Empresas que crean impacto ambiental y social positivo, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidParedes861
En estos tiempos de cambios, hay un aspecto que cada vez cobra mayor fuerza en los negocios y tiene que ver con la sostenibilidad, que es la capacidad de una empresa de crear un impacto ambiental y social positivo. La relevancia de ello radica en que, al beneficiar el entorno, también se garantiza que las compañías capturen el valor que crean para construir una ventaja competitiva que sea, sobre todo, duradera.
Ciertamente, la pandemia ha significado un desafío singular para las empresas. Ha puesto a prueba la resiliencia, así como la viabilidad de muchos negocios, pero ahora los líderes empresariales enfrentan otro reto y es el que mencioné al comienzo: transformar sus compañías para ofrecer no solo valor comercial, sino también valor ambiental y social.
La pregunta es: ¿cómo pueden evaluar qué cambios implementar en el modelo de negocios para poder crear el valor ambiental y social más efectivo para las partes involucradas? El Instituto BCG Henderson, integrado por expertos en estrategia de Boston Consulting Group, hizo un exhaustivo análisis al respecto: se volcó a estudiar la esencia de la innovación del modelo de negocio sostenible (SBM-I, por sus siglas en inglés) para ver si, efectivamente, está creando beneficios ambientales y sociales.
En el artículo “How to Tell If Your Business Model Is Creating Environmental and Societal Benefits”, publicado en abril del año pasado, los autores David Young and Marine Gerard sostienen que «en el contexto comercial actual de creciente preocupación por los problemas ambientales y sociales, un modelo comercial resistente y competitivo debe optimizar tanto el valor comercial como el social».
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Ante ello, el Instituto BCG Henderson identificó seis dimensiones del impacto social del modelo de negocio, «todas con implicaciones para los empleados y para las partes interesadas externas, incluidos inversionistas, clientes, proveedores y la sociedad», que las empresas no deberían perder de vista en aras de la sostenibilidad. Y estas dimensiones son:
-Vitalidad económica. Según el BGC, una compañía que obtiene una puntuación alta en esta dimensión promueve la prosperidad económica mediante la creación de medios de vida y oportunidades económicas para los empleados en su cadena de suministro y en su ecosistema más amplio.
-Sostenibilidad del medio ambiente. BGC asegura que una empresa que brinda sustentabilidad ambiental mejora la huella ambiental de sus operaciones, sus productos y servicios, y cada aspecto de su cadena de valor (desde el abastecimiento hasta el uso y la eliminación).
-Bienestar de por vida. Aquí una compañía genera mejoras en la calidad de vida y el bienestar de los empleados, clientes y las comunidades más amplias donde opera. “Piensa en el bienestar como principio de diseño en todas sus actividades comerciales, la experiencia de sus clientes y la comunicación de su marca”.
-Capacidad ética. Una empresa que cumple con esta dimensión, de acuerdo con BGC, fortalece “permite la transparencia y la rendición de cuentas por sus propias acciones y las de su industria”.
Habilitación social. La compañía que fomenta la habilitación social establece actividades centrales que promueven y contribuyen a una organización y una sociedad abiertas y que funcionen bien.
Acceso e inclusión. En esta dimensión, la empresa asegura que sus trabajadores tengan un acceso no discriminatorio, inclusivo y equitativo a las oportunidades y “diseña y pone sus productos y servicios a disposición de los consumidores y comunidades de todo el espectro sociodemográfico”.
Así que, en el futuro, la capacidad de una empresa para generar beneficios ambientales y sociales amplios y demostrables a partir de su modelo de negocio será una fuente clave de ventaja competitiva sostenible. ¿Llegó, entonces, el momento de cambiar? Todo apunta a que sí…
David Somoza es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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