Emboscada totalitaria, por Teodoro Petkoff
Esta emboscada navideña que ha montado el gobierno constituye un ataque brutal y sin anestesia contra la vida democrática. La Ley Habilitante, la reforma de la Ley Resorte y la de Telecomunicaciones, el anuncio de la próxima presentación de la Ley de Educación Superior, constituyen hasta ahora el más crudo anticipo de la intención totalitaria del régimen, es decir, del control de la sociedad y no sólo de los poderes públicos. Las reformas a la Ley Resorte y a la de Telecomunicaciones sientan las bases para pasar de la «hegemonía comunicacional», que suponía una presencia relativa de medios radioeléctricos independientes, al control total del Estado sobre tales medios.
No es casual que se presenten conjuntamente las reformas de ambas leyes. Son los dos brazos de una tenaza que asfixiará a la radio y televisión independiente, incluyendo el control de Internet, a semejanza de lo que ocurre en Cuba y en China. El truco con Internet es el de establecer un punto único de acceso a este medio, bajo control del gobierno. Todo lo que entrará y saldrá del país por la red sólo lo harán a través de ese punto único. Es como una llave de paso, que permitirá al gobierno decidir qué mensajes podrán o no circular por la red.
Un ejemplo último de cómo funciona la cosa lo acaba de proporcionar China. Puesto que el Gobierno chino está furioso con la concesión del Nobel de la Paz a un activista chino que se encuentra preso, cerró el punto de ingreso y no permitió la transmisión por Internet de la ceremonia del Nobel. Eso es lo que pretende Chacumbele instaurar en nuestro país. El control absoluto de la red.
Pero no se detiene allí. Los operadores de celulares e Internet serán responsables de los contenidos de los mensajes que se transmitan, esperándose de este modo, transformar a las operadoras en juntas de censura, encargadas de vigilar, autorizar o bloquear los mensajes que circulan a través de sus redes. Lisa y llanamente se establece un régimen de autocensura.
La autocensura constituye un mecanismo perverso e insidioso de transformar en censores a los propios medios. Si ya existe un grado apreciable de autocensura, puede imaginarse la extensión casi total que adquirirá ésta con la nueva ley. La libertad de expresión radial y televisiva es suprimida mediante ambas reformas.
En la Ley de Telecomunicaciones hay unos artículos cuya aplicación prácticamente sacaría del aire a Globovisión. Uno de los artículos prohíbe a los canales por suscripción la transmisión de señales de TV, vía cable, en zonas distintas a donde están autorizadas a hacerlo en señal abierta. Globovisión quedaría reducida a Caracas y Valencia. Otros artículos obligan a la presencia de los titulares accionarios en un conjunto de trámites que prevé la ley. Su ausencia se consideraría como renuncia. Esto apunta, no hay ni que decirlo, directamente contra Zuloaga.
Total que el propósito es el de cerrar la libre circulación de ideas e información a través de la radio y la televisión. Esta en juego nada menos que la libertad de expresión, columna vertebral de la vida en democracia. ¿No vamos a hacer nada?