Elecciones latinoamericanas 2018: reto y riesgo para la MUD
De realizarse las elecciones en Venezuela como anunció el oficialismo, en el primer cuatrimestre de 2018, la MUD contaría con la actual conformación del Grupo de Lima
La oposición política al gobierno de Venezuela enfrenta en 2018 su mayor reto en la búsqueda de una salida a la crisis institucional, económica, social y humanitaria que padece el país suramericano. Más aún, luego de que el oficialismo anunciara la anticipación de las elecciones presidenciales, generalmente en diciembre, para el primer cuatrimestre de este año 2017 pero sin precisar fecha.
El riesgo para la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que reúne a la mayoría de los partidos críticos, es participar en unos comicios con un cuestionado Consejo Nacional Electoral (CNE), que terminen por legitimar a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), en medio de las contradicciones internas de la alianza, el poder de convocatoria disminuido y bajo la observación internacional, que le apoya y sigue de cerca la situación del país.
A este escenario interno, se suman los comicios presidenciales que se realizarán en los próximos meses en Costa Rica, Colombia, Paraguay, México y Brasil, miembros del Grupo de Lima –conjunto de 12 países que respalda a la oposición y trabaja por una solución pacífica y negociada a la crisis en Venezuela– lo que ha generado incertidumbre sobre un eventual giro en la posición del grupo.
Un retorno a la izquierda o una extensión del conservadurismo en América Latina son las opciones, y ambas impactarían en la política venezolana
Los internacionalistas Carlos Romero y Félix Gerardo Arellano coinciden en afirmar que un triunfo de la izquierda, en Brasil y México por ejemplo, podría favorecer al gobierno de Nicolás Maduro, mientras que eventuales victorias de la derecha beneficiarían a la oposición.
No obstante, el politólogo Luis Salamanca considera que “la tendencia regional es a alejarse del chavismo, que en los últimos años ha perdido áreas de influencia”. Estima que independientemente de los resultados electorales en la región es poco probable que cambie la orientación de la comunidad internacional sobre el Ejecutivo venezolano, y que “el apoyo a la causa de la oposición se va a mantener” toda vez que el mundo conoce las acciones y violaciones cometidas por el Gobierno.
A las urnas
De realizarse las elecciones en Venezuela como anunció el oficialismo, en el primer cuatrimestre de 2018, la MUD contaría con la actual conformación del Grupo de Lima, ya que la mayoría de los procesos electorales de este año en los países que lo conforman se llevarán a cabo a partir de la segunda quincena de abril.
En los últimos comicios el mapa político latinoamericano, que dio un giro a la izquierda en la década pasada, cambió de signo en Argentina, con Mauricio Macri; en Brasil, tras la destitución de Dilma Rousseff con Michel Temer; en Perú, con Pedro Pablo Kuzcynski; en Paraguay, al ser electo Horacio Cartes, y recientemente en Chile, también miembro del Grupo de Lima, con el triunfo de Sebastián Piñera quien asumirá el poder en marzo y relevará a la izquierdista Michelle Bachelet.
Sin embargo, es difícil pronosticar triunfos claros en los venideros procesos electorales. La apatía y el descontento social predominan en los votantes ante escándalos de corrupción que han salpicado a partidos y gobiernos, sin distingo de signo político ni ideología. América Latina fue patio de juegos de Odebrecht, por ejemplo. Entonces, se expresa voluntad de un nuevo viraje.
El primero de los países que irá a las urnas es Costa Rica. Hoy gobernada por Luis Guillermo Solís, centroizquierda, San José parece que dará un salto a la centroderecha con un empate entre los liberalistas PRN y PIN. El candidato oficialista ocupa el cuarto lugar en las preferencias. No obstante, el resultado en el país centroamericano no tendría por qué cambiar la correlación de fuerzas en el Grupo de Lima. La nación hizo parte de la formación durante la actual gestión.
En Paraguay, el oficialista partido Colorado, de orientación conservadora, es el favorito de la contienda y cabría esperar que se mantenga el apoyo a la oposición venezolana, tras el mandato de Horacio Cartes.
Mientras en Colombia, los comicios estarán marcados por la participación política de la exguerrilla de las Farc y el futuro de los acuerdos de paz. Seis candidatos lideran los sondeos sin que ninguno logre alcanzar 20% de respaldo. Se definen por su postura en torno a lo pactado en La Habana. Tres críticos y tres favorables al proceso. El exgobernador de Antioquía, Sergio Fajardo, de estos tres últimos y de quien se dice es el candidato del presidente Juan Manuel Santos, encabeza las mediciones.
Recientemente, el presidente Santos ha manifestado su rechazo a la revolución “fracasada” de Maduro y expresó duras críticas por la situación en Venezuela tras años de silencio, y pese al apoyo recibido de los gobiernos de Caracas al proceso de paz colombiano. En tanto, el ahora partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc, que conservó sus siglas) tiene escasas posibilidades de imponerse, y de ganar el candidato del expresidente Álvaro Uribe (2002 -2010), férreo crítico del Ejecutivo venezolano, es previsible que la oposición cuente con el apoyo de este Gobierno.
Retorno o retroceso
En México, el representante de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), intentará por tercera vez –¿la vencida?– llegar a Los Pinos, el palacio presidencial. El aspirante, derrotado en 2006 por Felipe Calderón (PAN) y en 2012 por el actual presidente Enrique Peña Nieto (PRI), podría enfrentar como principal rival a la alianza Frente por México, integrada por el partido conservador PAN y la izquierda del PRD, liderada por Ricardo Anaya.
El candidato de Morena arrastra un pasado de radicalismo, y es señalado por sus detractores como el “Chávez mexicano”, lo que parece afectar sus aspiraciones. AMLO no cuenta con una gran ventaja frente a Anaya, su inmediato seguidor en las encuestas, y la coalición que integra el partido gobernante que va tercera.
En tanto, en octubre de este año tendrán lugar las elecciones en Brasil, donde el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), cercano al proceso revolucionario y al Gobierno venezolano, domina cómodo los sondeos. Pero, el líder del Partido de los Trabajadores (PT), que enfrenta seis juicios, espera por el fallo de la justicia brasileña, que debe ratificar o no la condena en su contra a nueve años y medio de prisión por corrupción. De ser confirmada, lo dejaría fuera de la contienda electoral.
Esta circunstancia podría llevar a una reagrupación de la derecha para buscar un triunfo electoral. En diciembre, comenzó a sonar una posible candidatura del presidente Michel Temer, aunque su popularidad apenas alcanza al 5%. Además, hay otros aspirantes como Jair Bolsonaro, a quien tildan del “Trump brasileño”, un militar conservador y defensor de la dictadura que va segundo en los sondeos. En el gigante suramericano “todo puede pasar”, apuntan los expertos.
Finalmente, aunque no forma parte del Grupo de Lima, Cuba también tendrá elecciones este año. El proceso en La Habana es indirecto, a través de la Asamblea Nacional del Poder Popular, y es casi un hecho que el primer vicepresidente Miguel Díaz Canel sea el sucesor de Raúl Castro. Los Castro, ideólogos y aliados de la revolución venezolana, abandonarán el poder después de casi 60 años.
El apoyo de Lima
El grupo de países, nacido en agosto de 2017 en la capital peruana, rechazó la convocatoria del oficialismo, porque “imposibilita la realización de elecciones presidenciales democráticas, transparentes y creíbles” y exigió sean convocadas con una “adecuada anticipación y con la participación de todos los actores políticos”.
En este sentido, el politólogo Luis Salamanca subraya que la salida para la MUD “es el candidato único” para enfrentar al Psuv, bien sea que se elija por primarias o por consenso, “la oposición debe presentar una propuesta unitaria como en 2015, cuando la gente sintió el llamado y superó su promedio de participación”.
Para el experto, el verdadero reto para la MUD es superar la convocatoria del Gobierno, más allá de las elecciones que se darán en la región. Después del primer cuatrimestre de 2018, el tema será “a qué oposición van a apoyar”.
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