En Colombia muestran pruebas del deterioro del gasoducto Antonio José Ricaurte
El desmantelamiento del gasoducto Antonio José Ricaurte fue comprobado en septiembre de 2022 cuando Pdvsa Gas envió a dos cuadrillas para comprobar el estado de su infraestructura y, encontró que cerca a la frontera colombo-venezolana habían desenterrado y retirado una parte del tubo. No pudieron continuar la inspección «por la presencia de personas armadas que pusieron en grave riesgo la integridad física del equipo evaluador», según una denuncia que la estatal venezolana hizo ante la Fiscalía de Colombia
La petrolera colombiana Ecopetrol está analizando las propuestas de Pdvsa para traer gas desde Venezuela a partir de diciembre de 2024 y, uno de los puntos más complejos para lograr ese cometido en ese plazo será poner el tubo a punto luego de años de deterioro que involucraron saqueo, válvulas ilícitas, robo de partes de la tubería y años sin servicio de vigilancia ni mantenimiento. La emisora Blu Radio presentó las pruebas de ese deterioro.
Según la denuncia que Petróleos de Venezuela hizo hace un año ante la Fiscalía General de la Nación en Colombia, se destacó que la infraestructura está «sufriendo inicialmente el saqueo de las estaciones de bombeo» y «hoy en día el desmantelamiento de parte del tramo o tubería», debido a que la estatal venezolana dejó de pagar vigilancia privada desde 2019.
El desmantelamiento fue comprobado en septiembre de 2022 cuando Pdvsa Gas envió a dos cuadrillas para comprobar el estado del gasoducto y encontró que cerca a la frontera habían desenterrado y retirado una parte del tubo y no pudieron continuar la inspección «por la presencia de personas armadas que pusieron en grave riesgo la integridad física del equipo evaluador».
Las imágenes que de lo que debería ser el gasoducto en ese punto de la frontera entre Colombia y Venezuela son reveladoras pero es probable que la situación actual sea aún más complicada.
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El gasoducto en Colombia parte de una estación de Pdvsa cerca del complejo Ballenas en Manaure (Guajira). Esa estación está abandonada y sin vigilancia desde hace años y habitantes de la región han retirado elementos como tejas y cables a lo largo de ese periodo. Las imágenes de Google Earth permiten dar cuenta del faltante del techo.
Del otro lado de la frontera el gasoducto se extiende a lo largo de unos 113 kilómetros donde el tubo tiene continuidad. El problema allí son las válvulas ilegales. Familias que viven cerca del tubo en su recorrido por Venezuela han usado puntillas y medios artesanales para conectarse a él.
El gasoducto Antonio Ricaurte tiene un tramo adicional que pasa bajo las aguas del lago Maracaibo en Zulia. Hasta hoy es un misterio el estado de ese tramo y Pdvsa tendrá que enviar buzos y robots a revisarlo.
El otro punto importante es cuánto físicamente este gas es para Colombia. Aunque el gasoducto Antonio Ricaurte tiene la capacidad de transportar 450 millones de pies cúbicos (45% del consumo de Colombia), físicamente vendría del campo Cardon IV y tiene que pasar por un sistema de transporte que tiene una menor capacidad: Ulé-Amuay.
Ulé Amuay tendría la capacidad de enviar a Colombia (como capacidad excedentaria) unos 60 millones de pies cúbicos (6% de la demanda colombiana)
Según un mapa oficial de los sistemas de Pdvsa, actualmente se está haciendo una ampliación. Varios medios venezolanos reseñaron la adjudicación de la obra en mayo de 2023 citando una publicación de la compañía en sus redes sociales.
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