En 2019 la caja CLAP perdió la mitad del peso que tenía a inicios de año
Según la ONG Ciudadanía en Acción, a finales de 2019 la caja pesaba casi la mitad que en enero: pasó de 16 a 9 kilos en promedio. En 2016, cuando Maduro anunció el nacimiento del CLAP, las cajas pesaban 19 kilos y contenían 15 artículos. Hoy apenas llegan con 8 productos aproximadamente
“La otra vez una mujer, defendiendo a la revolución, dijo en una entrevista: ‘Fíjese usted, Maduro no es marido mío y me pone el mercado en la casa todos los meses. Ni el marido mío hace eso, lo hace Maduro’. Yo le llevo el mercadito. ¿Qué sería de Venezuela sin los CLAP?”.
Así dijo Nicolás Maduro el 14 de enero de 2019 ante la oficialista ANC cuando presentó la memoria y cuenta de 2018, el Plan de la Patria 2019-2025 y factores de corrección de su “programa de recuperación económica”. Prometió que este año mejoraría el sistema de distribución de las cajas de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) y que llegarían cada 15 días a los seis millones de hogares registrados en el sistema.
Pero no cumplió. De hecho, a medida que transcurrió el año fue reduciéndose no solo el número de familias receptoras sino también la cantidad de productos distribuida. Según la ONG Ciudadanía en Acción, a finales de 2019 la caja pesaba casi la mitad que en enero: pasó de 16 a 9 kilos en promedio. En 2016, cuando Maduro anunció el nacimiento del CLAP, las cajas pesaban 19 kilos y contenían 15 artículos. Hoy apenas llegan con ocho productos.
Gloria Quintero, una beneficiaria del CLAP que vive en la parroquia Altagracia, da fe de ello: en enero recibió una caja con 29 paquetes de distintos rubros. Y a fines de 2019, le llegaron apenas 11 empaques.
Quintero detalla que en diciembre recibió una caja con tres paquetes de arroz, una lenteja, tres kilos de pasta, dos harinas de maíz, una leche y un aceite. Por ella pagó 11.000 bolívares, 266,6% más que a inicios de 2019 cuando dio 3.000 bolívares por un CLAP que contuvo cuatro kilos de arroz, dos lentejas, dos caraotas, dos kilos de pasta, dos mayonesas, dos salsas de tomate, dos aceites, dos azúcares, cuatro harinas de maíz, seis atunes y dos kilos de leche.
“El CLAP ha desmejorado mucho este año”, asegura el especialista en desarrollo y seguridad alimentaria Edison Arciniega, director ejecutivo de Ciudadanía en Acción. La organización registra que en noviembre solo 35,02% de los 6,15 millones de hogares subsidiados recibieron la caja, lo que significa que al restante 64,98% no le llegó el CLAP.
Según Ciudadanía en Acción, organización que monitorea semanalmente 590 CLAP para levantar información sobre la periodicidad, volúmenes de productos, volumen de cajas y volumen de familias, entre enero y noviembre de 2019 la cobertura del CLAP cayó 36% al bajar el número de familias receptoras de 3,36 millones a 2,15 millones. En noviembre la caja no llegó en más de la mitad de los 6 millones de hogares que Maduro dice “proteger”: 3,99 millones de familias no la recibieron.
En febrero el número de cajas entregadas por mes aumentó de 6.016.478 a 11.602.653 unidades, pues fue cuando los venezolanos volvieron a movilizarse luego de que el diputado Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, se juramentara como mandatario interino de Venezuela.
Del segundo mes del año a noviembre la cantidad de paquetes CLAP distribuidos bajó 77,9% al disminuir de 11.602.653 a solo 2.562.250 cajas entregadas por mes.
“Estamos ante la pésima noticia para las familias venezolanas de que el único suministro que estaba llegando en condiciones de emergencia para las poblaciones en vulnerabilidad está desapareciendo, lo que conlleva a un incremento de la vulnerabilidad alimentaria, de la desnutrición aguda y aumento o sostenimiento de la desnutrición crónica”, dijo Arciniega.
A mediados de 2019 familias subsidiadas denunciaron que las cajas, en vez de contener algún producto de primera necesidad poco asequible en el mercado por la hiperinflación, llegaron con maíz para cotufas.
En el barrio José Félix Ribas, en Petare, donde más de 400 familias dependen del CLAP para medio comer, las cajas, que costaron 14.000 bolívares más 1.000 por el transporte, llegaron en diciembre con cuatro kilos de arroz, un kilo de pasta, uno de granos, dos de harina y tres de una leche “muy salada e incomible con la que uno no puede hacer ni un dulcito de leche”, según Rosiris Hernández, líder del CLAP en el barrio. “No nos llegó más nada. Ni azúcar ni aceite. Todo el mundo está decepcionado”.
La líder comunal recuerda que en enero recibieron una caja con dos aceites, cinco atunes, cuatro kilos de arroz, tres de pasta, dos caraotas, dos harinas, un sobre de mayonesa y otro de salsa de tomate, un azúcar y dos kilos de leche. “Antes la calidad de los productos era mucho mejor. Ahora está llegando un arroz que cuesta Dios y su ayuda para cocinarlo. Es horrible”, añadió.
Los beneficiarios de José Félix Ribas no reciben la caja cada 15 días, de hecho, puede tardarse más de un mes en llegar y cuando la retiran no contiene ni la mitad de todo lo que Maduro promete.
De acuerdo con Ciudadanía en Acción, el tiempo de entrega de las cajas pasó de 35 días en promedio a inicios de año a 48 días.
El pernil también perdió peso
Por cuarto año consecutivo el pernil vuelve a ser tema de conversación. No solo porque su precio en el mercado de aproximadamente 210.000 bolívares supere el salario mínimo de 150.000 bolívares aprobado hace apenas dos meses (en octubre), o de 2,3 millones por uno completo de 5 kilos, sino por las irregularidades en la distribución del alimento a través de los CLAP.
Para 424 hogares en José Félix Ribas apenas llegaron a mediados de diciembre 206 perniles, de solo 2,4 kilos los más pequeños y 3,2 kilos los más grandes, cuando en 2018 el pernil de menor peso que recibieron fue de 8 kilos. Incluso hasta recibieron de 10. Esta vez los líderes comunitarios encargados de los CLAP picaron por la mitad los perniles para que cada una de las familias recibiera el alimento, aun cuando en algunas casas viven hasta 6 u 8 personas.
“Tuvimos que darle una mitad a cada persona. A algunos les tocaba kilo y medio y se le dio solo un kilo porque no alcanzaba. La mayoría no esperó al 24 de diciembre y se lo comió el mismo día o al día siguiente. Un pernil de 2 kilos 200 para compartirlo en dos familias es poquito”, añadió Hernández, la líder del CLAP en el barrio.
Maduro prometió que en diciembre el pueblo comerá pernil, o por lo menos los seis millones de hogares registrados en los CLAP. “En el marco del Plan Proteína Animal, aprobé recursos por más de € 11,8 millones para el pago de 13.500 toneladas de pernil. ¡Nada nos detendrá!”, dijo el gobernante.
Fuentes de los sectores agroindustrial y agropecuario revelaron a TalCual que el Gobierno compró el pernil a varias empresas del sector privado venezolano con euros y dólares en efectivo ante la imposibilidad de hacer transferencias debido a las sanciones impuestas por EEUU. La otra modalidad es cancelar con alimentos para animales.
Sin embargo, en algunos empaques y etiquetas de los perniles que llegaron a las comunidades se observa que el alimento llegó de Rusia.
Varios beneficiarios mostraron su molestia ante la exigencia de los coordinadores del CLAP de hacer entrega de los perniles en horas de la madrugada, específicamente a las 3:00 am. En muchas de las entregas se les indicó que los números serían dados a partir de la 10:00 pm.
«Control social y extorsión alimentaria»
En 2019 comunidades receptoras de los CLAP también denunciaron imposición de condiciones por parte de los consejos comunales para poder acceder a las cajas. Por ejemplo, familias de algunos sectores aseguraron que durante la campaña “No + Trump” lanzada por el gobierno el 10 de agosto fueron obligados a firmar listas contra las sanciones de Estados Unidos.
“Condicionar por alimentos es un acto despreciable. No podemos politizar un derecho tan importante como el derecho a la alimentación, para que haya salud y neuronas debe haber buena alimentación”, expresó Arciniega.
Según la ONG Provea, “en los CLAP se extorsiona con la alimentación y eso, aparte del efecto regresivo por la pérdida de libertades, es una de las violaciones más evidentes del derecho a la alimentación”.
Marco Antonio Ponce, coordinador general del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), expresó que Maduro se ha aprovechado de la crisis para tratar de controlar a los venezolanos a través del estómago, y por eso en los sectores populares, sobre todo en los grupos más vulnerables, los CLAP se han convertido en una parte fundamental para sobrevivir en medio de la crítica situación.