Entre charlatanes te veas, por Simón Boccanegra
La distancia entre las manos y la boca de Chávez se está haciendo sideral. Tanta faramalla sobre la «participación» y el «protagonismo» y la verdad es que no ha habido régimen más de petit comité, de conciliábulo, de trastienda que este. Cuando, en 1943, Medina promulgó la Ley de Hidrocarburos, fue después de un debate nacional, con actos de masas incluidos y finalizando con un gigantesco mitin en Los Caobos. La Ley de Reforma Agraria, en 1961, fue resultado de una amplísima contribución de expertos de todas las pintas políticas e ideológicas, también en medio de un debate nacional, parlamentario y extraparlamentario. Ahora, la nueva Ley de Hidrocarburos y la Ley de Tierras han sido elaboradas prácticamente en secreto, excluyendo al pueblo del conocimiento de lo que se cocina. Leyes que son como subconstituciones, dada su incidencia en la vida de todos los venezolanos, no han tenido más protagonistas en su elaboración que Chávez y sus áulicos. ¿Participación? Opiniones aisladas sobre ellas se han producido. ¿Dónde se procesan? ¿Dónde son atendidas y confrontadas? Irónicamente, a la única ley que ha sido elaborada con intensa participación protagónica de distintos sectores, la de Educación, Chávez amenaza con caerle a batazos. ¡Cuánta charlatanería!