En Baruta buscan soluciones por su cuenta para lidiar con la falta de agua (V)
Los vecinos de Baruta se han activado a través de cabildos abiertos, mesas técnicas y acciones conjuntas con las autoridades locales para paliar de alguna manera los efectos que sufren por la falta de agua
Entre los cortes programados, el esquema de racionamiento y las más de 100 fugas en tuberías de calle, el servicio de agua en el municipio Baruta cumplió más de dos años sin regularizarse y sus residentes coinciden en que el suministro cada día es más deficiente y en algunos sectores es casi inexistente. Los baruteños siguen exigiendo a Hidrocapital una solución aunque sus reclamos caigan en oídos sordos, pero mientras, voltearon la mirada a sus autoridades locales, que si bien no son los responsables directos de los problemas de agua que sufre el municipio, pueden tomar acciones que en alguna medida los ayude a lidiar a corto y mediano plazo.
Entre tantas protestas y reuniones pudieron concretar una asamblea ciudadana en cabildo abierto para declarar la emergencia y tener un espacio político en el cual, desde la misma comunidad, se presenten posibles propuestas para mejorar la situación.
Baruta ha sido una de las localidades metropolitanas que desde 2016 sufre un racionamiento continuado que según Hidrocapital ha tenido varias razones: el fenómeno El Niño, la sequía, averías temporales en el sistema Tuy, roturas de tuberías en la zona y cortes programados por mantenimiento. Pero en la práctica, los vecinos desconocen las causas aunque sí sufren las consecuencias de no contar con el suministro todos los días de la semana y vivir en zonas que forman parte de un esquema de racionamiento que ni siquiera se cumple.
Sandra Fernández vive en la parte alta de Santa Paula, con su madre y abuela de 68 años y 80 años respectivamente. Como el problema se acentuó desde 2016, para tener una regularidad mínima de agua tuvieron que comprar y adecuar un tanque para su casa. «Físicamente ni mi mamá, ni mi abuela pueden estar llenando envases y menos cargando agua así que tuvimos que gastar un dineral para resolver por nuestra cuenta porque además de los gastos del tanque hemos tenido que pagar por cisternas».
A regañadientes se habían acostumbrado al plan de racionamiento que desde hace dos años les marcaba la rutina pero, desde abril de este año, ese esquema dejó de cumplirse y desconocen cuáles y cuántos días estarán sin agua.
A veces llega una vez a la semana pero no el mismo día, así que han ido adivinando cuándo entra agua de la calle y durante el tiempo que permanece aprovechan para llenar el tanque hasta donde alcance.
«Cada semana reviso continuamente las redes sociales de Hidrocapital para saber qué razones dan para no tener servicio y cuando no es una avería es porque según hay mantenimiento, o dicen que la van a quitar pero que la restablecen en 48 horas y resulta que cuando uno abre las llaves sigue saliendo aire».
Durante la primera semana de julio, por lo menos 5 sectores del municipio pasaron 5 de los 7 días sin servicio.
El lunes 2 de julio, los vecinos del sector Ojo de Agua amanecieron trancando la vía que lleva hacia el Centro Comercial Concresa porque ya sumaban dos semanas sin agua y ninguna autoridad les informaba si era una falla específica o si el servicio se quedaría suspendido durante otra semana más.
Ni que decir de quienes viven en Lomas de la Trinidad: su calendario marca 180 días sin recibir el servicio por tuberías, lo que se les ha convertido en seis meses de gastos extras pagando cisternas para poder subsistir. En las seis torres de edificios de la urbanización El Naranjal, igual que en Las Danielas y Guaicay pasan hasta tres semanas sin recibir una gota de agua y durante la semana que la reciben escasamente llegan a 24 horas distribuidas en los 7 días.
“Tenemos que gestionar las contingencias para tratar de solucionar la crisis”, se planteaba un grupo de vecinos durante un cabildo abierto que se realizó el pasado 12 de julio, que contó con la presencia de más de 200 vecinos, representantes de la alcaldía y del Concejo Municipal.
La queja reiterada de los residentes era que hasta ahora las protestas se habían limitado a convocar a Hidrocapital para exigir soluciones, pero que esta medida no solo era poco eficiente sino que perdía efecto porque el problema se agravaba y nadie daba respuestas específicas. “Protestar en la calle solamente funciona como mecanismo de presión en un país normal, pero esa no es nuestra situación. Aquí tenemos que seguir protestando y a la vez apropiarnos del conocimiento para seguir exigiendo nuestros derechos pero gestionar verdaderas soluciones”, señaló Alba Marina Gutiérrez, vecina de Baruta y participante del cabildo abierto.
Como en otros municipios, en Baruta también se conformaron Mesas Técnicas de Agua, unas 20 aproximadamente pero para mejor articulación crearon una Comisión Técnica con especialistas en la materia y además decidieron nombrar una autoridad o unidad administrativa que sirviera de enlace entre la comunidad e Hidrocapital. A la vez derivaron responsabilidades específicas hacia el Concejo Municipal y la Alcaldía para que asumieran acciones que sí podían atender como, por ejemplo, reglamentar el cobro de los camiones cisternas, a través de una ordenanza.
Durante el cabildo abierto, el director general de la alcaldía de Baruta, Claudio Ripa, aseguró que como institución entendieron parte de la responsabilidad que tenían ante los vecinos. “No estamos esperando que Hidrocapital dé la solución definitiva porque es compleja, así que hemos tomado algunos paliativos: crear una cuadrilla especial para botes de agua blancas; contratar técnicos para hacer un estudio de factibilidad de pozos de agua para rescatarlos y activarlos”.
María Eugenia Redondo, ingeniera hidráulico y miembro de la red de vecinos del municipio, explica que como la situación se ha ido agravando al punto de que cada vez hay más zonas que se quedan sin servicio por meses, fueron concretando acciones que venían siendo discutidas desde 2015 y como comunidad la primera medida a corto plazo era recurrir a las autoridades inmediatas que los ayudaran a hacerlas efectivas.
Redondo es parte del equipo que realizó el informe llamado Plan de Gestión de Emergencia del Servicio de Agua, que sirve como marco de referencia al gobierno local para «adoptar políticas para tomar decisiones y ejecutar acciones que mitiguen los efectos, previendo el impacto que una nueva crisis del servicio del agua tendría sobre los habitantes de Baruta».
Algunas de las propuestas presentadas en el informe apuntan a la identificación y reactivación de pozos de agua subterránea que permitirían solventar una parte del problema dentro del municipio porque dentro de sus límites hay unos 10 pozos construidos hace más de 20 años que ya fueron operados por Hidrocapital pero dejaron de utilizarse como reserva. En el levantamiento de datos detectaron que, por ejemplo, hay un pozo en la zona de Prados del Este que dejó de funcionar en la década de los 90 y se le debe realizar un estudio de viabilidad para saber si el agua puede ser apta nuevamente para consumo humano. Se estima que en el Área Metropolitana existen entre 20 y 25 pozos que pueden reactivarse.
Aproximadamente 40% de las zonas del municipio Baruta son sectores ubicados en puntos geográficos altos, como Colinas de Bello Monte, Valle Arriba o Terrazas del Club Hípico e incluso zonas con características de montaña como Monterrey, Chulavista y Charallavito que reciben suministro durante una semana al mes porque en estos casos se depende aún más de los sistemas de bombeo para que la presión del agua permita que se surtan del embalse Lagartijo.
A esto hay que añadir que según el diagnóstico hecho por la alcaldía y los vecinos entre 30 y 40% del agua que pasa por las tuberías se desperdicia debido a unos 100 botes registrados por fugas y averías.
Redondo señala un caso ejemplarizante de este problema: lo que ocurre en las zonas altas de San Luis y Santa Paula que son afectados por la falta de presión pero tienen un bote de agua que tiene casi cinco años en los alrededores del centro comercial Vizcaya.
La alcaldía resolvió crear cuadrillas de reparación que trabajaran en las fugas de tuberías de dimensiones no mayores a una pulgada de diámetro porque Hidrocapital es el ente que tiene la operatividad necesaria para atacar las fugas de mayor gravedad.
Otro de las propuestas surgidas entre la red de vecinos, la alcaldía y el concejo municipal es que se programe, conjuntamente acordado con Hidrocapital, el cierre de algunas válvulas que surten a zonas más bajas para que llegue agua potable a sectores ubicados en zonas altas y así la presión del bombeo permita darles un poco más de tiempo en el suministro.
“Esto requiere acciones a corto y mediano plazo pero sabemos que para que haya una solución a largo plazo las medidas estructurales debe realizarlas Hidrocapital. Lo que podemos decir es que la insistencia y el seguimiento de los vecinos -y eso lo sentimos como un logro- hizo que por primera vez en mucho tiempo se destituyera a los militares que estaban en la directiva de la hidrológica y permitió que las autoridades que ahora están al frente, tanto de Hidrocapital como del Acueducto Metropolitano, sean personas conocedoras de la gestión del agua», señaló Redondo.