesor de la Universidad del Zulia. Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ. Premio Nacional de Historia. Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ
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