Empresas acceden a créditos en el exterior con intereses más bajos que en la banca local
Los créditos en bancos corresponsales en el extranjero ofrecen plazos de pago más largos que los que brinda la banca venezolana, las tasas de interés también son más bajas con hasta cinco puntos menos. Un 10% de las industrias manufactureras, alrededor de 146 empresas, accede a esta vía de financiamiento, algunas de ellas del sector de alimentos y comercial
Un 10% de las empresas manufactureras en el país ha podido acceder a créditos en el exterior. Las condiciones de estos préstamos resultan «beneficiosas» en términos de tasas de interés, ya que éstas son hasta cinco puntos por debajo de las que ofrecen los banco nacionales. Aunque esta alternativa se toma debido al bajo acceso al financiamiento interno, se debe considerar el riesgo cambiario, advierten economistas consultados.
Unas 146 compañías venezolanas adoptan este tipo de financiamiento en divisas. Los datos de la última encuesta de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) también indican que 49% de las manufactureras acceden a préstamos de la banca nacional y un 40% recurre a la autofinanciación.
Las tasas de interés anuales de los bancos corresponsales están por el orden del 14% o 15%, mientras que las tasas de los créditos locales pueden estar entre 20% o 21%. No obstante, una ventaja es que los plazos de pago terminan siendo más largos.
El economista Jesús Palacios indica que afuera los lapsos pueden llegar a ser de entre 12 a 24 meses, cuando en la banca local estos están establecidos entre 6 y 8 meses. Pero además menciona que los montos que liquidan suelen ser más altos.
“La moneda en que liquidan es en dólares y liquidan montos de hasta siete cifras con más facilidad que la banca local, que tiene muchas restricciones con los niveles de encaje actuales y con la capacidad misma de los depósitos”, explica el especialista a TalCual.
Entre los sectores que recurren a esta estrategia para financiarse están el agrícola, las principales empresas de alimentos, así como del sector comercial y de servicios.
En el primer trimestre de este año hubo un mayor número de industrias manufactureras que optaron por esta vía de financiamiento. En ese periodo la cifra llegó a 15% del total.
El crédito en Venezuela llegó a estar severamente restringido cuando el encaje marginal llegó a estar en 100% en 2019. La nación tuvo un encaje similar al de sus pares en la región hasta 2013, cuando era del 17%. Sin embargo, en los últimos años se mantiene entre los más altos de América Latina. Desde 2022 el encaje legal se ubica en 73%, pese a la promesa de las autoridades de rebajarlo gradualmente.
Los préstamos locales siguen estando limitados, no obstante, la cartera de créditos se ha recuperado y a pesar de representar 10% de lo que era hace diez años, el indicador crece y este 2024 llega a 1.700 millones de dólares, superando los niveles de 2023, cuando la cartera se ubicó en casi $632 millones.
Palacios señala que desde 2020 la cartera de créditos local se ha multiplicado por nueve. Llegó a estar en un piso de $200 millones, muy por debajo de lo que mantuvo en 2013, cuando era de unos $15.000 millones.
A la cartera de créditos locales habría que sumarle la cartera de los bancos corresponsales que no operan en la dinámica local, esta sería de unos 300 millones a 500 millones de dólares, que es el monto total que estos prestan en el exterior a las empresas venezolanas. Debido al perfil de estas compañías, dependiendo del tamaño, el monto que buscan para financiarse puede llegar hasta siete cifras.
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Quiénes brindan préstamos a las compañías
Venezuela es un país signado por la crisis. En los últimos años ha estado sumergido en un conflicto político que se agravó tras las elecciones presidenciales del 28 de julio. El Consejo Nacional Electoral dio una victoria a Nicolás Maduro sin mostrar los resultados mesa por mesa, la oposición asegura que Edmundo González ganó con 7.303.480 de los votos (67%), frente a Maduro con 3.316.142 (30%).
La volatilidad en la nación no es nueva, lo que ha ahuyentado en los últimos años a posibles inversores, además el país mantiene elevados niveles de burocracia, que el propio mandatario ha fustigado en cadena nacional y le ha pedido a las instituciones ser más ágiles.
Para los especialistas, la incertidumbre que mantiene el país es razón suficiente para que las empresas en el extranjero miren con recelo hacer negocios dentro, por lo que quienes brindan préstamos al sector privado nacional son venezolanos con bancos afuera.
Quienes lo hacen son bancos venezolanos con filiales en otros países, entre ellos, Bancaribe Curazao, BNC Puerto Rico, Ebna Bank (Banco Exterior en Curazao) y Cayman Branch una sucursal de Venezolano de Crédito en Islas Caimán.
Jesús Palacios, miembro del equipo de la consultora Ecoanalítica, indica que no tienen registro de bancos completamente extranjeros que presten dinero a empresas en Venezuela. “Hay una limitante de riesgo país muy alto y eso pasa desde 2013, que se cerraron oportunidades de mercado con financiamiento internacional”, acota.
A veces las compañías se enfrentan a problemas por el sobrecumplimiento, debido a que existen empresas estatales sancionadas por Estados Unidos, lo que hace que algunos actores tengan miedo de recibir transferencias desde Venezuela.
¿Más créditos son la solución?
El profesor de la Escuela de Economía de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Juan Carlos Guevara, explica que las empresas locales siguen dependiendo de su flujo de caja principalmente y que los préstamos en la banca son en cantidades muy limitadas.
A juicio del especialista la nación enfrenta un problema medular que es un consumo mermado por el bajo poder adquisitivo de la población. “Se tiene la falsa idea de que el crédito significa mucho para la producción y ciertamente el financiamiento es importante, pero hace falta ver si hay con qué pagarlo. Si las empresas toman préstamos y estos son usados para ampliar la producción, la pregunta entonces es quién va a comprar los productos”, cuestiona.
Guevara también menciona que algunas empresas reciben financiamiento externo a través de sus casas matrices, ya sea en metálico o en insumos. De esa forma evitan pasar por el financiamiento local “que es engorroso y que además está limitado. Son sus casas matrices dándoles soporte financiero a sus subsidiaras en Venezuela”, dice.
Otras estrategias de financiamiento que emplean las compañías con descuentos por pronto pago, ventas de contado a muy corto plazo y descuentos por volumen de compra.
El economista recuerda que Venezuela tuvo una contracción tan acentuada de 79%, entre 2013 y 2020, que lo que se produce es prácticamente lo que se demanda. “No es un problema de falta de crédito para la producción, es un problema de capacidad de compra”.
También advierte que muchas empresas acceden a financiamiento para “el uso menos aconsejable”, que es para sortear crisis interna, flujo de caja o porque tienen pasivos acumulados. “Eso no te va a permitir una recuperación firme”, apunta.
El sector industrial dice que requiere alrededor de entre $4.000 millones y $5.000 millones de dólares para recuperar competitividad, según las estimaciones de Conindustria.
El economista Luis Zambrano Sequín apunta que debido a la incertidumbre política del país, las compañías que decidan tomar créditos en divisas deben considerar el riesgo cambiario.
“Si estas empresas tienen sus ingresos en bolívares, o al menos una parte, deben tomar en cuenta la inestabilidad política, dado que existe la posibilidad de que la economía interna se estanque”, explica el académico.
Zambrano advierte que tomar créditos en dólares es riesgoso, motivado a que si el Banco Central de Venezuela (BCV) no tiene el músculo suficiente para defender el tipo de cambio en el mercado, y por lo tanto pudiera producirse una “importante” depreciación, aquellas que están endeudadas en dólares, pero con una parte de sus ingresos en bolívares, podrían enfrentar problemas.
En ese sentido, sostiene que el riesgo es igual para aquellas compañías que posean préstamos en divisas y que tengan sus costos dolarizados, pero no sus ingresos.
Una nueva circular del BCV, con fecha del 29 de agosto, establece descuentos de encaje legal sobre las posiciones de efectivo que tienen en inventario las instituciones bancarias. A juicio del economista Jesús Palacios el alcance de esta medida será difícil calcularlo, por lo pronto, estima que el impacto será limitado por esa vía, debido a que el porcentaje de bolívares en efectivo en la banca es muy pequeño. Es decir, no pareciera que vaya a impulsar el financiamiento en bolívares.
Por otro lado, señala que en ciertos sectores como alimentos, salud y cuidado personal pudiera haber más necesidad de préstamos, debido a que tienen una gran rotación, que les permitiría aumentar líneas de producción o de renovarlas, debido a que hay “un rezago tecnológico y productivo importante”.
“En el sector de harina de maíz dicen que casi que todo lo que hay en el mercado se rota, igual que pasa con el arroz, el azúcar. Al final hay que evaluar cada sector”, y las demandas de cada uno.
Para el economista Juan Carlos Guevara las autoridades económicas deben permitir que el crédito fluya, tanto para empresas como consumidores, lo que sí permitiría una dinamización del consumo y un horizonte de crecimiento mucho más claro y sostenible para las empresas y para la economía.
Las industrias en Venezuela, por su parte, manifiestan que además del poco acceso al crédito bancario persisten en un entorno de elevada carga tributaria, competencia desleal por la entrada de productos terminados con ventajas arancelarias y falta de financiamiento.