Empresa privada palia estragos de la pandemia con comida, insumos y educación
Empresas y Dividendo Voluntario han favorecido con programas de nutrición completa a sectores empobrecidos de 14 entidades del país
En la guerra sanitaria que libra el país contra la covid-19, la empresa privada y la sociedad civil han desenvainado la solidaridad.
Con programas de alimentación, suministro de insumos básicos y cursos de formación a distancia, el sector empresarial y organizaciones han contrarrestado los estragos de la pandemia en el debilitado sistema de salud público nacional y en sectores empobrecidos de más de la mitad del país, donde la pobreza, el hambre, las enfermedades y la desescolarización vienen propagándose en los últimos años.
Multinacionales, compañías locales y organizaciones sin fines de lucro han adaptado a los nuevos tiempos digitales actividades que realizaban de manera presencial antes de que el país empezara a enfrentarse al coronavirus en marzo. También crearon nuevos proyectos para atender necesidades que surgieron con la pandemia, sobre todo aquellas relacionadas con los insumos de bioseguridad y la educación a distancia. Afirman que la clave para el éxito de estos programas ha sido la formación de alianzas, fundamentales para tener un mayor impacto.
La unión entre la organización Dividendo Voluntario para la Comunidad y 20 empresas privadas, por ejemplo, favoreció con programas de nutrición completa a sectores empobrecidos de 14 entidades del país: Apure, Aragua, Carabobo, Distrito Capital, Falcón, Lara, Mérida, Miranda, Portuguesa, Yaracuy, Vargas, Sucre y Zulia.
Alimentación
Desde enero hasta principios de noviembre de 2020, 11.850 personas se beneficiaron de unas 629.055 porciones de comidas servidas en 50 instituciones educativas y centros ubicados en 14 entidades del país. Esto, gracias a la colaboración de 16 empresas donantes, el trabajo de cuatro nutricionistas, 464 docentes, 172 madres y la gestión del Dividendo Voluntario para la Comunidad.
«Lo hemos podido hacer gracias al poder de la alianza», dice Carlos Dini, director ejecutivo de la organización. «El sector empresarial esta allí, pendiente, trabajando y haciendo muchas cosas por el país».
En el programa de alimentación han colaborado PepsiCo, Cargill, Zurich, Mercado Libre, ExpoTrans, CCS Country Club, Duncan, Mercantil Seguros, Hato Santa Teresa, 3M, SC Johnson, IBM, Empresas PMC, Fundación Merand, P&G, Nestlé, Empresas Polar, Inversiones GOA, Alfonzo Rivas y Venemergencia.
Dini señala que en los primeros ocho meses de pandemia en Venezuela, la organización, junto con 81 empresas privadas y otros 44 miembros individuales, ha llevado a cabo en comunidades programas de nutrición para atender a la primera infancia y a adultos. También han realizado jornadas de atención integral, despistaje y acciones formativas. Los voluntarios han salido a las calles tomando todas las medidas de bioseguridad.
Uno de los programas que ejecuta Dividendo Voluntario, en alianza con la empresa Cargill Venezuela, se llama «Un vaso por la vida», que suministra una bebida nutritiva de alto valor calórico para complementar el desayuno deficiente (aporte de calorías y proteínas) para niños y niñas entre 2 y 6 años en situación de malnutrición.
La organización entregó vasos proteicos a los 250 becarios de la ONG Asociación Venezolano Americana de Amistad (AVAA) y también colaboró con la asociación civil Niña Madre Niña Madre, beneficiando a madres adolescentes, embarazas y lactantes en el programa de nutrición.
«Nuestro programa de nutrición inicialmente buscaba atender sobre todo a niños, pero nos encontramos en algunas comunidades, por ejemplo, en el barrio El Marite de Maracaibo, Zulia, a madres lactantes con desnutrición, a quienes también hemos atendido».
Dividendo Voluntario para la Comunidad encontró que en comunidades empobrecidas las madres priorizan la alimentación de los hijos varones sobre la de las hijas porque consideran que «son los productivos». «Estas son historias con las que nos hemos encontrado y por las que hemos también realizado procesos de formación vía Whatsapp para que lleven la comida a la casa como debe ser».
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Salud
Junto con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y unas 20 empresas miembro, Dividendo Voluntario ha entregado a centros de salud equipos portátiles para el suministro de oxígeno, laringoscopios, kits de protección, filtros, purificadores y dispensadores de agua, gen antibacterial, productos de limpieza e higiene, alimentos al personal de salud, a pacientes de covid-19 y a sus familias.
La organización ha atendido a 55.000 personas en cuatro hospitales de la región central del país: el Clínico Universitario, en el municipio Libertador del Distrito Capital; Hospital Domingo Luciani y el Hospital Ana Francisca Pérez de León II, ubicados en el municipio Sucre del estado Miranda; y en el Hospital Rafael Medina Jiménez, en el municipio Vargas del estado Vargas.
En estos centros de salud han tomado acciones, como entrega de agua a través de cisternas, instalación o reparación de pozos, tanques, bombas y conexiones, habilitación de puntos de hidratación, reparación de puntos de agua, mantenimiento correctivo de lavamanos, retretes y duchas, colocación de simbología de identificación de baños y separadores en retretes y duchas.
También rehabilitación de puertas de acceso, suministro de productos de desinfección y materiales de limpieza y de materiales de gestión de desechos sólidos y hospitalarios, destape de desagües, fumigación, dotación de equipos de protección para el personal y mantenimiento correctivo de iluminación.
KPMG Venezuela y EY Venezuela han logrado recaudar fondos para la compra de insumos y alimentos destinados al personal sanitario, así como también para el mantenimiento de hospitales centinelas.
En agosto, el Distrito 4370 de Rotary International lanzó el programa Porque todo es necesario, Rotary se une, que busca hacer donativos de mascarillas N95, braga de protección impermeable, máscara monolentes, artículos de limpieza y alcohol al 70% a 25 hospitales ubicados en el centro y oriente de Venezuela.
«Hay mucha necesidad. Los médicos no tienen ni cómo hacer un récipe», afirma la gobernadora del Distrito 4370, Roxana Catalán. «Con la pandemia no ha sido tan fácil como quisiéramos. Seguimos trabajando gracias a la solidaridad del venezolano y de las empresas y de alianzas con otras organizaciones. Estamos ampliando el círculo de trabajo. Ya no solo en hospitales centinelas, también en módulos y con organizaciones».
Señala que desde agosto ha llegado ayuda internacional, enviada por clubes de Rotary, fundamentalmente de Estados Unidos. Se trata de insumos de bioseguridad para el personal sanitario. Gracias a una donación de Rotary Canfield, en Ohio, EEUU, el distrito venezolano pudo donar 160 kits para médicos de hospitales de Caracas. El club rotario estadounidense, junto con la organización sin fines de lucro Mission of Love, también donó 150 kits que primero fueron enviados a la ciudad de Miami y posteriormente a Venezuela. Esto, gracias también a la gestión de Rotary San Félix (estado Bolívar).
«La primera semana de noviembre, Rotary Guayana entregó 80 nuevos kits con bragas, lentes, monolentes y guantes a los médicos de centros de salud de la ciudad. Pero esto no es suficiente. Hace falta mucho más que todo esto. En países desarrollados el personal de salud bota el tapaboca apenas sale de un área. Aquí lo estiran tres o cuatro días, por lo menos una mascarilla N95. Tenemos que cuidar a los médicos. Si no lo hacemos, ¿quién nos va a cuidar a nosotros?», añade Catalán.
Además de la covid-19, Rotary también ha luchado en Venezuela contra otras enfermedades. Ha realizado jornadas de vacunación contra la poliomielitis, fiebre amarilla y la difteria. En las jornadas también han aplicado la vacuna pentavalente y la vacuna MMR (sarampión, paperas y rubeola).
En octubre, 321 personas fueron vacunadas en jornada organizada por Rotary en Ciudad Guayana.
Educación
Por otra parte, Dividendo Voluntario para la Comunidad también ha apuntado a la educación, en riesgo por la crisis económica, la suspensión de clases presenciales y el colapso de los servicios de electricidad y telecomunicaciones, que hacen difícil y prácticamente imposible la escuela a distancia para muchos hogares, sin mencionar que muchos no cuentan con equipos electrónicos.
En lo que va de 2020 la organización se ha contactado con venezolanos en el exterior dispuestos a capacitar a maestros en Venezuela, agrega Carlos Dini.
En estos meses de pandemia, la Fundación Telefónica Movistar ha desarrollado actividades digitales como el Festival de las Culturas, Muévete por la Energía Solidaria (desafío deportivo virtual que reúne a la tecnología y la actividad física), sesiones de formación sobre nuevas tecnologías, teletrabajo, gestión del tiempo, seguridad digital, herramientas de Google y plataformas virtuales.
También programas de formación digital y gratuito para mejorar las competencias digitales de personas desempleadas o que quieran mejorar su empleabilidad. «Se trata de un proyecto que en pandemia logramos ampliar el alcance en materia de formación para el empleo». Venezuela cuenta con nueve cursos, seis ya finalizados. Más de 500 personas están inscritas y 250 culminaron los talleres.
«Esta pandemia vino a retarnos e ingeniarnos para ver qué hacer con el voluntariado estando en nuestras casas. Y logramos desarrollar una cantidad de actividades y estrategias en el plano digital», asegura Ana María Mancera, gerente general de Fundación Telefónica Movistar.
La pandemia también obligó a la fundación trasladar su proyecto local Sala Virtual Movistar de escuelas y hospitales, donde originalmente se llevaba a cabo, a la plataforma digital Zoom, donde más de 4.900 beneficiarios participaron en 74 actividades hechas desde el mes de junio de 2020 hasta los primeros días de noviembre. Algunas están relacionadas con la fotografía, capacitación de herramientas digitales y planes vacacionales digitales.
Antes de la pandemia, estas actividades se realizaban 25% de manera virtual y 75% presencial, pero luego pasó a ser 100% de forma virtual.
Para estas actividades, Telefónica ha creado alianzas con EmpoderaRSE, Banco del Libro, Unión Radio, Nestlé y Trabajo y Persona.
Mancera indica que la fundación también ha continuado con su proyecto bandera ProFuturo, un programa que inició en 2016 y que tiene como misión proporcionar educación digital de calidad a niños y niñas de entornos vulnerables. «La educación es un derecho humano. Cuando los niños no van a la escuela, no hay futuro. Inclusive estando presencialmente no hay garantía de que adquieran habilidades y estrategias para el futuro».
Explica que ProFuturo busca alcanzar la calidad educativa a través de cinco pilares: desarrollo profesional docente, acompañamiento pedagógico y soporte técnico, ecosistema digital (equipamiento y plataforma de aprendizaje), comunidad de intercambio de conocimientos, y sistema de monitorización y evaluación.
Agrega que en estos tiempos de pandemia, crearon actividades para potenciar la formación de docentes a través de plataformas digitales como WhatsApp Learning, mensajería de texto e Internet.