Según Ochoa Antich, Rodríguez Torres no ha sido presentado a la audiencia preliminar
En una carta pública, Ochoa Antich denunció que Rodríguez Torres no tiene contacto alguno con otros presos políticos
El político Enrique Ochoa Antich denunció este domingo 4 de octubre que Miguel Rodríguez Torres se encuentra incomunicado y aseguró que es una vergüenza que quienes en su momento disfrutaron de condiciones de detención, que hoy cualquier preso político envidiaría, como fueron las de Chávez y sus compañeros en Yare, hoy apliquen medidas tan duras.
Ochoa Antich se dirigió a Nicolás Maduro y expresó que Rodríguez Torres no tiene contacto alguno con otros presos políticos. Además, agregó que, durante estos dos años y medio de detención, según me informan sus familiares, aún no ha sido presentado a la audiencia preliminar, en una violación flagrante del debido proceso».
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En una carta pública, Ochoa Antich cuestionó a Maduro: ¿cuál es la razón por la cual los detenidos militares por razones políticas no tuvieron de usted el beneficio del indulto cuando hace poco, en una medida que lo enaltece, lo dictó para más de 100 presos políticos civiles?
Rechazó que un beneficio como ese pueda ocasionar nuevos alzamientos militares y le recordó a Maduro que participó en la organización de la solicitud de amnistía para los militares presos con ocasión de las intentonas golpistas de 1992 y haber sido quien planteó ante la Cámara de Diputados de la época el debate sobre el asunto en su condición de diputado presidente de la Comisión de Política Interior.
Ochoa Antich, insistió en «la necesaria reconciliación de todos los hijos de la patria».
A continuación el texto de la carta abierta de EOA a Maduro:
Caracas, 5 de octubre de 2020
Ciudadano
Presidente de la República
Nicolás Maduro Moros
Miraflores
Presidente:
Me dirijo a usted, a través de esta carta pública, a los fines de plantearle en particular la situación del general Miguel Rodríguez Torres pero la de todos los procesados militares por la comisión del delito político de rebelión militar. Ojalá usted, en su doble condición de jefe de Estado y comandante en jefe de la Fuerza Armada, pueda valorar mis planteamientos.
Rodríguez Torres se encuentra detenido, como usted sabe, desde marzo de 2018. Durante estos dos años y medio, según me informan sus familiares, aún no ha sido presentado a la audiencia preliminar, en una violación flagrante del debido proceso.
Pero no quiero hablarle aquí de asuntos legales sino de un asunto político que llama poderosamente mi atención: ¿cuál es la razón por la cual los detenidos militares por razones políticas, al menos algunos de ellos, no tuvieron de usted el beneficio del indulto cuando hace poco, en una medida que lo enaltece, lo dictó para más de 100 presos politicos civiles? Le aseguro que es una pregunta que se hace la gran mayoría de venezolanos. Ojalá considere usted, como principal autoridad política y militar de la Fuerza Armada, la adopción de medidas humanitarias de este tipo para tantos integrantes de la familia militar venezolana.
Quizá le dirán que no puede hacerse porque la impunidad frente al delito de rebelión militar conllevaría a estimular nuevas acciones de ese tipo. Puedo decirle, con la autoridad que me da el haber participado en la organización de la solicitud de amnistía para los militares presos con ocasión de las intentonas golpistas de 1992 y haber sido quien planteó ante la Cámara de Diputados de la época el debate sobre este complejo asunto en mi condición de diputado presidente de la Comisión de Política Interior, que si ese hubiese sido el criterio que hubiésemos tenido entonces quienes ostentábamos funciones de gobierno ejecutivo o legislativo, los alzados del 4F y del 27N seguirían hoy tras las rejas. Antes por el contrario, sé, porque conozco su cultura desde mi propio hogar de nacimiento, que el conjunto de la institución sabría agradecer ese gesto magnánimo, no importa lo que le digan algunos de sus cuadros más radicalizados. Tengo la certeza de que el general Vladimir Padrino compartirá mi opinión.
Se me ha informado que Rodríguez Torres se encuentra incomunicado en una celda de aislamiento, sin contacto alguno con otros presos políticos. Es una vergüenza que quienes en su momento disfrutaron de condiciones de detención que cualquier preso político envidiaría, como fueron las de Hugo Chávez y sus compañeros de prisión en Yare, apliquen hoy medidas tan duras. Usted recordará que Chávez y los otros detenidos se encontraban en una casa anexa y no propiamente en la prisión de Yare, tenían abiertas sus celdas prácticamente todo el día, gozaban de jardines donde podían ejercitarse y de la luz del sol sin restricción alguna (la primera vez que conversé con Arias Cárdenas, fue paseando con libertad por un parque anexo), tenían su propia cocina y su propio comedor, recibían periódicos y libros, e incluso realizaban verdaderas asambleas políticas bajo un quiosco (allí llevé a Teodoro Petkoff y tuvimos una asamblea de debate con los detenidos sin ser importunados para nada). Ojalá y quienes detentan el poder, muchos detenidos entonces, ofrezcan a los detenidos de hoy condiciones similares que otorgaron gobiernos democráticos que con sobradas razones fueron criticados por nosotros pero que respetaron reglas de convivencia democrática mínimas.
Pero sobre Rodríguez Torres quiero agregarle un imperativo moral más: al igual que más de otros 30 detenidos militares, padece problemas de salud que sólo empeoran en las condiciones de su detención. Se me ha explicado que adolece de contratiempos óseos que reclaman de una terapia oportuna, a riesgo si no de daños irreversibles. ¿No es acaso ésta, razón suficiente para considerar alguna medida humanitaria para con él, como por ejemplo la detención en su casa de Maracay por cárcel? No dude que si usted adopta esa medida, con alguien que además fue parte destacadísima de su movimiento político desde los tiempos del 4F y antes, la familia militar se lo sabrá agradecer. Que sea usted recordado por su indulgencia y no por su severidad.
Es todo, señor Presidente. Créame que cuanto aquí le expongo, está concebido por una genuina preocupación por la democracia y por la paz, e impulsado por el sueño de reconciliación entre todos los hijos de la patria, reconciliación de la que en buena medida depende la superación de nuestras dificultades actuales como nación.
Al despedirme, me suscribo de usted,
Enrique Ochoa Antich