Ensalada rusa, por Laureano Márquez
Apartando la naturaleza pitiyanqui de quien suscribe –que además de haber entrenado recientemente con la CIA durante 22 días seguidos, con los gastos «cubridos» por el Departamento de Estado, llega al extremo de la adulancia de cumplir años el día 4 de julio, como Tom Cruise–, no sé qué pensará el chavista de a pie (ese que no se está forrando de billete y que cuando venga el conflicto tendrá que poner su cuerpo para las balas y pagará, junto con nosotros, los escuálidos, los costos del embargo de la hipotética guerra que, además, seguro, perderemos) sobre nuestra alianza con el imperio ruso.
Vamos por partes: aunque yo no fuese, como soy, admirador de la política v exterior de George W.
Bush y del proceso de pacificación que este magnífico intelectual ha promovido en Irak, igual preferiría una invasión gringa a una rusa. Para comenzar, cualquiera de nosotros sabe, al menos, media docena de palabras en inglés. De modo que, ante la arremetida de un marine furioso, uno puede, aunque sea, suplicar: «¡please stop!». Pero, sinceramente, cuántos de nosotros sabemos cómo se dice en ruso «cuidado, no dispares». Si hasta los que fuimos izquierdosos, lo único que sabemos es «tovarich», qué queda para el pueblo. ¿Cómo le vendes tú una empanada a un soldado ruso? ¿Cómo le explicas que esa chama a la que pretende echarle los perros es tu novia? Caramba, cualquier pendejo puede decir en inglés «Hey, is my girl friend«, pero cómo se dice en ruso.
Y lo peor, cómo se escribe en un idioma que tiene un alfabeto al que mientan cirílico, donde la «i» es una «ene» pero con el palito al revés, la «g» es una «r» y la «eñe» es «j». Uno de los gringos tiene información estratégica que no tiene de los rusos: –¿Qué comida rápida come un ruso? –¿Cuál es su Mickey Mouse? –¿Qué superhéroe resuelve sus problemas? –¿Qué deporte los vuelve locos? –¿Cuántos deportistas venezolanos tienen contratados? –¿A qué parte de Rusia lleva uno a los niños en agosto? –¿Necesitamos visa para entrar a Rusia? –¿Qué moneda tienen? –¿Se consigue ropa barata en San Petersburgo? –¿Qué es San Petersburgo? En fin, uno sabe cómo luchar contra un invasor gringo, uno vio Rambo y conoce los entresijos del alma americana, porque aquí, seamos honestos, hasta Esteban es pitiyanqui, pero, con los rusos, con los rusos la vaina se complica. Los aviones llegaron ya y llegaron bailando en casachó.
Ojalá traigan algún icono de la Virgen del Perpetuo Socorro al que encomendarnos, porque, amigos míos, este país se fue al ñarajo…